¿Cómo podemos saber hasta qué punto es bueno que algo sea un secreto?
¿Cuántas personas, por no ser capaces revelar uno, terminan arruinando su vida? Muchas veces sucede, lamentablemente, al no saber cómo sobrellevar situaciones de estrés, por no poder superar solos las malas experiencias, cayendo en un estado de ánimo que simplemente nos induce a tomar una mala decisión. La palabra «suicidio» es un tabú, nadie quiere escucharla, pero está ahí, presente, es una realidad. Si el callar nos hace a tomar una mala decisión: ¿qué hacemos?, ¿culpamos al secreto?
Aún no he llegado a ese punto, todavía respiro.
***
«Yo solita».
Esa era mi frase preferida de niña. Sí, podía sola. Realmente, lo hacía. No era una de esas frases que dicen los niños para sentirse adultos; en verdad, hacía cosas de adulto. Aprendí a atarme los cordones, a hacerme las trenzas, a cortarme la comida... No era algo que copiaba de mis progenitores, sino que eran cosas que me había propuesto. Recuerdo una época en la que estaba enojada con mi viejo y lo evitaba a toda costa.
«Puedo sola» es la frase que aún me sigue definiendo.
«Puedo sola» es el peso que cargo sobre mis hombros.
«Puedo sola» es la boca apretada y los cortes en los labios de tanto mordérmelos.
«Puedo sola» son las horas extra de trabajo y el no dormir para terminar la tarea.
«Puedo sola» son todas las veces que tomé tres colectivos para llegar a destino.
«Puedo sola» son las noches de dormir guardando un cuchillo bajo la almohada por miedo a que un ladrón irrumpiera en mi casa.
«Puedo sola» son las veces que caminé bajo la lluvia mientras rogaba que un rayo no me partiera y así llegar a tiempo a la reunión.
«Puedo sola».
«Puedo sola».
«Puedo sola».
¡Sí, que puedo!
Pero ¿a qué precio?
ESTÁS LEYENDO
Cuando hable el viento
General FictionOriana es una joven de treinta y cuatro años que tiene una vida considerablemente tranquila; pero no siempre fue así. Ella guarda un secreto, uno del cual no está dispuesta a compartir, decir la verdad no le parece una opción. Se niega aun cuando...