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Decidí salir del baño primero, en caso de que alguien estuviera despierto.  Listo: Dulce tenía la cabeza levantada sobre el sillón.  Me miró con una sonrisa torcida, sacudió la cabeza y volvió a dormirse.  Me reí suavemente y me recosté en mi asiento.  Poncho entró poco después y como yo no estaba tan cansada como él, lo dejé acostarse en mi regazo.  Observé cada detalle de su rostro que conocía tan bien.  Acaricié su piel desde la sien hasta la barbilla, sintiendo que la barba comenzaba a crecer.  Continué acariciando a Poncho hasta que yo también me dormí, solo me desperté cuando Chris me dio un codazo en el brazo, susurrando:

- Cualquiera, ya vamos.

- ¿Eh?  Abrí los ojos con sueño.  - Ah ahí.  Ponchos, despierta.

Abrió los ojos, parpadeando ante el brillo repentino.  - ¿Qué?

- Vamos a aterrizar.

Él asintió y se sentó a mi lado nuevamente, descansando su cabeza en mi cuello después de que abrochamos el cinturón de seguridad.  Noté que estaba durmiendo de nuevo, me reí suavemente, acariciando la parte de atrás de su cuello.

- Psst, dormilón, - le susurré en la mejilla, - despierta.  Ya llegamos.

Fuimos al hotel, tendríamos unas horas libres.  Poncho y yo íbamos a compartir habitación en la gira por primera vez, así que cuando se volvió a dormir decidí bajar a desayunar.  Cuando estaba subiendo al ascensor, Carlos corría por el pasillo y me pidió que sujetara las puertas, así que lo hice.

- Buenos días, ¿vas a desayunar?  - dijo jadeando.

- ¿Sí y tú?

- También.  ¿Puedo unirme a ustedes?  - preguntó Carlos, me mordí la mejilla por dentro.

- No veo problema - respondí por cortesía, de hecho sabía muy bien que si Poncho nos veía a mí ya Carlos juntos tendría que soportar otra crisis de celos.  Pero como realmente no vi ningún mal allí, acepté.  Fuimos juntos hablando de la gira, los próximos pasos y los nuevos proyectos.

- Pero entonces, Any… ¿Qué tenías?

- Oh, tuve un pequeño problema de salud, pero ya estoy bien – respondí, tomando un sorbo de jugo de naranja.

- Eso es bueno, una mujer tan hermosa como tú no puede permanecer escondida.  – dijo sonriendo.  Maldita sea, era lindo.  ¡ANAHÍ!  ¡RECUERDA EL PONCHO!  Pensé, irritado conmigo mismo.

- Gracias, es amable de su parte.  - Me reí.

- No digo más que la verdad.  - tomó mi mano, acariciándola - Estoy encantada para ti, Anahí.  Sabía que eras hermosa, pero en persona… - respiró hondo, haciendo un ruido divertido – superas todas las expectativas.

- ¿Estoy molestando?  - Escuché una voz masculina hablar, en un tono serio.  Cerré los ojos, apretándolos para cerrarlos.  Era Poncho.

poncho punto de vista

- Hola mi guapo - dijo ella, sacando su mano de debajo de la de Carlos - Claro que no estás molestando, siéntate aquí conmigo - se rió nerviosa.

- Buenos días, Alfonso - Me saludó el chico cuando me senté.

- Carlos – Negué con la cabeza a modo de saludo.

- Si, entonces... - Miré a Anahí con las cejas levantadas, buscaba desesperadamente un tema común para los tres.  - Estuve aquí hablando de la banda con Carlos.

- Disculpe, necesito atender una llamada - mintió, retirándose.

- ¿Es cierto?  - La miré seriamente.

- Es mi amor.  Ven aquí, ni siquiera me dijiste buenos días - trató de besarme, pero volví la cara - ¿Qué pasa?

- Bueno, déjame pensar.  - dije, rascándome la barbilla - Aparte de que mi novia - enfaticé esta parte - a quien no había visto en más de un mes, me dejó sola en la habitación para tomar un café con otro chico, no fue nada.  - Mordí una manzana, fingiendo indiferencia.  La escuché suspirar.

- Poncho, no tiene nada que ver... yo y Carlos... no.  - Ella sacudió su cabeza.

- DE ACUERDO.  - Hablé.

- Bebé, mírame... - interrumpió una camarera a Anahí:

- Disculpe, señorita.  El Sr. Carlos se disculpó por no poder regresar, dijo que tenía una emergencia y envió esto: colocó una canasta de galletas en la mesa y se fue.  La miré y saqué la nota de la cesta:

Linda Cualquiera:

Perdóname por no poder desayunar contigo, ya que Alfonso nos interrumpió.  ¿Cenarás conmigo hoy después del espectáculo?

Un beso grande Carlos.

Dejé caer la nota frente a ella.  - Siento haberte interrumpido.

- Poncho, para.  Soy tuyo, lo sabes.  dijo, rozando su nariz contra la mía.  No podía enojarme con ella de todos modos.

"Entonces será mejor que le aclares eso", siseé, "o lo haré".

- Ay mi amor - dijo Anahí, imitando a un bebé.

- Tendré que resolver esto pronto.

- ¿En que?

- Con todos rodeándote y todo... Sé que siempre ha sido así porque eres la mujer más hermosa del mundo, pero antes era diferente, no eras mi novia.  No me voy a acostumbrar a esto – la miré, quien sonreía de oreja a oreja.  - ¿Que pasó?

- ¿Soy la mujer más hermosa del mundo?  preguntó, besando mi barbilla.

- Mmmm.

- ¿Y sabes lo que eres?  ¿Además de ser el chico más guapo del mundo?

- ¿Qué?  Pregunté a regañadientes.

- El novio más celoso, el más lindo, el más perfecto del planeta - rozó sus labios con los míos.  Me reí, tirando de ella hacia mi regazo.

- No puedo seguir enojado contigo, enana.

- Así que no te quedes, porque soy tuyo.  Siempre para siempre.  - ella me besó.

Lo que nadie imaginaba era que Carlos miraba la escena desde lejos, hablando por teléfono.  Había fallado, pero eso no iba a durar mucho.  Tenía una misión que cumplir y estaba realmente interesado en Anahí.  Sintió que le hervía la sangre al verlos reconciliarse, les dio la espalda y volvió al dormitorio.

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