enseñame

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Poncho POV:

Yo estaba en casa con los otros cuatro.  Había ido al hospital y nada había cambiado.  Perla todavía estaba inconsciente y yo todavía estaba enojado con ella.

- Cualquiera no volverá a mí - dije mientras me dejaba caer en el sofá.

- ¿Qué significa eso, Poncho?  Cariño me miró.

- Lo que pasó anoche no fue una forma de decir que quería estar conmigo.  Ella se estaba despidiendo.  - Pongo mis manos en la cabeza encima de la cabeza.

- Tú no sabes eso.

- Yo la conozco.

- Cualquiera se preocupa por ti.

- Ella no me ama.

Dulce suspiró, y Maite dijo: - Tú no sabes nada.  Mira, dale algo de tiempo.  Cualquiera no es como las mujeres a las que estás acostumbrado.  Ella se asusta fácilmente.  La última vez que alguien mencionó ponerse serio ella renunció a todo y cambió de estado, ya sabes lo que pasó con Velasco.  Esto no es tan malo como parece.

- ¿Crees?  - Miré a Maite, sintiendo un poco de esperanza.

- Poncho, ella hizo eso porque sus sentimientos la asustan.

- ¿Por qué lo hizo?  ¿Ella no confía en mí?

- Ella no confía en sí misma.  Pero necesitas confiar en mí.  - Dijo Mai, abrazándome.  - Ve a darte una ducha, luego saldremos a comer.  Ucker dice que podemos tener una noche de póquer aquí.

- Quiero verla.  - Maite palideció.  - ¿Que pasó?

- Ella no estará en casa.

- ¿Vas a salir?

- Ella va.

¿Con quien?  - Solo me tomó unos segundos recordar: - Alex.

Dul asintió.  No podía creer que ella me iba a hacer esto.  fue cruel  Decidí tomar una ducha para distraerme.  Abrí el agua, dejando que el vapor calentara el baño antes de entrar.  El reflejo en el espejo me sobresaltó.  Círculos oscuros debajo de mis ojos cansados, mi postura una vez confiada ahora se desplomó.  Me veía horrible.  Cuando entré a la ducha, dejé que el agua me corriera por la cara, manteniendo los ojos cerrados.  Anahí no se me quitaba de la cabeza.  No era la primera vez;  La veía cada vez que cerraba los ojos.  Ahora que ya no era mía, era como estar atrapado en una pesadilla.  la extrañaba  Dios, la echaba de menos, y todo lo que había pasado se metía cada vez más en mi cabeza.  Con las manos apoyadas en la pared de la ducha, cerré los ojos.

- Por favor regrese.  - dije en voz baja.  No podía oírme, pero eso no me impedía desear que regresara y me salvara del dolor que sentía sin ella.

Lo que dijeron las chicas tenía sentido.  Ambos teníamos una manera horrible de lidiar con nuestras emociones, y supe en el momento en que me di cuenta de que me había enamorado de ella que me iba a destruir.  El agua caliente lavó la ira y el miedo, y un nuevo optimismo se apoderó de mí.  No era un idiota que no tenía idea de cómo conquistar a la mujer que amaba.  En algún lugar de mis sentimientos por Any, lo había olvidado.  Era hora de volver a creer en mí misma y recordar que Any no era solo una mujer que podía joderme el corazón, también era mi mejor amiga.  Sabía cómo hacerla sonreír y sus cosas favoritas.  Todavía tenía una carta.  Después de salir a comer, nos quedamos en casa viendo una película, todos juntos.  Excepto ella.

Agarré mi teléfono celular que había comprado horas atrás, luchando contra el impulso de llamar a Any por décima vez.

- ¿Por qué no llamas ya?  preguntó Ucker.