¿Todas esas películas y series que te cuentan lo maravilloso que es ser gay, vivir rodeando de conpañaros heteros modernos en el instituto que te aceptan como eres y padres que te quieren incondicionalmente?
Todo mentira.
La realidad no es esa.
Al m...
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Tenía trece años la primera vez que me di cuenta de que algo no andaba bien dentro de mi, de que no era normal... de que me gustaban los chicos.
Hasta entonces, no le había dado mucha importancia al amor, ni tampoco al sexo. Me había fijado en alguna chica, o al menos eso quería creer yo, pero tampoco me había preocupado en exceso ese tema. SunOo y YeonJun, en cambio, estaban obsesionados.
Se pasaban el día hablando de senos y de cual de nuestras compañeras estaba más buena, algo que a mi, francamente, no podía haberme importado menos. Supongo que las señales siempre estuvieron allí desde el principio, aunque fuera incapaz de verlas.
Ese día habíamos ido a la playa. Era junior y acababan de empezar las vacaciones. Los tres habíamos aprobado todo con buenas notas, así que nuestros padres nos habían dado permiso para hacer un pequeño viaje en autobús con nuestros ahorros. Aunque mi madre había insistido en que fuera con SungJin y sus amigos para que nos vigilaran, teníamos bastante libertad, y al llegar a la playa ellas se fueron por un lado y nosotros por otro. Fue un día genial.
Cuando ya empezaba a caer la tarde, YeonJun y SunOo se empeñaron en jugar con una pelota hinchable que habían llevado, pero a mi no me apetecía. Insistieron y trataron de convencerme para que me uniera a ellos, aunque fue en vano. Al final acabaron resignados, así que me quedé tumbado sobre mi toalla, observandolos.
Pero sobre todo, observando a Seungjoon.
Su cuerpo me encantaba, y yo no podía dejar de mirarlo, con un calor en el cuerpo que no tenía nada que ver con el sol.
Y entonces lo noté.
Una presión incómoda e inesperada en el bañador. Mire hacia abajo y vi un bulto. Por supuesto, no era la primera vez que me sucedía, pero si la primera que tenía lugar en público. Me puse rojo como un tomate y miré a mi alrededor, preocupado de que alguien lo hubiera visto. Por suerte, no había sido así, y toda la gente a mi alrededor seguía yendo a lo suyo. Avergonzado, me di la vuelta para tumbarme boca abajo sobre mi toalla y ocultar el bulto, solo por si acaso. Pero la vergüenza no pude ocultarla, y al dia de hoy todavía me acompaña.
Ese fue el día en que me di cuenta de que era gay, y también el día que comencé a comprender que estaba enamorado de Seungjoon.
