[ cuarenta y siete ]

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La miré fijo a los ojos y sentí una pequeña presión en el pecho.

-Creo que sí- le dije.

-¿Crees?- dijo confundida.

-Mamá, la verdad es que nunca me pasó algo así. Yo...

-Eres un don Juan- me acusó con indignación.

-Sí, puede ser...

-¿Con cuantas mujeres has estado?- me preguntó.

-Mamá, ¿no crees que...?

-Contéstame, Jughead- sentenció con firmeza.
Sonreí ante su enojo. Siempre quise que mi madre me regañara.

-No lo sé- contesté.

-¿Cómo que no lo sabes?

-No, no lo sé. Nunca me puse a contarlas.

-Oh, eres un desconsiderado, mujeriego. No puedo creerlo...

-Mami, ya no me regañes. Sabes que solo tú me interesas- le dije poniendo mi mejor cara de niño bueno. Ella me miró bien y sus ojos se humedecieron. Sonrió y volvió a abrazarme.

-Aún consigues comprarme- dijo sin soltarme. Se alejó y me miró- Pero creo que eso ahora no es así... porque he visto como la miras.

-Ella no solo es hermosa por fuera, también lo es por dentro- le conté.

-Sí, se nota mucho.

-Te extrañé tanto- le dije.

-Y yo a ti, bebé- me dijo y se puso de pie entregándome su mano- Vamos afuera.
Tomé su mano y caminamos hasta la parte trasera de la casa. Salimos y detuvimos nuestros pasos al ver cómo Betty y Jelly Bean reían y jugaban con las muñecas.
Sentí un cosquilleo en mi estómago. Ella era tan bella, y tan dulce.
Ambas se giraron a vernos. Jelly Besn se puso de pie y corrió hasta nosotros.

-Tu novia es muy linda, hermanito- me dijo sonriente.

-¿Qué es eso de "hermanito", enana? Aquí la hermanita eres tú- le dije.

-No, yo soy toda una mujer. Sino pregúntale a mamá, ya me maquillo- dijo y colocó sus pequeñas manos sobre su cintura parandose coquetamente.

-¿Y acaso tú permites que se maquille?- le dije a mi madre.

-Oh, no me digas que vas a ponerte igual de insoportable que John con ese tema. Ella es una niña y a muchas niñas les gusta maquillarse y jugar a ser grandes- me dijo mi madre.
Betty se acercó a nosotros. La miré y tuve muchas ganas de besarla, pero no podía hacerlo delante de mi hermana y mi mamá.

-Estábamos divirtiendonos un poco- nos dijo Betty mientras le sonreía a Jelly Bean.
Mi madre se acercó a ella y la abrazó. Un tanto confundida, Betty le devolvió el gesto.

-Muchas gracias, Betty... Jughead me contó que tú conseguiste el número. De verdad no sé cómo voy a agradecerte esto- le dijo y se alejó de ella.

-Primero que nada, feliz cumpleaños, señora Eva- dijo ella.

-Ya no me digas señora. Dime Eva, linda. Nada de formalidades conmigo, al fin y al cabo eres la chica que me devolvió a mi hijo.

-¡Oigan, vamos a comer!- nos llamó John.
Mi madre y mi hermana comenzaron a caminar hacia él, Betty estaba por caminar también pero la tomé del brazo y la jalé hacia mí para mirarla a los ojos.

-Gracias- le dije. Ella me miró bien.

-¿Por qué?- preguntó.

-Por darme el segundo mejor día de mi vida.

Peligrosa Obsesión| Bughead Donde viven las historias. Descúbrelo ahora