La puerta del despacho del profesor Ridgewell era de un tono oscuro y a su vez muy brillante. Tord se encontraba mirándola, tratando de ignorar la incómoda sensación que sentía en su estomago. Sus palmas estaban comenzando a sudar, por lo que se las secó en sus pantalones. No seas ridículo, se decia a si mismo, Ridgewell es solo un hombre, no un demonio… tal vez. La peor respuesta que podía recibir era un no, solo hablaría con él, explicaría su situación y esperaría que Ridgewell no fuera el insensible que todo el mundo decía que era.
–¿Quería algo, señor Larsson? –Una voz baja y algo suave, dijo. Tord casi da un brinco, se dio la vuelta, trató de encontrar algo que decir.
–¿Sr. Larsson? –Ridgewell tenía el ceño fruncido, esperando una respuesta del contrario.
–Quería hablar con usted, profesor.
–Ya te dije que no es una hora de oficina. –Dijo Ridgewell, abriendo la puerta de su oficina y entrando.
No cerró la puerta cerrando detrás de él, y Tord vaciló, inseguro de si él debía dentro. Ridgewell se sentó detrás de su escritorio y encendió su computadora.
–No tengo todo el día, Larsson –Dijo sin quitar la mirada de la computadora. Tord entró en la habitación rápidamente, cerró la puerta, se acercó a la mesa y se detuvo frente a esta. Él miró a sus alrededores, pero no habia algo que llamara su atención.
–¿Bien? –Tord se obligó a mirar al contrario. Ridgewell lo analizaba con un toque de impaciencia. Tord apretó el respaldo de la silla que se encontraba frente a él.
–Como dije, yo quería hablar respecto a mis notas. –Los labios de Ridgewell presionaron en una delgada línea mostrando desinterés.
–No estoy seguro de que haya algo de que hablar, yo no doy segundas oportunidades a los estudiantes que no se las ganan. Usted no se molesta en asistir a la mayoría de mis clases, la calidad de sus trabajos carecen de calidad y ahora quiere una calificación aprobatoria. La política en materia de asistencia a clases, se expresa claramente en el programa de clases; los alumnos deben leer esta política responsablemente y organizarse para cumplir la misma. Honestamente, me sorprende que usted sea un estudiante becado. Si teme por su beca, lamento decir que lo único que puede hacer es dejar la clase.
–No puedo dejar su clase, se complementa con otra clase que actualmente estoy tomando y no puedo dejar ambas sin perder mi beca. No puedo ni reprobar su clase y mucho menos puedo dejarla. Necesito aprobarla, señor. –La mirada que Ridgewell le dio no estaba impresionada.
–Se puede culpar sólo a usted mismo, Larsson. Usted no merece una mejor calificación. Su asistencia, tareas, participación y examenes han estado por debajo de las expectativas de mi curso. Si usted vino aquí a decirme alguna historia de lastima y pedirme una mejor nota, ahórrese el aliento. He oído todo: madres enfermas, niños que cuidan, trabajan varios empleos, entre muchas otras. Si usted no puede o no quiere estudiar y mejorar, piensa en este favor para ambos: deje de desperdiciar nuestro tiempo y abandone tus estudios. –El corazón de Tord se hundió. Una parte de él esperaba que Ridgewell tuviera piedad de él si le decía sobre su situación y le dejaría recuperar sus tareas luego.
Pero, al parecer, a Ridgewell no podía importarle menos y no quería escuchar historias innecesarias.La mandíbula de Tord se tensó. Su orgullo le rogaba a dar la vuelta y marcharse, pero no podía, el no podía perder su beca, sus hermanas necesitaban de él.
Repentinamente, recordó el tonto consejo de Matt… dice que el profesor Ridgewell tiene una debilidad por los chicos lindos… solo estoy diciendo que puedes ser algo coqueto y toda esa mierda sin realmente hacer algo con él…
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Retorcido [TomTord]
Random"Cualquiera haría lo que fuera si estuviera en mi lugar cuidando de dos niñas, sin nada de ayuda, no hay por que juzgar sin conocer." Contenido maduro Hombre×Hombre Los nombres mencionados aquí no hacen referencia a ninguna persona real Historia ad...