Preservar Una Vida

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Mevely Lamar'knory

Suelto un gruñido cuando el sol me da en la cara y escucho el los pájaros y las risas detrás de la colina.

Me incorporo sin dilataciones y observo a Drastyan.

— ¿Vas a decirme si has confirmado tu teoría? — le pregunto con ironía.

Él tarda un minuto entero en responder.

— Son bucles tridimensionales — me informa con la mejilla apretada —. Y ellos lo sabían.

Lo observo sin entender.

— ¿Ellos? ¿Quiénes? — cuestiono.

— Nuestros padres y los reyes de los Nueve Mundos — me contesta con una mueca —. La energía Exelux es transitoria, no se va a detener hasta que cumplamos nuestra misión.

— ¿Ósea que esté bucle se repetirá hasta que tengamos a la princesa? — le pregunto incrédula. Él no responde, solo apreta la mandíbula — ¿Estoy en lo cierto? ¡¿Verdad?! — insisto con impaciencia.

— Tú puedes salir de él — murmura con un hilo de voz.

— ¿Qué?

— Todavía te queda energía Exelux para regresar — masculla entre dientes. Lo observo asombrada —. Escuché lo que tú padre te dijo antes de venir. . . Puedes ser libre, Mevely — me observa de reojo.

Yo meneo la cabeza.

— No — digo dureza —. No voy a ir.

— No lo vamos a lograr princesa — dice con resignación —. El colegio es enorme y se nos van a presentar un montón de obstáculos — muerde su labio inferior —. No lo vamos a lograr — repite y con eso colma mi paciencia.

Me coloco de pie, furiosa.

— ¡Deja de ser tan pesimista! — bramo echando chispas — ¡Eres tan negativo! ¡Me estresas! ¡Parece que no quieres salvar nuestro hogar! — le grito fuera de sí.

Él también se pone de pie.

— ¡Ese es el problema! — exclama con el rostro sonrojado por la ira, los árboles se mueven — ¡No nos han mandado hacia acá para ser unos héroes, sino para morir junto con Connor Hilder! — suelta de malas maneras.

Yo lo observo pasmada.

Ya no hay rabia en mi, solo estupefacción.

— ¿Qué? — inquiero con un hilo de voz, totalmente perpleja.

Su pecho sube y baja con fiereza y sus ojos grises parecen una tormenta de problemas, pero trata de calmarse junto con el viento.

— Lo escuché  en la mente de mi madre antes de ser succionados por el portal — confiesa —. Había estado ocultañándome sus pensamientos en la reunión y mandó a Killian y a Gaen para entretenerme, pero no les dijo lo que de verdad pensaba, sino que les dijo que necesitaba compañía — menea la cabeza y remoja sus labios —. No vamos a salir de aquí princesa, no si no logramos detener a la emperatriz y evitamos que el joven Connor no muera.

Después de eso nos quedamos en silencio.

Ninguno dice nada, simplemente nos volvemos a sentar en el césped y miramos a la lejanía.

Escucho la voz de la emperatriz y la de Connor. Vuelvo la vista hacia su dirección y me fijo en los felices que se ven y la manera que él entrelaza sus manos antes de correr hacia el colegio.

Observo a Drastyan.

Esta a unos cinco metros de mi, tiene el ceño fruncido y arroja piedras pequeñas hacia el frente murmurando cosas que son imposibles para mi escuchar.

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