11: El Juego Lúgubre

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-¿Podrías quedarte a dormir aquí esta noche?-Una voz muy angustiada me habló.

Me giré para ver el rostro enmascarado de Jota, que aunque no se le veía completamente, se le notaba preocupación en su voz y en la mueca que producía su cara.

-¿Cómo?-Pregunté pensando que mi tímpano había escuchado mal.

-Sé que suena raro, pero todos mis guardaespaldas están ocupados para llevarte, así que por favor, si no es mucha molestia, quédate.-Pidió él.

-No puedo, tengo a mi gato y otras cosas allí.-Crucé mis brazos.

-Ya irá alguien de mi equipo a tu apartamento a vigilarlo, si hace falta.-Habló sin darle mucha importancia a mi precioso Lucifer.

-¿Y puede ir alguien a ver a mi minino, pero no puede llevarme?-Ironicé.

-Vinyl, por favor, hazme caso a lo que te pido.-Por poco se pone de rodillas. No me hubiera disgustado.

-Está bien, pero que alguien vaya a observar a Luci. Brusse, por ejemplo, parece buena persona.-Dicté

-Marchando.-Sonrió para después irse más calmado.

Él se subió a la gran escalera por donde yo había bajado hace unas horas.

-Damas y caballeros, podemos darle fin a nuestra velada, nuestro objetivo de esta finalizó.-Anunció. Algunos, como yo, se miraron entre sí sin saber a lo que Jota se refería con "objetivo", pero otros simplemente se limitaban a sonreír bajo sus máscaras.

La gente comenzó a despedirse y a marcharse por la puerta.

-Nos vemos, socio.-Habló Griffin hacia su amigo.
-Buenas noches, preciosa.-Se le notaba que había bebido más de una copa.

Jota ni siquiera se indignó a hablar, solamente lo miró mal al dirigirme la palabra. Tipos raros.

Todas las personas que habían estado presentes ya no lo estaban. Los únicos que merodeábamos por ahí éramos mi compañero, su equipo de limpieza y seguridad y yo.

-Melody, ¿Has preparado la habitación de mi invitada?-Se dirigió a una señora su personal.

-Sí, señor, ya está más que lista.-Nos sonrió, parecía amable.

-Gracias.-Él le devolvió la sonrisa y ella asintió mientras volvía a recoger los platos sucios de la enorme mesa, donde todos habíamos comido.

-Ven, muñeca, te acompaño a tu habitación.-Me extendió su mano y yo la agarré con cautela.

Subimos y él me hizo un pequeño tour por la parte superior de su hogar, para después llevarme a mi respectivo cuarto temporal.

La cama ya estaba perfectamente hecha, sin rastro del cuerpo desmayado de Briony.

-Ya sabes, cualquier cosa me dices, estaré en la habitación de al lado. Buenas noches.-Dijo y cerró la puerta.

Vi que me había dejado un pijama de seda azul marino en la mesita de noche, debajo de la lámpara con forma de piernas de mujer. En lo que sí que me había fijado, es que su mansión era como un Surreal Realm dos punto cero. Mantenía esa esencia surrealista con erotismo; cuadros, esculturas, colores rojizos, oscuros y llamativos... Me parecía atractivo.

Me puse el atuendo para dormir y me acosté en la cama para por fin poder descansar.

* * *

El Misterioso Señor Jota | Joseph QuinnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora