13: Canibalismo En Otoño

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POV JOSEPH

Mis compañeros sectarios y yo nos encontrábamos reunidos en la sala donde siempre hacíamos nuestras ofrendas sagradas.
La joven Wendy, Briony y Roko seguían inconscientes, pero no muertos, ya que se necesitaban vivos para el ritual. Los tres elegidos estaban sentados en sillas diferentes dentro de un pentagrama dibujado con la sangre de todos los implicados en el sacrificio.

-En la noche de hoy, Señor de la Mayor Oscuridad, le entregamos a la virgo prometida y a sus acompañantes; leo y libra.-Lorvil habló y comenzó el festín.

No había demasiada iluminación, tan solo unas velas las cuales se movían con nerviosismo por culpa de nuestra ofrenda. Vesper siguió con sus palabras, mencionando alguna cosa en latín, él ya era un experto en esto. Y, por fin, llegamos a la parte final. Todos nos agarrábamos las manos con fuerza.

-La sangre virgen.-Rajó la garganta de la pelirroja para verter su rojizo líquido en un cáliz. Eso provocó que yo apartara la mirada, no quería ver toda esta mierda de espectáculo.
-La sangre valiente.-Hizo lo mismo, pero esta vez con Roko.
-La sangre justa.-Por último, cortó la piel de Burton.
-Gracias, Señor, por brindarnos con esta purificación.-Removió ágilmente la copa de oro donde se encontraba toda la sangre y tomó un sorbo. Tras hacer esto, fue pasando el objeto a cada uno de la sala.

Llegó a mí y bebí. Odiaba aquel sabor, pero tampoco tenía otra alternativa a mediados este punto. Cerré los ojos para tomar el líquido, pues me causaba repulsión ver que lo estaba bebiendo, pero cuando los abrí, me sorprendí al ver el inconfundible ojo felino de Vinyl asomado en el pequeño espaciado de las plásticas cortinas que adornaban las ventanas de aquel cuarto.

Mierda, nos había visto...
Me había visto.

POV VINYL

Todos me observaban mientras bailaba como yo sabía hacerlo. Si quería hipnotizar a mi público, lo haría. Los ojos de aquel hombre enmascarado que ya conocía se posaron en mí con admiración. Yo ya era consciente de que le atraía, no era difícil saberlo, pues domaba el arte de la seducción. Su mirada reflejaba impresión, y ni siquiera tuve que hacer mucho, te puedo tener en mis manos si quiero, misterioso Señor Jota...

Estaba centrada en mi espectáculo, pero no pude evitar ver como mi jefe, mi otro jefe y su amigo se acercaban a mi compañera de trabajo. Vi como se la llevaron después de conversar un poco con ella, eso no me dio buena espina. Me fiaba de Lorvil, ¿Pero qué hacían Jota y Griffin allí con él?

Acabé de mi show y comencé a buscar a los cuatro que hace un rato había visto, cabe recalcar que mi actuación había durado unos veinte minutos, ya que también tenía que ofrecer algunos servicios y hacer pausas, así que podrían estar en cualquier sitio de aquel enorme lugar.

Busqué por todos los pasillos existentes del club hasta llegar a la zona más baja. Todo estaba muy oscuro, solo podía ver gracias a la translúcida luz roja que iluminaba aquella parte.

Escuché unos susurros de una voz que se me hacía algo conocida, pero aún y así, todavía no lograba descifrar de quien era. Seguí los murmullos hasta encontrarme con una sala al final de todo aquel largo corredor. No voy a mentir, sentía que en cualquier momento podría darme un paro cardíaco por un mísero sonido de tanta tensión que estaba acumulada en esa zona.

Afortunadamente, habían unas pequeñas ventanas con unas cortinas con separaciones, desde esos huecos pude visualizar todo lo que estaba ocurriendo, aunque no sé si mejor me hubiese quedado con la duda.

Vi como mi compañera convulsionaba después de que le rajaran la garganta. Me quedé paralizada y la impotencia de no poder hacer nada me invadió a la vez que algunas lágrimas de pena por los afectados.

Roko también estaba allí, mientras agonizaba. No entendía el por qué estaba siendo asesinado, y aunque fuera un patán, no se merecía ese horroroso destino.

Por último, se encargaron de Briony. Ahí entendí el por qué tenía que ayudar a Jota. Yo había sido la culpable de su muerte, sin mí él ahora no estaría desangrando mientras la muerte llega a por él lentamente. ¿En qué mierda me había metido? No, espera, ¿En qué mierda me había metido Jota?

Lorvil recogió la sangre de los sacrificados en un cáliz, no me esperaba eso de él, nunca tuvo la imagen de ser el cabecilla de una secta asesina. Todos bebieron de la copa mientras yo seguía intentando procesar lo que estaba pasando. Jota también bebió, hijo de puta, me había metido en toda esta mierda sin yo saberlo.

El causante de mi desgracia acabó de beber. No sé si es que fui demasiado poco disimulada, pero él me vio observándolo todo.

MIERDA, estaba muy jodida, ahora ellos sabrían que lo sé y se encargarían de mí.

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¡Heyy!

La obra de hoy es Canibalismo en otoño de Salvador Dalí.

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Muchos besos💋

El Misterioso Señor Jota | Joseph QuinnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora