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Alcé el vaso lleno de ron y con Coca-Cola para chocarlo con la cerveza de Ezra y Roxy, con una sonrisa tan grande que me dolían las mejillas

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Alcé el vaso lleno de ron y con Coca-Cola para chocarlo con la cerveza de Ezra y Roxy, con una sonrisa tan grande que me dolían las mejillas. Escuché como mi amigo soltaba una carcajada tan sonora como la música que nos rodeaba.

—¡Salud! —exclamó Roxy.

—Salud, por la aprobación del proyecto —dije.

Ezra ni siquiera respondió, se llevó directamente la boca de la botella a sus labios y dio un largo trago a la cerveza. Yo lo imité con mi vaso, Roxy lo hizo de igual manera, pero manteniendo las composturas. ¿Yo? Quería quitarme todo el estrés de la semana esa noche y lo haría con todo el alcohol que mi billetera me permitiera.

Porque habían aprobado la idea, nos habían dado pase verde.

A Martin le encantó la idea, de hecho, después de un preámbulo en silencio en el que mi corazón decidió dejar de latir, él sonrió y aplaudió como si fuera una maravillosa idea, y lo mejor fue que lo confirmó, dijo: "Que buena idea... ¿cómo se les ocurrió?". Tuve que inventarme una historia mucho mejor de la que le conté a Ezra, pero ninguno pareció importarle mucho y a mí me dio un gran alivio.

Lo que fue mucho mejor fue como Martin maquinó un plan y así ayudarnos para estar con el equipo de hockey y poner la idea en práctica. Ya no solo sería teoría, sería un experimento de tal a tal, uno que podríamos vender a la universidad. Martin hablaría con el entrenador del equipo para ver la posibilidad de fuéramos a la pista y evaluar todas las variantes.

El plan de Roxy también estaba en camino, Martin también dijo que podríamos conseguir adelantar semestres si la volvíamos una tesis, si es que el proyecto funcionaba o conseguía un pick decisivo. Estábamos en un auge que no veía desde hace años, que no creí ver nunca.

Obviamente celebraría hasta que mi estómago reventara y la cabeza me diera vueltas.

Otra carcajada se asomó en mis labios y el alcohol calentó mi cuerpo. Venir a un bar nunca fue un plan de un viernes, a lo más ir a otra residencia a una brutal fiesta de la cual escapo pronto y sola. Venir al bar de la ciudad, donde había otros estudiantes y adultos jóvenes, no era un plan emocionante, pero, Dios, se sentía tan bien estar libre de un peso.

Ahora se venía lo complejo, lo sabía, Roxy y Ezra lo sabían y no podía importarnos menos. Por lo menos, hoy. Ya mañana, después de la borrachera, con la resaca y el dolor de cabeza, sería un día nuevo con la preocupación pertinente.

Roxy se me acercó.

—Todavía no me queda claro cómo es que conseguiste la idea. No me malinterpretes, la agradezco, pero la explicación que le diste a Martin no es del todo clara —dijo, alzando la voz sobre la música.

«Jack Tucker, eso pasó»

Se lo quería decir, que al menos supiera la verdad sobre todo lo sucedido, lo del viernes pasado, lo de @Rhett, lo de la conveniente situación que se dio en la pista de hielo, lo de la conversación que tuvimos ayer que todavía me dejaba mucho en que pensar.

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