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El tiempo pasó rápido, y pronto tuve que dejar a Poncho para ir a prepararme para el espectáculo.  Mi disfraz eran las medias azul marino que usé en MDWT, tuve mucha suerte la primera vez que me las puse.  Botas negras, rizos en el pelo, maquillaje fuerte y ya está: ahí estaba la buena de Anahí.  Me sonrío en el espejo.

- Te lo perdiste mucho eh?  - preguntó Dul, abrazando mi cintura.

- Sí - me reí, tomando sus manos - Dulce, necesito un favor.

- ¿Qué?

- ¡Por Dios, no dejes que Carlos se me acerque nunca más!

- Ese tipo es un idiota, no te preocupes.  Ya sé lo que está tratando de hacer - dijo ella, arreglándome el cabello.

- ¿Ponchos?  - aventuré.  Ella sacudió su cabeza.

- Le dijo a Ucker, quien me dijo a mi, quien le dijo a Maite quien le dijo a Chris.  Nadie dejará que te ponga un dedo encima.  ¡Tú y Poncho merecen ser tan felices!  - ella rió.

Sonreí y la abracé.  - Gracias, María.

- ¡2 MINUTOS!  - gritó alguien afuera, y salimos del camerino para buscar a los demás.  Después de nuestra oración, subimos al escenario.  Aunque todos sabían que Poncho y yo éramos pareja, no siempre nos besábamos ni nada, seguíamos igual.  Cantamos nuestras canciones juntos, hicimos nuestra coreografía como de costumbre y me sentí mucho mejor de esta manera.  Los seis tocamos juntos en el escenario, gritamos, cantamos, bailamos... fue uno de los mejores espectáculos de mi carrera.

Nuestro recorrido continuó, y nadie dejó que Carlos se acercara a Any.  Si por alguna razón Poncho tenía que ausentarse, siempre había alguien con ella;  porque estaba muy preocupada.  De hecho, todo el mundo lo era.

- Dul, este tipo la mira como si estuviera obsesionado o algo así, está loco - dijo Maite un día, lo que me hizo prestar más atención a su comportamiento.  Esperé a decirle a nuestro productor y él despediría a este tipo, pero Pedro nunca volvió a nosotros, siempre con compromisos para su nueva telenovela.  Una noche después de salir a escondidas con Ucker, cuando regresaba a mi habitación, que daba a la de Anahí, escuché una voz masculina que venía de allí.  Sabía que no era Poncho porque estaba en Colombia grabando un programa.  Me acerqué a la puerta, poniendo mi oído en la fría caoba y me congelé.  No pude distinguir lo que el hombre había dicho, solo pude escuchar Cualquier voz asustada.  Un escalofrío recorrió mi cuerpo cuando escuché esa voz: era Carlos.  No muy seguro de qué hacer, caminé en silencio de regreso a la habitación de Ucker.

- ¡CUCO!  - Llamé desesperadamente a la puerta.

- ¿Has vuelto, mi amor?  - Abrió la puerta, mirándome - ¿Qué pasó, por qué estás así de pálido?  - dijo al notar mi estado.  Tomé su mano y la apreté.

- ¡Tienes que venir conmigo!  ¡Carlos está en la habitación de Anya, haciendo Dios sabe qué!  ¡Por favor, Ucker!  - susurré angustiado.  Apretó los labios y susurró de vuelta:

- ¿QUÉ?  ¡HIJO DE PUTA!  - dijo, puse mi mano en su boca.

- ¡Habla bajo!

- ¿Qué está pasando aquí, eh?  - Dijo Chris, llegando con Maite.  Ucker tiró de su brazo y nos explicamos en voz baja hasta que llegamos a la habitación de Any, yo temblaba como un palo verde, agarrada a Maite e intentando escuchar algo dentro.

- Cualquiera abierta, soy yo, Chris.  - dijo llamando a la puerta.

Murmullos y ruidos adentro, y Chris volvió a tocar, esta vez más fuerte: – ¡Anahí, abre esta puerta o llamo a la policía!

- ¿Que estás haciendo?  - Pregunté en voz baja.

- Se verá obligado a abrirlo, después de todo no saltaría desde el piso 23.  - Se hizo un ruido horrible, y Any abrió la puerta, pálida y nerviosa.  La miré, su pijama estaba toda rota, especialmente en el busto.

"En el baño", susurró, con los ojos muy abiertos.  Negué con la cabeza, y Ucker entró corriendo con Chris, cerramos la puerta y jalé a Any del brazo, entrando a mi habitación.  La abracé y comenzamos a escuchar los ruidos.  Maite llamó a recepción e hizo llamar a la policía.  Continuamos escuchando gritos y choques por un tiempo hasta que escuchamos sirenas y unos momentos después más gritos.  Los paramédicos examinaron a Anahí, llevándola a la habitación privada dentro de la suite, a los pocos minutos se retiraron alegando que el acto no se había consumado y que estaba bien, pero para asegurarnos de que la lleváramos al hospital más tarde ya que ella se negó a hacerlo si ir con ellos.  Entonces los chicos entraron en la habitación, rodeándonos.

- Cualquiera, ¿estás bien?  – preguntó Ucker, pero ella no respondió.

- Chicos, ¿está en estado de shock?  Aún no ha dicho nada, ni una palabra - observó Maite.  Anahí empezó a llorar, agarrándose a mí, y apenas unos minutos después, por un milagro de Dios, llegó Poncho.

- Por qué me mandaste a tu cuarto Dul... - dijo entrando y deteniéndose al ver la escena: todos nosotros como una pelota en la cama, y ​​Any acurrucada en medio.

- ¿Qué paso?  - dijo Poncho, acercándose.  - ¿Qué sucedió?

- Hermano… llegaste temprano – dijo Ucker, levantándose.

<b>Punto de vista especial: Dulce</b>

- Sí, llegué antes.  ¿Qué diablos está pasando aquí, qué te pasó?  ALGUIEN ME RESPONDE!  - gritó cuando nos quedamos en silencio, tratando de acercarse a Any que se estremeció.

- ¡Para, no grites carajo!  – dijo Chris, sosteniendo a Poncho.  – ¡Carlos intentó violar a Any!  - tiró, en la lata.  Poncho se detuvo, mirándolo.

-¡CRIS!  – regañábamos.

- ¿QUÉ?  ¿DÓNDE ESTÁ ESE HIJO DE PUTA?  LO VOY A MATAR – gritó Poncho, tirando algo al suelo.  Realmente parecía loco, y por un segundo agradecí que no hubiera estado allí en ese momento.  Any se levantó de la cama y se arrojó a sus brazos, tratando de detenerlo mientras los chicos tropezaban con las palabras, tratando de decir que ya estaba arrestado.

www.youtube.com/watch?v=6Cp6mKbRTQY

Avicii - Hey Brother

"¿Qué pasa si estoy fuera de casa?

Oh hermano, te escucharé llamar

¿Qué pasa si lo pierdo todo?

¡Oh hermana te ayudaré!

Ah, si el cielo se te cae encima,

No hay nada en este mundo que yo no haría"





La escena fue dolorosa de ver.  Los dos se sentaron en el piso y entendí que Any en realidad estaba tratando de calmar a Poncho.  Asustada y herida como estaba, estuvo preocupada por su reacción todo el tiempo.  Lloraban, uno preocupado por el otro, queriendo dar la vida por ver bien al otro.  Poncho se disculpó por no estar allí para protegerla y Any se aferró a él, como si necesitara eso para vivir.  Y en realidad, sabía que ella lo necesitaba.  Los cuatro los abrazamos, aunque el clima estaba pesado, estaba agradecido de poder estar con ellos en ese momento.  Éramos una familia.  Eso es lo que hicimos: nos protegimos unos a otros

enseñameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora