Entre las Sombras

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Mevely Lamar'knory

El bosque.

El hermoso bosque Nehelux.

Un bosque con millones de secretos.

Según cuentan aquí comenzó todo.

El trato con los Vampiros.

La leyenda del hechicero de Bazara.

La leyenda de La Joven en el Árbol de Roble.

Todas las historias tienen un comienzo.

Y está no será la excepción.

— Princesa — el llamado de Margaret da comienzo a historia.

Porque si, está es mí historia.

Porque está historia no empieza cuando mí madre me avisa sobre mí boda.

Tampoco cuando escuche a esa voz en sueños.

Ni mucho menos cuando mis padres se fueron a Allenmer por cosas de las cuales ni se.

Puede que los sucesos anteriores no revelen lo suficiente, pero todo es crucial.

Porque la verdadera historia empieza en el bosque.

En un bosque lleno de misterios, secretos e intrigas.

Un bosque que sabía exactamente lo que iba a pasar antes de que fuese dicho.

Y quizás yo no debí aferrarme a los secretos que rodean al palacio.

Posiblemente no debí desobedecer tan abiertamente las reglas del rey.

Pero si no hubiese seguido a mi intuición, no habría historia que leer.

Y la conclusión de todo esto es:

No debí ir a ese bosque.

No debí arriesgarme a conocer a aquello detrás de los arbustos.

No debí dejarme llevar por la curiosidad.

Curiosidad la cual me tiene aquí:

Recogiendo moras con las doncellas.

— No se aleje demasiado princesa — me había advertido Ellen, antes de ir a dónde estaba Niara.

Le hice caso.

Ósea, de todas maneras ¿A donde pensaba ir?

Éste bosque, es muy lindo, si. Pero es muy frondoso, grande e inmenso.

Por algo es el más grande de todo Jhaustender ¿No?

En otra oportunidad pude ir a recorrer dicho bosque. Pero realmente es que ya lo conocía. Y eso es muy obvio teniendo en cuenta que el palacio real de Ghianya, está ubicado en la costa norte del bosque.

Literalmente pasé la mayoría de mí infancia en el jardín de rosas al lado del valle de moras, lo único que los separa es un riachuelo, y una pequeña arboleda de robles.

Definitivamente el bosque Nehelux es mágico.

Parece sacado de un libro de fantasía

De eso no cabe duda.

No cuando fue hechizado por el habitante del Bajo Mundo.

Y para terminar una fina capa de nieve blanca adorna con sutileza las hojas de los árboles, dándole ese típico efecto invernal al Nehelux.

Repito: no parece real.

Es tan hermoso que no me conformo con esta visita. No puedo hacerlo. Tener una de las cosas maravillosas de la naturaleza a la vuelta de la esquina y no poder apreciarla es tan injusto.

Pero es cierto.

¿Cuando fue la última vez que pisé el bosque?

Ni idea

Solo se que fue por órdenes del Rey.

El Rey Crayrus.

Mi padre.

Mi querido padre.

¿Que estarás haciendo?

Inconscientemente mi mirada va hacia el camino donde se encuentran las doncellas.

¿Será verdad que les prohibiste a las doncellas compartir espacio conmigo?

Hay padre amado ¿Que estás haciendo? ¿Qué ocultas? ¿Qué proteges?

Bajo la mirada un poco afligida por el rumbo de mis pensamientos.

¿Que estoy haciendo?

No puedo dudar de mis padres.

¿Qué me pasa?

No debería estar haciendo caso a suposiciones absurdas.

Quizás debería regresar al palacio y . . .

Algo capta mi atención.

Dirijo mi mirada hacia los arbustos. Algo se movio. Algo entré las sombras. De repente siento incomodidad, cómo si me observarán.  Así que, me acerco sigilosamente a los arbustos de la pendiente.

Pero no llego hasta a dar más de tres pasos.

Porque, como por arte de magia, soy impulsada hacia atrás.

El golpe de mí espalda al chocar con algo me deja desconcertada. Tardó unos segundos en darme cuenta que estoy apresada contra un árbol y otros más en saber que alguien tiene una mano en mi cuello.  Haciendo presión.

Me está ahorcando.

Siento como los latidos desenfrenados de mi corazón me golpean el pecho, lo cual provoca que me duela la cabeza. Desesperada buscó liberarme de quien sea que fuese aquel que me esta lastimando.

Pero aquella persona dice algo que me deja paralizada.

— No tienes escapatoria princesa.

El terror recorre todo mí ser al sentir su aliento detrás de mi oreja.

Y joder, no es para menos.

Lo detecte nada más escuchar su voz.

Lo que me tiene aprisionada contra el roble es nada más y nada menos que un vampiro.

Un maldito vampiro.

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ŲłþīMœ ÆMÆŇĔ§ĔŘ

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