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─Hola─ saludo por costumbre al pasar delante de la puerta del salón. No espero respuesta alguna, pero, pra mi sorpresa, mi padre me contesta  on su voz gruñona.

─Tu madre quería hablar contigo.

Por suerte, no necesito preguntarle dónde está para saberlo, así que no sigo hablando con el. La encuentro en la cocina, su santuario, el lugar de la casa que mi padre solo pisa por comer; donde mi madre siempre se refugia cuando el está en casa, ya sea cocinando, limpiando o leyendo algún libro. Entro h me acerco para darle un abrazo, pero entonces me fijo en la expresión seria de su rostro. Noto un nudo el la garganta.

─¿Pasa algo?

─Cierra la puerta.

Me apresuro a obedecer.

─¿Pasa algo?─ repito, mirándola con preocupación.

─¿Que es esto, Jake?─ me pregunta, señalando la mesa. Sigo la dirección  de su mano, y entonces las veo allí, sobre ella mesa.

Mierda. Mierda. Mierda.

Las cuchillas. No hay lugar a dudas, estoy tan fosilizado con ellas que probablemente las reconocerían en cualquier parte. Son mis cuchillas. Me quedé helado, sin saber muy bien que responder.

─Eh...

─Dime que esto no es lo que estoy pensando. Por favor, Jake ─ se le rompe la voz al pronunciar mi nombre, y de pronto siento náuseas. ─ dime que esto no es lo que estoy pensando.

No. No. No. No. No.

─Tiene una explicación─ Suelta un respiro .

─¿De verdad? Porque yo creo que esta muy claro.

─No es lo que parece─ insisto, pero mi voz es cada vez más débil ─De verdad, no es lo que...

─Están manchadas de sangre seca. Y no es la primera vez que encuentro manchas de sangre en tu ropa y en tus sábanas.

─Mamá, no...

─Quitate la camisa.

─¿Que?

─Que te quites la camiseta ahora mismo, Shim Jake. No me hagas llamar a tu padre ─añadez, y noto la advertencia como un puñetazo en el estómago.

Me desplomo sobre la silla u suelto un suspiro. A regañadientes, me quito la camiseta y dejo que me examine los brazos. Son débiles y lleva ya un tiempo sin contarme a diario, pero las cicatrices resultan inconfundibles, especial.ente las de la noche de Fin de año.

Se me rompe el corazón en mil pedazos cuando mi madre sulta un sollozo estrangulado. El dolor que siento al ver su rostro es peor que mil cuchilladas clavandose en mi piel, y es todo por mi culpa.

─¿Porque, Jake?─ me pregunta con un hilo de voz.

No respondo. No se que decir. ¿Porque lo hacía realmente? Cada vez lo recuerdo menos.

─¿Como la has encontrado?─ digo tras unos segundos de silencio.

─No he resignado tu habitacion ─ asegura, y me doy cuenta por su tono de que esta un poco a la defensiva ─Tan solo he ido s cambiarte las sábanas y he aprovechado para darle la vuelta al colchón.

Siento una puntada de pánico o al darme cuenta de que allí también estaba el cuaderno de dibujo, y la hoja arrancada con ese dibujo que hice de SungHoon antes de conocerlo... y también muchos otro que hice después. Es evidente que tiene que haberlo visto, aunque no haya mencionado nada al respecto. Me arde la cara al recordar lo explícito que eran algunos.

𝑺𝑯𝑨𝑫𝑶𝑾⁰¹ 𝑱𝑨𝑲𝑬𝑯𝑶𝑶𝑵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora