Sangre sobre la nieve

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Mevely Lamar'knory.

Mi corazón late desesperado contra mí pecho, pero no tengo miedo. Es todo lo contrario, es como si estuviese estado esperando esté momento. Es como si tuviese una especie de conexión extraña con el chico delante de mi.

¿Suena muy raro decir que no me incomoda tener su mano alrededor de mi cuello? ¿Es extraño querer que esa misma mano tomara mi cabello con fuerza? ¿O Lo decepcionada que me senti cuando se alejó de mí cuello?

Mi vista recorre su rostro hasta detenerse en sus labios, son rosados y un poco femeninos. . . Tal vez sean tan suaves como su mano sobre mí cuello. . . Quizás lo son. . . Si me acerco un poco tal vez. . .

No. ¿Que rayos me pasa?

Apreto los ojos para observarlo desconcertada. Hace un momento repudiada su linaje y ahora me pregunto como sería besarle ¿Enserió? No puedo pensar en tonterías de ese tipo, esté vampiro puede acabar con mi vida en cuestión de segundos. Tampoco lo tiene muy difícil, dada la situación.

Estuve tan perdida en mis pensamientos qué no me di cuenta de que él se había tensado, tanto así que la presión en mí cuello era leve, casi superficial.

Podía escapar, pero mi cuerpo no respondía.

Me sentí tonta por no saber reaccionar, solo tenía que empujarlo y alejarme. Salvar mi vida, es un asesino y yo aquí con todas las de perder.

No te dañará princesa, no puede- susurro una voz en mi cabeza.

Eso me desconcertó ¿Cómo que no puede dañarme? Es ridículo.

No puede ni nunca lo hará, puedes confiar -insistió.

No se porqué pero decidí creerle, decidí confiar en el vampiro qué me observa como sí fuera una cosa rara del Bajo Mundo.

Su mirada en mí era extraña, me recorría de arriba a abajo repetidas veces, parecía buscar algo, no se el qué pero se sintió bien. Todo lo qué él hacía se sentía tan familiar.

Sí, definitivamente los vampiros tienen un poder en los humanos.

Su mirada se poso en mis labios, trague grueso, de repente sentí la garganta seca. Él no se perdió el gesto.

Mi mira volvió a esos labios rosados, el impulso de besarlos se hizo aún más fuerte. Una tensión extraña creció entré ambos.

La presión de mí cuello desapareció y ahora su mano acariciaba mí rostro con una delicadeza única. No había frío, en su tacto no había frío.

Los libros mienten.

Cerré los ojos dejándome llevar por el suave roce de sus dedos en mi mejilla. Algo que note fue la familiaridad de sus gestos, como si ya los hubiese visto antes, como si ya hubiese sentido el calor que emana su piel.

La suave brisa removió las finas hebras rubias de su cabello y nuevo aquel sentimiento de familiaridad se poso en mi pecho. Hasta la naturaleza era participe de esté extraño momento, el trinar de las aves, el revoloteo suave de las mariposas y los copos de nieve que adornaban el hermoso bosque.

He de admitir que muchas veces recorri los frondosos cederos del bosque, pero en ninguna de esas veces había apreciado el lado vivo del bosque Nehelux. No se si es la magia que porta mi inesperado acompañante que activa la magia del bosque o sabrá Galá qué.

Posiblemente no esté siendo muy racional, pero esté vampiro tiene algo que me hace confiar. En éstos momentos, con él a unos escasos centímetros de distancia, yo quiero confiar en la voz de mí cabeza: no puede hacerme daño.

Y algo me dice que jamás lo hará.

Tu eres suya y él es para ti, no puede hacerte daño.

Mi corazón latía muy fuerte en mi pecho cuando su mano dio un apretón leve pero firme en mi nuca.

Solo faltaban centímetros.

Un calor se extendió en mí pecho cuando sus labios rozaron los míos.

- Se pertenecen - dijo una voz firme.

- ¡Mentira! - rebatió otra parecida a la de ¿mi mamá?.

- Tú sabes bien que un día pasaría y ese día llegó.

- No puede ser - insistio angustiada- él es un vampiro y ella es. . .

Un dolor punzante en la cabeza me aturde por un momento.

Cuando alzo la cabeza mis ojos se topan con los ojos confusos de él. Se encuentra a unos metros de mí con los ojos desorbitados y las cejas ligeramente fruncidas.

Por un momento luce tan perdido como yo. Su mirada era de confusión y desconfianza, ya no estaba la sonrisa demoníaca o la mirada impasible, sólo una genuina confusión.

No entendí nada. No hasta que baje la mirada y lo note.

Un pequeño charco de sangre se formaba sobre la nieve. Está brotaba del brazo izquierdo dónde se podía ver una herida bastante profunda.

Lo observé confundida.

¿Yo le hice eso?

Fue el hechizo - aseguro la insoportable voz.

¿Hechizo?

Ella lo hizo.

¿Ella?

Sí.

¿Qué rayos pasa?

Trate de hacer la pregunta en voz alta. Necesitaba saber sí yo era la única que escuchaba esa voz tan cerca. Pero cuándo hice el ademán de hablar, él ya no estaba.

Estaba sola en la nieve blanca, cuándo mis doncellas llegaron y me sacaron del bosque, el cual ya no tenía ese aire mágico. Al contrario, parecía lúgubre y sombrío, como si una masacre se estuviera apunto de formar.

Lo único que me confirmaba de que él estuvo en el bosque Nehelux, era el charco de sangre sobre la nieve, que dejó antes de marcharse.

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ŲłþīMœ ÆMÆŇĔ§ĔŘ.

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