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–¿Pasa algo malo? –Dijo una voz familiar antes de que un brazo se posará en los hombros de Tord. Tord miró a Matt, pero siguió caminando. Su próxima clase iba a comenzar pronto y era una a la que no podía faltar ni llegar tarde.

–Nada.

–Tonterias, suéltalo. –Los ojos azules de su amigo estaban fijados en él con algo de curiosidad. Tord se encogió de hombros.

–Estoy en la quiebra. Y además de eso, me quitarán mi beca si no mejoro mis notas en tres clases. –Matt frunció el ceño. –Creía que ya habías hablado con Bing y Larry explicado tu situación. –Suspirando, Tord se pasó una mano por el cabello.

–Sí, pero también falta Mecánica de Fluidos. –Matt hizo una mueca.

–Ridgewell.

–Síp. –Tord dijo de forma agotadora. El profesor más joven del instituto, Thomas Ridgewell tenía el apodo de "Profesor gruñon" por una razón. Estricto y duro, fijó estándares desgraciadamente altos para los estudiantes y despreció a aquellos que no son capaces de alcanzarlos. Él no toleraba la "flojera" y como Tord perdió demasiadas de sus clases a menudo no tenía tiempo para completar sus tareas, él era probablemente uno de los estudiantes menos favoritos de Ridgewell si es que tuviera estudiantes favoritos.

La posibilidad de Ridgewell permitiéndole alguna flexibilidad era imposible por no decir inexistente. Ridgewell no ofreció a nadie cualquier favor. Sus demandas llegaban a lo ridículo, pero a los ojos del consejo Ridgewell no podía hacer nada mal, ya que obtuvo una gran cantidad de becas de investigación como, un montón.

Tord tenía que darle el crédito, uno no llegaba a ser un investigador tan altamente respetado para la edad de treinta y tres años, si uno no era increíblemente inteligente, pero eso no cambiaba el hecho de que el tipo fuera un completo idiota molesto.

–¿Qué vas a hacer? –Dijo Matt. –No tengo la menor idea. –Tord siguio su camino hasta sus asientos habituales en el frente de la sala de conferencias: Ridgewell les ordenó a él y a Matt sentarse allí todo el tiempo después de atraparlos hablando durante su clase. Tord se sentó y suspiró.

–¿Qué debería hacer?

–Me gustaría ayudarte. –Matt se dejó caer en un asiento junto a él. –Pero tu sabes que estoy un poco corto de dinero, también. –Tord asintió. Matt vivía en la casa de su abuela y la ayudaba como podía. Sus padres trabajaban en otro país y no eran de mucha ayuda.

–¿Qué hay de tu tía? –Dijo Matt. –Pensé que ella te ayudaba cuando las cosas se ponían difíciles. –Tord se detuvo y lo miró.

–Ella falleció el año pasado, Matt. Te dije eso. –La cara de Matt enrojeció de color rojo por la vergüenza.

–Mierda, lo siento, no sé cómo yo –Tord negó con la cabeza e interrumpio. –Olvídalo. –No es que a Matt no le importara; él era muy sociable y tenía más amigos que Tord conocidos. No era de extrañar que se le hubiera olvidado o cuánto menos confundido.

–¿Qué pasa con tu primo, Yanov? –Matt sonrió tímidamente. –Ves, ¡no soy tan un caso perdido! ¡Me acuerdo de él! –Tord rió.

–Tú no tienes esperanza. Él salió hace poco de la cárcel, tiene que resolver su vida. No necesita más problemas de lo que ya tiene. De todos modos, yo no estaba pidiendo dinero. Quiero hablar con el Profesor Ridgewell. Si no obtengo buenas calificaciones en su clase, voy a perder la beca. –Aunque a veces Tord se preguntaba si sería mejor: si no tuviera un instituto al cual asistir, mejorarían sus posibilidades de encontrar un trabajo medio-decente.

Excepto que un título o carrera aumentaría sus posibilidades de encontrar un trabajo bien remunerado y darle a Ell y Matilda todo que necesitaran para su vida.

Retorcido [TomTord]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora