Parte 39 - Planta de la Meseta y de la Jungla

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El grupo de Shamanes finalmente llegó a la quinta planta: la Meseta; allí se encontraron con varias vacas y con una granja, cuyo propietario era el siguiente Oficial al que debían enfrentarse: Kalim. Éste ofreció a los chicos descansar esa noche ahí, pero Horo Horo enseguida se negó, estando preparado para luchar; entonces atacó con su Mososokruppe, pero Kalim fue capaz de romper el hielo usando tan solo su hoz.

Sin embargo, ese ataque parecía haber sido una distracción, tras lo que el Ainu atacó con su Rupushikateku congelando a Kalim, pero en cuanto se dispuso a terminar con él, el Apache pudo usar a su espíritu Black Sickle, el espíritu de un toro, para formar su Over Soul y destruir el hielo, derrotando con rapidez a Horo Horo en el proceso. Al preguntar Kalim quién sería el siguiente, Horo Horo aún insistía a duras penas, tras lo que el Apache le dio un golpe, lanzándolo a un lado. Cuando éste cayó, trató de volver al ataque, pero acabó colapsando, siendo cargado por Mei y Yoh.

– Idiota... sé que fue tu Oficial encargado, ¡pero no tienes que precipitarte así! – Comentaba la Ainu mientras sujetaba a su amigo.

– Kalim... eres realmente fuerte – Afirmaba el Asakura junto a ambos.

– ¿Seréis vosotros mis próximos oponentes? – Preguntó Kalim con seriedad.

– No te precipites – Respondió el joven, invocando un Hitodama conocido en su mano y uniéndolo a su cuerpo – ¡Hyoui-Gattai! ¡Fausto!

Unas horas después, ya se había hecho de noche en la planta de la Meseta; Horo Horo fue curado por Fausto y el grupo no tenía más opción que descansar, pues Kalim tenía razón. El Ainu parecía reacio a aceptar la ayuda del enemigo, pero Ren estaba seguro de que él jamás había pensado en el Apache como un enemigo.

Horo Horo entonces se levantó de su cama y se marchó para encontrarse de nuevo con Kalim, con la intención de cortar sus vínculos esta vez. Entonces el Apache compartió con él una canción dedicada a la alegría de vivir.

Me encantaba atravesar los campos y montañas, pero lo olvidé sin darme cuenta...
Dame la fuerza para no sentir alegría al ganar a mis hermanos...
Y para no ser atrapado en las batallas, dame el poder para ganar...
Gran Espíritu,
Gran Madre de la Naturaleza, permíteme estar contigo por ahora.

Mientras tanto, en la zona más profunda de los Grandes Espíritus: la comuna del infierno, se encontraba un malherido Cado, quien había encontrado uno de los Espíritus Elementales y derrotado a su Guardián; Sati, por su parte, se encontraba en otra zona del infierno. Ya habían encontrado tres espíritus además del Espíritu del Fuego de Hao: Yainage encontró al Espíritu de la Lluvia, Jacson al Espíritu del Trueno y Cado al Espíritu del Viento. Sólo les faltaba el Espíritu de la Tierra, el cual la misma Sati se encargaría de obtener... y para ello debía derrotar a Emma, el Rey del Infierno, pero no solo a él, al igual que los demás Espíritus, había una misteriosa Miko que lo protegía, no lo tendría fácil.

De vuelta en la planta de la Meseta, el grupo al completo se hallaba frente a una hoguera junto a Kalim; no sabían qué hacer, pues no podían seguir sin derrotar al Apache y éste no les dejaría pasar. Yoh sugirió a los demás olvidar todo eso, al menos por ahora; era el momento de recuperarse y descansar... fue entonces cuando el grupo de Shamanes pudieron ver cómo alguien aparecía junto a ellos: se trataba de Redseb, quien traía consigo al Espíritu del Fuego. Pero la sorpresa no terminaba ahí, el pequeño no estaba solo: desde detrás del Espíritu del Fuego, se mostró Taki.

– Hola, chicos – Dijo con una leve y triste sonrisa.

Al grupo no sólo le sorprendía que Redseb estuviera allí con el Espíritu del Fuego, sino también que Taki estuviera con él en lugar de estar junto a Hikari; muy rara vez dejaba el lado de la Miko.

Shaman King (Manga)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora