El Misterioso Señor Jota | Joseph Quinn

21: PIANO PIANO👠

POV VINYL

Subimos a su habitación besándonos torpemente, pues él me llevaba en brazos, como si fuera la novia de un casamiento.

Su cuarto parecía una parte extraída de Surreal Realm; paredes de terciopelo del mismo tono de rojo, paredes negras también, sillones de cuero sintético, lámparas con forma de piernas de mujer, cuadros surrealistas y otros objetos que parecían pertenecientes al movimiento surrealista, el chico parecía ser un gran fan de éste.

Joseph me tumbó en su cama y se quitó su camisa botón a botón para después volver a besarme. En este momento, simplemente llevaba su americana con mi lencería debajo, así que no sería una tarea demasiado difícil retirarme nada.
Sus besos comenzaron a bajar; primero por el cuello, los hombros, la parte sobresaliente de mis pechos aún vestidos, para después bajar a mi abdomen. Bajó aún más, encontrando mi rojizo tanga.

-¿Preparada para quitarlo, cariño?-Se refirió aquella tela que tapaba lo que él quería volver a ver. Yo asentí ante su pregunta.

Lo quitó muy lentamente, con delicadeza, como si mi piel fuera porcelana y sus dedos el martillo más duro existente.

Comenzó a dar besos en mi zona más privada. Sus besos eran dulces, con cariño y cautela. En todo momento miraba mis expresiones para saber si me sentía cómoda con lo que él estaba haciendo. En un momento, él dio un pequeño lengüetazo, fue un segundo, pero mi cuerpo se estremeció demasiado, haciendo así que soltara un ahogado gemido.

-Joder, preciosa, no me hagas esto, todavía no.-Lloriqueó, parecía que se iba a derretir. Causar esto en él me daba aún más placer.

-No puedo evitarlo, Joe.-Acaricié sus rizos y su rostro.

-Estás tan mojada...-Cambió de tema mientras sus pupilas se ensanchaban más aún. Sus ojos me miraban fijamente.

-Por ti, cariño.-Respondí en un susurro, casi un gemido, mientras acariciaba su arqueada espalda.

-¡A la mierda los juegos previos!-Se levantó desesperado a por un condón y a mí me entró una risita.
-¿Preparada, amor?-Asentí y él se adentró en mí de una con la protección puesta, eso hizo que soltara un gran gemido.

Él prácticamente arrancó mi corpiño y lo tiró por su habitación. Después de eso, comenzó a masajear mis pechos mientras aumentaba el ritmo de su penetración.

-Joseph...-Que gimiera su nombre le encantaba, así que apretó aún más mis senos.

Su ritmo cambiaba en tiempos exactos, él era un experto en esto. Sus dedos corazón y anular empezaron a formar círculos en mi punto más débil. Mis quejidos eran lo único que se escuchaba en toda su mansión.

-Joe, estoy cerca...-Avisé.

-Yo también, mi amor, córrete conmigo.-Nuestro ritmo aceleró y los dos éramos un conjunto de jadeos, gemidos, quejas, maldiciones y cumplidos.

Los dos nos venimos juntos. Él me besó apasionadamente después de eso. Joseph se levantó de encima mío para dirigirse al baño, donde tiró el preservativo y agarró un paño mojada con agua caliente. Aquel trapo lo utilizó para limpiar los fluidos que habían quedado en mis partes, hizo aquella acción mientras iba besando mis muslos, se le notaba romántico.
Al acabar con aquella corta labor, Joe me acurrucó en su pecho para besarme y poder dormirnos.

-Te quiero.-Fue lo último que escuché después de caer rendida en sus cómodos brazos.

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