[ cincuenta y tres ]

224 19 27
                                    

Aquella cínica sonrisa no salía de su rostro.
Sentí que la sangre me hervía ¿Qué diablos
hacia él aquí?

-¿Qué quieres? -le pregunté de mala manera.
El volvió a mirar a Betty.

-¿No me vas a invitar a pasar? -me preguntó.
Me quedé quieto en el lugar. no iba a dejarlo
pasar. Sentí unas pequeñas manos apoyarse
en mi espalda. Giré mi cabeza y la miré. Ella
asintió levemente.

-Pasa -le dije a mi padre y me corrí de la
puerta. El entró y miró a su alrededor.

-Buenos días, Elizabeth -le dijo a ella.

-Buenos días, Señor Jones -le respondió.

-Espero no haber llegado en un mal
momento.

-No, para nada -dijo Betty y sonrió de
manera falsa. Reí por lo bajo -Estábamos por
desayunar ¿Quiere desayunar con nosotros?

-No gracias -dijo él y se sentó en una de las
sillas. Betty me miró y sonrió de manera
dulce.

-¿Qué lo trae por aquí, señor Jones? -le
preguntó.

-Necesito hablar unos asuntos con Forsythe -le
dijo de manera tajante.

-Bueno... yo ya me estaba por ir, y...

-No, tú no te vas a ningún lado -la detuve.
Ella me miró -Cualquier cosa de la que me
quieras hablar puedes hacerlo delante de
Elizabeth, padre.
Él me miró fijo, y luego miró a Betty. Ella se
veía algo sorprendida.

-Es un asunto delicado -prosiguió él.

-No interesa.... yo no tengo secretos con mi
novia. Si no se entera ahora, se va a enterar
después.

-¿Novia? -preguntó confundido.

-Oh, como fui tan tonto de no decirte papi
dije irónico y me acerqué a Betty para
abrazarla de costado -Te presento a tu
nuera.... ¿no es encantadora?
Bernie nos miró algo atónitos. Giré mi cabeza
para mirar a Betty y sus mejillas estaban
totalmente enrojecidas. Levantó la cabeza y
me miró. Le guiñé un ojo y negó divertida con
la cabeza.

-Así que son. novios.

-Si -dijo ella asintiendo - Espero que le agrade
la idea de tenerme en su familia. A mi me
encanta que usted sea mi suegro -noté aquel
particular tono de sarcasmo.

-Claro que estoy contento... no te imaginas
cuanto pequeña -le dijo él.
Noté algo muy extraño en aquella afirmación.
La miré fijo, tratando de saber que pretendía.

-¿Y bien? ¿Qué has venido? -le pregunté de
manera cortante.

-Cariño, no seas tan grosero. ¿Por qué no le
ofreces una taza de café a tu padre? -me
preguntó Betty. La miré y ella alzó ambas
cejas.

-Oh si, tienes razón amor -le dije y me
acerqué a donde estaba ella -Papi, ¿quieres
café?

-Un poco estaría bien -me dijo él. Agarré una
taza y serví el café. Me acerqué al oído de
Betty.

-¿Puedo escupir un poco en él? -le pregunté.
Ella soltó una leve risita y ambos miramos a
mi padre.

-Un poco no estaría mal... creo que ha
arruinado algo -susurró ella.

-Ha arruinado todo -le aseguré. Tomé la taza
y se la alcancé a mi padre -Aquí tienes...

-Gracias -susurró él.

-Bueno, ¿A qué has venido exactamente? -le
pregunté mientras me sentaba frente a él.
Betty tomó un vaso de jugo y se sentó a mi
lado, mirando fijamente a mi padre. El la
miró y luego volvió su vista a mí.

Peligrosa Obsesión| Bughead Donde viven las historias. Descúbrelo ahora