─ chapter ten

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HABÍA LLEGADO EL SÁBADO TRES DE DICIEMBRE, día en el que se llevaría a cabo el partido de octavos de final de Argentina contra Australia. Alba estaba que temblaba de la emoción, estaba a minutos de salir para el estadio y faltaban tres días para el partido de España contra Marruecos, iban a ser unos días bastante intensos.

— ¿Dónde está Álvaro? —cuestionó la chica mirando la hora en su teléfono. Se suponía que ya tenían que salir para el estadio, pero Álvaro se había ido unos minutos atrás diciendo que tenía que ir a buscar algo a la recepción, y todavía no había vuelto.

— Ya va a venir Albi, tenemos tiempo de sobra, falta banda para que arranque.

— Sí, pero quiero ver a los chicos en el calentamiento, los asientos hoy están bastante cerca de la cancha, pueden llegar a vernos y quiero saludarlos.

Candela sonrió— En unos minutos está acá, está esperando que le den algo en la recepción, tenía que llegar un paquete.

Alba asintió, aprovechando el tiempo para acomodar bien su camiseta con el número veintiséis y los brillos que se había colocado otra vez en los pómulos, al igual que lo había hecho en el partido de Polonia y México, esa había pasado a ser su cábala para los partidos y no pensaba dejar de hacerlo. La actriz tomó su teléfono, colocándose frente al espejo para tomarse algunas fotos cuando escuchó que la puerta se abría, pero sabiendo que se trataba de Álvaro no prestó demasiada atención y continuó con su mirada en el espejo frente a ella.

— ¿Puedo tomarme una contigo? —Alba abrió sus ojos con sorpresa cuando escuchó ese acento y por el reflejo del espejo vio a Pedri parado detrás suyo, con una sonrisa en sus labios y sus ojos brillando con diversión.

Rápidamente la actriz dio media vuelta, quedando cara a cara con él, siendo capaz gracias a la poca distancia que había entre ambos de captar el aroma de su perfume. Alba tenía que preguntarle que perfume utilizaba, era demasiado adictivo.

— ¿Qué estás haciendo acá?

— Bueno, si quieres puedo marcharme. —Pedri hizo el amago de irse, pero se detuvo cuando notó que Alba lo tomaba con suavidad del brazo para evitar que continuara caminando y tirando hacia ella. Una risa ronca escapando de sus labios cuando sintió los brazos de Alba rodeándolo en un abrazo mientras ella soltaba un "¡Ni se te ocurra!" — Antes de ayer hablé con Álvaro y me preguntó si quería venir a ver el partido con ustedes aprovechando que el de España es el seis y quedan unos días aún.

— ¿Era él lo que estabas esperando en la recepción? ¿Él era el paquete? —indagó la chica rompiendo el abrazo para observar a su hermano y su cuñada.

ENCHANTED | pedri gonzálezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora