enseñame

20

Como necesitaba descansar, me quedé en casa de mi madre.

- Cualquiera, bebé... - Dijo una tarde después de que yo hubiera vomitado todo mi almuerzo - No estás progresando;  no puede retener nada y cada día está más débil y pálida.  Me aterra, hija.  No quiero verte pasar de nuevo por todo el sufrimiento de esa maldita enfermedad.  Y ahora que no eres solo tú... - dijo ella, tocando mi vientre.

- Mamá, no tengo anorexia ni bulimia.  No se preocupe.  Soy débil, eso es todo.  He estado tan ocupado con los espectáculos que me he olvidado por completo de mi comida.  Y, quité su mano de mi estómago, no estoy embarazada.  (n/a: en serio chicas, no está embarazada :D)

Ella asintió y se retiró.  Al rato sonó mi teléfono, era Ponchito.

"Te extraño mucho", dijo tan pronto como respondí.  Mi corazón se apretó dentro de mí.  - Me muero por cumplir.

- Yo quería estar contigo ahora.

- Mejórate pronto, necesito a mi pareja.  Ya no soporto bailar sola y cantar nuestras canciones con Maite.  Es extraño - me reí.

- Lo sé amor, pronto estaré contigo.  ¿Dónde están ustedes?

- Guatemala.  Tan cerca... - dijo.

- Y al mismo tiempo tan lejos.  - completado.

- ¿Cómo estás?  - preguntó preocupado.  - Han pasado 3 semanas, amor.

- Mañana por la mañana voy de nuevo al médico.  Todavía no puedo retener nada.  - Suspiré.  No quería preocuparlo, pero tampoco quería mentir.  Escuché su suspiro de frustración al otro lado de la línea.

- No puedo imaginarte así, Any.  No lo soporto, es demasiado para mí.

- Me estoy esforzando mucho, Poncho.  - dije, ofendido.

- Yo sé amor.  Sé cuánto trabajas y cuánto sufres;  eso es lo que me frustra.

Escuché su bostezo reprimido, sabía que estaba cansado.  - Ve a dormir, ¿de acuerdo?  Hablaremos mañana.

"No quiero", murmuró.  Me reí suavemente, él siempre sería mi bebé.

- Vamos bebé.  Yo te amo.

- Yo también mi amor.  Mas que todo.

- Alguna vez.  Buenas noches, Poncho.

- Buenas noches mi vida.  - respondió, y colgué.  Me recosté contra las almohadas, sonriendo.  Por primera vez me permití imaginar cómo sería mi vida con Poncho, si alguna vez me casaba con él.  Mis amigos me juzgaron por no mencionarlo, pero no entendían lo doloroso que sería para mí permitirme soñar con eso, y de repente todo se vino abajo.  No podía soportar ver que eso sucediera;  era más seguro y saludable privarme de ese sueño.  Pero en ese momento, no pude reprimir la imagen en mi mente: yo entrando a la iglesia y Poncho esperándome en el altar.  Me imaginé feliz, con uno o dos niños que tendrían su sonrisa.  Después, volví a guardar todo eso dentro de mí.  Poncho no habló de matrimonio, nunca.  Me contentaría con estar cerca, como él quisiera.

<b>Poncho POV</b>

Colgué la llamada y mi fondo de pantalla apareció en la pantalla.  Era viejo, pero lo guardé allí para recordarme siempre el día exacto en que me enamoré de él.

Estábamos grabando y fue la primera vez que la besé.  Pareció sorprendida al principio, pero pronto sentí su lengua deslizarse sobre la mía, así que la abracé más cerca y sentí que algo cambió drásticamente dentro de mí.  El guión decía que era solo un beso rápido, pero hicimos mucho más que eso.  Cuando vi la escena terminada, pude ver lo especial que había sido para los dos.  Nunca tuve el coraje de decirle lo que sentía, solo recuerdo cada vez que la tuve en mis brazos así, deseando que fuera mía.  Y ahora lo es.