5. Gris como el cielo

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♡Hello my Friends♡

¿Cómo les fue esta semana?  espero que bien, si no, aquí les traigo este nuevo capitulo para que lo disfruten!! 

jejejej así que ¡¡a leer!!

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Desde aquella noche las cosas mejoraron significativamente para ambos países. No es que fueran mejores amigos y de repente todo fuera color rosa, simplemente Noruega y Colombia habían establecido una rutina de convivencia que funcionaba para ambos.

El desayuno y la cena era algo sagrado, siempre trataban de estar juntos en esos dos momentos del día, hablando sobre cualquier cosa y aprovechando el momento para reír y pedir opiniones acerca del trabajo si lo veían conveniente. Después, cada quien iba a hacer sus deberes del día, mandándose algún mensaje si es que era necesario, preguntando por si estaba bien y si necesitaba algo de la ciudad.

De vez en cuando, ambos chicos iban juntos a entrenar, desde aquel partido de hockey y futbol, los países tomaron como costumbre ir a hacer ejercicios en aquel bello recinto deportivo en el centro de la capital nórdica, disfrutado del viaje en carro y de liberar energía. Ir en carro o estar solos ya no era un martirio incomodo y estresante, Colombia y Noruega podían convivir en silencio tranquilos escuchando música o concentrados en sus celulares sabiendo que no había problemas o que solo estaban deseoso por huir de la presencia del otro.

Obviamente no todo era perfecto, había días en que el estrés y cambios de ánimo ponían tensas las cosas, pero se respetaban lo suficiente para dar una explicación y pedir un tiempo a solas para después retomar las cosas tal como su rutina lo indicaba. Realmente ambos se estaban esforzando y eso ponía feliz a los hermanos de Noruega y a Ucrania, quien iba de vez en cuando de visita, pues no quería dejar solo a su amigo.

Pero, aunque todo iba bien, había días que Colombia sabia iban a ser un verdadero dolor de cabeza. Aquella tarde de verano, el rubio estaba junto a Ingrid sembrando un par de plantas aromáticas cuando en el horizonte vio algo que daño su ánimo, una nube de guerra.

De todas las nuevas manifestaciones del clima, esa nube negra y espesa era la que el rubio más odiaba, el aire se sentía pesado y frio, mientras el viento soplaba fuerte contra las copas de los árboles, retumbando en el pecho de todos. Esas tormentas eléctricas eran peligrosas y ruidosas, recordando los tiempos de guerra donde los bombardeos eran cosa del día a día, en lo personal, nuestro querido cafetero las odiaba por lo que le recordaban, el día que sus hermanas partieron estaba lloviendo, una tormenta eléctrica como hace mucho no había.

Colombia había corrido por la ciudad aquella tarde, llevando el medicamento que ambas necesitaban para menguar el dolor, pero la luvia lo había detenido muchas veces, llegando cuando ya era demasiado tarde. El desprecio y dolor que sintió ese día no se quitaba, ni de su cabeza ni su corazón, y cada que las nubes de guerra inundaban la bóveda celeste, Colombia temblaba y lo único que podía hacer era esconderse bajo las sábanas como un maldito cobarde, llorando a mares hasta que pudiera dormir.

-Mi señor... ¿Se encuentra bien? -Pegunto la chica de cabello claro preocupada, la representación llevaba varios minutos con la mirada perdida, marchitando la planta que tenía entre las manos.

-S-sí, no es nada- Dijo el rubio, la nube se veía lejos, pero por su complexión y el sonido del viento, era una gran tormenta la que los esperaba- Sera mejor que cubramos las flores, el agua fría podría dañarlas.

-Como guste -Concedió la joven, mirando preocupada el semblante inquieto y los temblores de Colombia.

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