un capítulo largo por la espera. ♡
Capítulo veintitrés.
[Monachopsis (griego): La sutil, pero persistente sensación de estar fuera de lugar].
• L E N A Y •
—Las calificaciones ya se encuentran en la plataforma escolar —comenzó a instruir la coordinadora—. Pueden revisarlas ahora mismo o en otro momento. Los talleres de recuperación estarán disponibles a partir del lunes en la tarde.
—Y los que no debemos nada, ¿podemos dejar de venir? —preguntó Zed. Por primera vez, no le hacían falta puntos en ninguna clase, y estaba ansioso por salir del salón.
—Pueden, pero Sheridan les agradecería que no lo hicieran. Recuerden que también se celebrará la víspera navideña, y habrá eventos benéficos.
Zed asintió con la cabeza en señal de acuerdo, aunque la ligereza de su postura indicaba que no tenía intención de seguir el consejo. Ese viernes sería el último día del año en el que cruzaría las puertas del instituto. Lenay lo observó esperar a que la coordinadora se marchara para girarse hacia su hermanastro y ella.
—Me voy —anunció mientras se levantaba de su asiento—. ¿Vienen o se quedan?
—Yo todavía tengo algo que hacer, pero ¿nos vemos en la noche? —quiso asegurarse Lenay.
Zed guardó sus pertenencias en la mochila y, evitando el contacto visual con ella, le contestó:
—No lo creo. No tengo pensado ir a esa fiesta.
—¿No?
Hace menos de una semana, él mencionó que lo haría después de enterarse de que Dashiell aceptó ir con Cerys cuando Clayton los invitó. La única que faltaría sería Erin. Ese día ella amaneció con cólicos, y el dolor ni siquiera le permitió asistir a Sheridan.
—No. Niclas me sigue irritando, y sus dos amigos lo hacen aún más. Los tres son exasperantes.
—No le hagas caso, L —intervino Dashiell—. En realidad, se quiere quedar en casa porque nuestro papá adoptó a un nuevo gato, y es el único de todos los que hemos tenido que no ha huido de él.
Zed chasqueó la lengua, había cierta verdad en ello, pero optó por tomar su mochila, y dirigirse hacia la puerta antes que caer en provocaciones.
—Los veo mañana.
Lenay fue la única que respondió a su despedida, mientras que Dashiell mantuvo su atención centrada en la pantalla de su celular. Hubo un destello en sus ojos que se intensificó con orgullo, e hizo crecer una sonrisa en sus labios. En seguida, ella pensó que se trataba de un mensaje de Cerys, pero cuando él le mostró que la mayoría de sus calificaciones eran sobresalientes, se dio cuenta de que todavía no revisaba las suyas.
Sin más, abrió su portátil e ingresó a la plataforma.
En cuanto sus ojos recorrieron los números, el corazón de Lenay martilló contra su pecho con tal intensidad que tuvo que obligarse a tomar respiraciones pausadas. Por primera vez, contempló las calificaciones que tanto esperaba ver cada vez que se enfrentaba a una evaluación, pero contrario a lo que se podría pensar, no eran buenas. A pesar de lo mucho que se esforzaba, ella tenía la creencia de que algo saldría mal, y esta vez acertó.
—¿Abriste el usuario de Zed? —la interrumpió Dashiell en un tono burlón.
—No, es el mío.
Dashiell se inclinó para ver mejor la pantalla, y parpadeó asombrado. Reinició la página, pero las calificaciones se mantuvieron intactas. La mayoría de las asignaturas estaban aprobadas por la calificación mínima requerida.
ESTÁS LEYENDO
Residuos de Amor.
Teen Fiction«Mi amor por ti se quedó atrapado en el tiempo, entre las estrellas fugaces que nunca te pude dedicar, en los museos en los que no tomé tu mano, y en los sueños que no se hicieron realidad».