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—¿Rompiste con ella o qué? —escuché desde donde estaba, la conversación del chico que acaba de llegar con Jack

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—¿Rompiste con ella o qué? —escuché desde donde estaba, la conversación del chico que acaba de llegar con Jack. Su amigo ni siquiera le saludó. Agradezco que al menos lo haya hecho conmigo.

Esto era aún más bochornoso.

—No —ese era Jack, se escuchaba molesto.

Lo único que he hecho es molestarlo, lo que es una pena, porque me encantaría verle una sonrisa, de esas que había hecho ayer, que le iluminaban los ojos.

—¿Y por qué está llorando en nuestro sofá?

—¿Puedes bajar la voz? Nos va a escuchar.

Corrección, ya lo estoy haciendo.

Soy una desvergonzada por estar escuchando conversaciones ajenas, pero no es mi culpa que el amigo de Jack hable tan fuerte que su voz resuene por toda la primera planta. Al menos, Jack trata de guardar su tono, pero de todas maneras no consigue mucho.

Debería dejar de escuchar.

—Bien, no es tu tipo así que no rompiste con ella, dudo mucho que hayan salido en primer lugar —Auch. Una mueca de dolor se asomó en mis labios ante las palabras del chico que acaba de llegar. Creo reconocerlo del equipo, número 11, no me sé su nombre, pero da buenos pases y es algo lento cuando patina por lateral izquierdo. —¿Le rompiste el corazón? —prosiguió con las adivinanzas.

—Beau, te golpearé si sigues diciendo estupideces.

Eso dolió también, aunque no entiendo exactamente qué me dolió.

Escuché que se acercaba y me paré de un salto, tambaleando de inmediato. Jack me miró con algo parecido a cansancio y colocó una mano en mi hombro, haciendo presión para que me volviera a sentar.

—Te dije que no te levantaras.

—Dijiste "Ni se te ocurra" y la verdad es que una advertencia bastante amplia considerando que se me ocurren varias cosas —musité. Jack me extendió una tasa caliente, el olor a limón y té me llenó las fosas nasales.

«Beau», o así lo llamó Jack, sonrió con picardía.

—¿Se te ocurren varias cosas? ¿Cómo qué?

Jack gruñó.

—No en ese sentido, Beau, con ella es algo más parecido a extraterrestres o asesinos en serie. Bébelo —eso ultimo iba para mí y como no quería molestarlo más, mucho menos en lo que podía asumir era su casa, lo bebí con cuidado de no quemarme. Jack asintió, satisfecho de que no pusiera oposición. —Escuchaste todo, ¿verdad?

Casi me atraganto.

—Lo tomaré como un sí. Fantástico.

—Lo siento.

—No, éste idiota de aquí habla con un megáfono incrustado en la garganta, no sabe cuándo quedarse callado —le sacó en cara. Su amigo se llevó una mano al pecho, con indignación —. Él es Harley Beaumont, Beau para el entrenador.

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