RDA┋07

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Capítulo siete.

[Resiliencia: capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos.]

• L E N A Y •

El comedor de Sheridan se llenó de murmullos cuando el reloj marcó el medio día, pero Lenay esperó a que sus amigos se acomodaran en su mesa para cruzar las puertas. Mantuvo su vista revoloteando alrededor, entre los ventanales que lo adornaban y en los alumnos de cursos inferiores al suyo. El salón estaba dividido en dos secciones, cada una con cuatro largas mesas, que daban al pasillo de la salida y a la mesa de los docentes.

Lenay avanzó insegura hacia la segunda mesa de los alumnos de último año, en donde sus amigos estaban sentados. Allí vio a Zed juguetear con sus cubiertos, como si fuese un baterista, y a Dashiell seguirle el ritmo. Mientras que Cerys intentaba convencer a Erin de que tarareara con ella.

Cuando Lenay se acercó, su presencia fue más que notoria, y no solo por la tardanza, sino porque a su lado estaba Niclas Keller.

Algunos la miraron con agudeza, y otros fingieron encontrar fascinante sus platos vacíos. Erin entreabrió sus labios, sorprendida, y una risa torpe se escapó de sus labios.

Okay —dijo Erin, alargando la vocal, presa de los nervios.

—¿Qué pasa? —preguntó Cerys, alarmada—. ¿Por qué se callaron? ¿Es por la forma en la que canto? ¡Les dije que no lo hacía bien!

Zed, por el contrario, hizo un esfuerzo por controlar su ira. Cada vez que lo veía, su deseo por golpearlo aumentaba. Algo que, en el pasado, estuvo a punto de hacer de no ser por Lenay, quien lo frenó y le dijo que ella misma se había roto el corazón al ilusionarse, ya que Niclas había sido claro desde el principio, y si buscaba un culpable entonces ella estaba dispuesta a enfrentarlo.

La única persona que se mantuvo ajena a la tensión fue Cerys, quizá por su ignorancia a los sucesos o por la preocupación que le surgió al ver una expresión irreconocible en el rostro de Dashiell. En cualquier caso, su presencia hizo que la situación fuera más controlable.

—Hola —los saludó Lenay, al mismo tiempo que obligaba a Niclas a sentarse.

Al final, con mucha decidía, Niclas lo hizo, pero eso le costó un bufido por parte de Zed.

Lenay miró a su amigo, suplicándole entendimiento, pero ni sus ojos llenos de nobleza pudieron pararlo. Él desvió la mirada, sacó su celular, y tecleó con suma rapidez un mensaje.

Zed: "¿¡Qué demonios hace él aquí!?"

Lenay: "Necesita ayuda".

Zed: "Lo que necesita es una paliza".

Lenay: "La violencia no resuelve nada, Zed".

Zed: "Resuelve mi coraje. Sabes que lo detesto".

Lenay: "Él no hizo nada malo".

Zed: "¿En serio vas a defenderlo?"

Lenay: "No lo hago".

Zed: "Eso parece".

Lenay: "Lo siento, Zed".

Zed se levantó de la mesa, pero nadie lo siguió. Ni siquiera Dashiell que era su fiel cómplice. El aspecto de Niclas fue suficiente para hacerles ver lo mucho que él estaba sufriendo. Además, desde lo profundo de sus razonamientos, ellos sabían que Lenay tenía razón:

Residuos de Amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora