¹⁸

105 15 0
                                    

⎯¿Te importa venir conmigo un momento, Jake?⎯ dice la profesora Sandara, tras acercarse a mi al comienzo de la clase ⎯Me gustaría hablar contigo.

La sigo hasta el exterior del aula, un poco extrañado, pero, en lugar de ir a la sala de profesores como la última vez, nos quedamos allí fuera, a un par de metros de la puerta.

⎯¿Pasa algo?⎯ pregunto preocupado, pero ella sonríe y enseguida me relajo un poco.

⎯Tranquilo. Solo quería saber cómo te encontrabas.

⎯Bien⎯ digo, y trato de fingir una sonrisa.

⎯Hoy te noto un poco más animado que otros dias⎯ continúa ⎯¿Es que te ha pasado algo bueno?

¿Aparte de que unos idiotas me han enviado correos amenazándome por hablar contigo? Sí, supongo que sí.

⎯Me he apuntado a taekwondo para aprender a defenderme y todo eso⎯ respondo, sin entrar en muchos detalles ⎯Solo he ido un par de días, pero de momento la cosa va bien.

Su expresión cambia bruscamente al oir mus palabras, y de pronto se pone muy seria.

⎯No estarás pensa do en pelearte en el instituto, ¿verdad?⎯Inquiere con una severidad poco habitual en su voz, mirándome a los ojos ⎯Porque ya sabes que aquí no toleramos esas cosas.

⎯¡No! De verdad, no quiero montar ningún problema. Tan solo quiero aprender a defenderme si me hacen algo.

⎯Ten cuidado, solo eso ¿bien?

La miro con una sonrisa

⎯Lo tendré.

[...]

Al terminar la clase, una bola de papel aterriza limpiamente sobre mi pupitre. La desenvuelvo para ver lo que hay escrito.

A q viene tanta xarla con Sandara? Cuidado con lo q dices o t reventamos

Trago saliva antes de alzar la mirada, y, cuando lo hago, veo varias caras vueltas hacia mi, entre ellas las de Jay, SooBin y HeeSeung. Es imposible saber quién ha sido de los tres, aunque probablemente la idea no fuera solo de uno de ellos. Durante unos segundos me planteo la posibilidad de salir corriendo detrás de la profesora para entregarle la nota, pero no me atrevo. La amenaza me da demasiado miedo, porque se que son capaces de hacerlo.

⎯¿Que dice ahí?⎯ pregunta SunOo con curiosidad, inclinándose para leerlo. ⎯Es una nota, ¿no?

⎯No es nada⎯ respondo, al tiempo que hago pedazos el trozo de papel ⎯Las idioteces de siempre, ya sabes.

SunOo aprieta la mandíbula.

⎯Ya está. Me tienen hasta los cojones. Esos idiotas se van a llevar un buen par de buenos golpes cada uno.

Hace además de levantarse, pero yo no agarro del brazo y se lo sujero contra la mesa para detenerlo. Resulta difícil porque es más fuerte que yo, pero por suerte no opone resistencia alguna. Me mira con el ceño fruncido, evidentemente molesto por mi actitud.

⎯No, Sun⎯ digo con tono tajante, y relajo la mano con la que lo estoy agarrando. El deja el brazo inmóvil sobre la mesa ⎯No debes meterte en más peleas por mi culpa. No merece la pena.

⎯Alguien tiene que pagarles los pies, joder.

Yo niego con la cabeza.

⎯Si vuelves a pegarles, luego lo pagaran conmigo cuando tu no estés. Como paso la última vez.

Se que ha ido un golpe bajo, y se que todavía sigue sintiéndose culpable al respecto, pero me da igual. Ha bastado para convencerlo, y de momento eso el no único que me importa.

[...]

Una vez terminadas las clases, SunOo se despide de mi para ir a buscar a su novia, y yo me dirijo hacia la salida. Cuando estoy junto a la puerta de los servicios, alguien me da unos golpecitos en la espalda. Me giro, sorprendido, y alguien que no alcanzo a ver me empuja bruscamente al interior de los lavabos.
Después entra y cierra la puerta tras el, y me da un vuelco el corazón al comprobar de gritar, pero se que con el bullicio que hay fuera lo más probable es que nadie me oiga y acabe recibiendo algún puñetazo.

⎯A ver, maricón. ¿A que mierda viene tanta charla con la profesora? ¿Es que no has recibido los correos o que?.

⎯Es...estábamos hablando de la redacción del otro día ⎯ Me apresuro a mentir, diciendo lo primero que se me pasa por la cabeza ⎯Como no la hice, estoy en peligro de suspender.

⎯Y una mierda⎯ escupe ⎯Aparte de marica eres un jodido mentiroso, todos sabemos que tu media es de diez. ¿No estarás yendo de chismoso ¿no?⎯ Pregunta en voz baja, con tono amenazador.

Yo me apresuro a negar con la cabeza fervientemente, pero el no parece muy convencido.

⎯¿Seguro?

⎯Seguro. No le he contado nada

⎯Bueno...Por si acaso, no te vendrá mal un recordatorio de lo que puede pasarte si te quieres pasar de vivo

Levanto las manos al ver que se acerca a mí.

⎯Si vuelves a dejarme el ojo morado, los profesores se darán cuenta de que esta pasando algo⎯ advierto con rapidez, retrocediendo un paso. El esboza una sonrisa de suficiencia que me resulta bastante asquerosa.

⎯Gracias por el aviso, marica. Pero no te preocupes, no hace falta que te ponga el ojo morado para hacerte daño

Sin previo aviso me lanza un fuerte puñetazo en el estómago que me deja sin aliento, y retorcido hasta chocar contra los lavabos. Noto náuseas a causa del golpe pero por suerte casi nunca desayuno, así que no tengo nada en el estómago que pueda vomitar. Noto a mi inseparable amiga en el bolsillo, rozandome el muslo con suavidad a través del tejido de los vaqueros, como si me llamara. Ahora Jay está solo, no tiene refuerzos como el otro día.

Opto por provocarlo. Ya me he cansado de que me vapuler a su antojo, y no pienso seguir aguantándolo.

⎯¿Que pasa, Jay? ¿Tanto te jode no poder decirles a tus amigotes que te mueres por ellos que tienes que pagarlo conmigo?

Su rostro se queda contorsionado por la rabia, y casi puedo ver como su cerebro trata de procesar mis palabras.

⎯Mira maricón...

⎯¿Porque me llamas maricón?⎯ continúo, procurando que no me tiemble la voz ⎯A tí también te gustan los chicos, pero yo soy el único que tienes los pantalones para admitirlo. ¿Quien es el maricon entonces? Porque tu vas de machote y ambos sabemos que la realidad es muy distinta.

Eso lo enfurece más todavía y se lanza contra mi una vez más con un gruñido de furia. Siguiendo mi instinto, me apartó de la trayectoria de su puño y lo agarro por el brazo y por la pechera de la camiseta. El se queda sorprendido ante mí reacion, por lo que no forcejear, y decido aprovechar esos varios segundos de vacilación para poner en práctica una de las técnicas básicas de taekwondo que me enseñó SungHoon el primer día, el bal kisul.

Todavía no he aprendido lo suficiente como para poder defenderme de verdad, como para hacerle verdadero daño, pero se que voy a pillarlo desprevenido si no tibuteo, asu que adelantó la pierna derecha con rapidez y después enganchó la suya con ella en un movimiento suave y fluido, tal como me ha enseñado a hacer SungHoon.

Para mi sorpresa funciona a la primera, y Jay cae al suelo con un fuerte golpe. Quiero hacerle daño, tanto que no vuelta a meterse conmigo, que no vuelva a meterse con nadie. No ha caído sobre mi tatami, por lo que tiene que haberle dolido bastante, pero lo cierto es que no podría importarme menos

Que se joda.

Sin embargo, no me quedo para averiguar su se levanta o si le he hecho realmente daño. En lugar de eso, salgo corriendo sin mirar atrás, y no me detengo para recobrar el aliento hasta haber salido del instituto. Tras asegurarme de que no me sigue, vuelvo a salir corriendo en dirección a mi casa.

𝑺𝑯𝑨𝑫𝑶𝑾⁰¹ 𝑱𝑨𝑲𝑬𝑯𝑶𝑶𝑵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora