RDA┋28

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Capítulo veintiocho. 

[Quimera: Sueño o ilusión que es producto de la imaginación. Un profundo anhelo que se persigue pese a ser muy poco probable a que suceda].


• L E N A Y •

El viernes por la noche, Lenay se prometió a sí misma no mirar hacia atrás cuando Niclas esperó a que ella entrara a su casa para marcharse. El gesto le recordaba a las despedidas silenciosas, y a los retornos ansiosos que drenaban el alma al buscar un objeto valioso que se encontraba perdido

Apoyó la frente en la puerta y cerró los ojos con fuerza.

«No mires».

«No mires».

«No mires».

«Te va a doler».

Tan pronto el motor se encendió, su vista se escabulló por la ventana.

Las luces doradas de los faroles potenciaron el color azul metálico del automóvil de Niclas, y su presencia centelló a lo lejos de la calle, asemejando la estela de un cometa surcando la densa oscuridad.

Dolía asociarlo con la fugacidad. Sin embargo, puede que él fuese su propio cometa personal; tan cercano a la vista, y tan lejano a pertenecerle a ella.

Lenay lo observó perderse en medio de un pestañeo que atrajo un par de lágrimas a sus ya enrojecidos ojos. Había encapsulado por tanto tiempo sus sentimientos que olvidó que estos eran fantasmas del pasado y, como tal, alguna vez la acecharían más allá de sus pensamientos.

«Que estúpida. Que estúpida. Que estúpida». Se reclamó a sí misma, cada palabra retumbando en una tonada de acordes desafinados y estribillos tartajosos que encapsularon el silencio conforme escupía las palabras de camino a su habitación. «¡¿Cómo pude ser tan estúpida?!»

Lenay apagó su celular para evitar la tentación de llenar la bandeja de mensajes de Niclas con disculpas y preguntas que nublaban sus sentimientos.

«¿Te arrepientes de haberme conocido?»

«¿Tan malo es que alguien como yo se haya enamorado de alguien como tú?»

«¿Puedes perdonarme por hacerlo?».

Entre sollozos, se sentó en el escritorio con el portátil encendido y los libros escolares amontonados en una torre. Esa noche no podría dormir sin que sus miedos aprisionaran sus sueños.


Cuando el amanecer la arrulló y la tela del suéter marcó líneas de costura en sus mejillas, una ráfaga de notificaciones pertenecientes a su correo electrónico sacudió la pesadez de sus párpados.


NiclasKeller@SHERIDAN.com

Sin asunto.

¿Sigues despierta?

Llegué a mi casa hace un par de horas... Te envié un mensaje como me lo pediste, pero ninguno te llegó. También he estado llamándote.


NiclasKeller@SHERIDAN.com

Asunto: Lee este primero.

Que idiota olvidé lo más importante. Por favor no me bloquees.

Quiero escucharte sobre cualquier cosa que quieras hablar sobre nosotros. Es solo que no si pueda hacerlo estos días. Mi mente sigue en shock, y este fin de semana estaré ocupado con mi entrenador. Él me está preparado para unas pruebas especiales que ya amenazó con cancelar si falto. ¿Te parece si hablamos el lunes después de clases?

Residuos de Amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora