❥ Capitulo 4 ✿

138 16 1
                                    

Los siguientes días después de cada clase Viktor regresaba junto con Horacio y su madre para sus clases, para su suerte, el idioma se le hizo muy fácil de aprender, Charlotte explicaba excelente y estar cerca de Horacio le hacía sentir mucho más cómodo.

Inevitablemente Viktor y Horacio se volvieron muy cercanos hasta el punto que casi lloraban al separarse cada que Irina iba por Viktor. En la escuela las cosas no eran distintas ambos eran nuevos, los deberes hacían juntos y los profesores no insistían en separarlos ya que observaron un vínculo bastante fuerte.

Gracias a la fuerte unión de ambos pequeños ambas familias se volvieron cercanas, las madres se volvieron amigas, sus hijas igual, ambas formaron una especie de amistad y de vez en cuando pasaban tiempo juntas, los padres solo saludaban, no tenían mucho tiempo para convivir pero de vez en cuando se sentaban a beber un buen whisky y un excelente vodka.

Salían al cine con sus madres, jugaban por horas en el gran patio de la casa de Horacio, incluso convencieron a Andrés para construir una casa en el árbol que había en la gran residencia Pérez.

Pasaban días enteros en esa pequeña casa, incluso hicieron un gran mural con dibujos de ambos, y algo que más adoraba de ese mural era las pequeñas huellas de sus manos en el centro de esta.

Cuando Horacio tenia un mal día solía esconderse en ese sitio, incluso, cuando se enfadaba con Viktor ese era su escondite hasta que el soviético subía a la pequeña casita con una "ofrendas de paz"  un día Horacio pidió a su madre compre unas cortinas de mariposa iguales a las que tenia en su habitación y las coloque en la casita del árbol que era de ensueño, tenia su propia cocinita, una mini sala y una habitación con dos colchones para ambos niños.

Ambos tenían un cuaderno para pintar, se repartían hojas y coloreaban las hojas durante horas mientras comían golosinas o cantaban canciones, realmente tenían una relación muy estrecha y bastante bonita.

.

- Mami, puedo hacer una pijamada con Horacio - pidió contento.

- Claro pequeño, hay que decirle a tu padre - Respondió Irina sonriendo ampliamente, le había preocupado mucho que no se acostumbre a su nueva vida que ahora se sentía feliz por ver a su hijo tan sonriente, ni siquiera en Rusia sonreía tanto y se lo veía tan apegado a alguien.

Gavrel llegó tarde a casa, sus hijos ya estaban dormidos y su esposa lo esperaba en la sala mientras leía un libro y bebía un café - Hola cariño ¿Qué tal tu día? - Preguntó acercándose a su esposo para dejar un beso en su mejilla.

El señor Volkov recibió gustoso el beso de su amada - Hola, bien pero estoy muy muy cansado - Dijo medio sonriendo. Después de servirle la cena y terminar su café le comentó la petición de su pequeño hijo - Viktor me dijo que quería dormir una noche en la casa de los Pérez.

- No me parece correcto  - Respondió serio.

- A mi me parece que si, los Pérez son buenas personas 

- No, no irá - Dijo terminando su comida.

- Yo creo que será una buena idea - Comentó tranquila - No le había visto así de feliz hace muchísimo tiempo - Habló abrazando a su esposo para después depositar un beso en su mejilla.

Después de un largo silencio asintió aún dudando - De acuerdo - Respondió recibiendo el beso con una sonrisa en su rostro - Déjame lavo esto y nos vamos a dormir - Dijo dándose vuelta dejando un beso en los labios de su esposa.

A la mañana siguiente Irina había despertado a su hijo, este sin pensarlo dos veces se levantó de su cama y tomó su mochila de la escuela vaciando todo en la cama, corrió a su armario y tomó algo de ropa, desayunó en tiempo récord haciendo sonreír a su madre por la notable emoción en su pequeño hijo.

Inocente amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora