RDA┋27

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Capítulo veintisiete.

[Loverlorn (inglés) Estado de tristeza o melancolía debido a un amor no correspondido o perdido].


• N I C L A S •

—Ya puedes hablar —le dijo Niclas a Ulrik después de contarle lo sucedido, y que este solo permaneciera con una expresión estática, y los labios entreabiertos.

—Lo estoy procesando. No me apresures.

Niclas resopló, ansioso.

—Procésalo más rápido.

—Hipócrita —masculló Ulrik, desviando la vista sarcásticamente. Luego de una exhalación continuó—. A ver. Déjame ver si entiendo. Lenay estaba enamorada de ti, y tú le rompiste el corazón... ¿Correcto?

Niclas pasó ambos manos por su rostro antes de asentir con un ligero movimiento dubitativo. A pesar de que en ningún momento confió en las palabras de Lenay sobre su nulo interés en el amor romántico y lo poco esencial que le parecía en la vida, no imaginó que él fuese a ser su excepción. Entre todas las personas a su alrededor con las cuales ella pudo cautivarse, encontrar más fascinante y con un alma menos caótica, que lo hubiese elegido a él era más de lo que podía colocar en palabras.

Sin embargo, todo sentimiento de satisfacción fue reemplazado por la latente angustia de ser también la persona que le rompió el corazón.

El primer chico.

El primer todo.

Y a la vez el primer nada.

Niclas sentía una punzada en el pecho ante el pensamiento. No tenía idea de que lo habría dicho o hecho en ese momento, pero no paraba de repetirse que habría hecho lo imposible para evitar que el corazón de Lenay se rompiera.

—Y si no hubieras terminado lo que tenían, ella te habría confesado sus sentimientos —agregó Ulrik.

—Sí. No. Tal vez. No lo sé. Ella dijo que no... Creo.

—¿Crees?

—Me bloqueé. Te lo dije —respondió Niclas, mirando a todas partes mientras la vergüenza teñía sus mejillas—. Un momento la tenía a ella de frente, y en el otro estaba atrapado en cada detalle del pasado.

Ulrik soltó una risa que resonó en los vestidores vacíos de Sheridan.

—No puede ser, Keller. Tienes la peor suerte del mundo.

—No te atrevas a burlarte que no es gracioso.

—Irónico, sí. ¿Te das cuenta de que si hubieras sido sincero con Lenay las cosas serían muy diferentes en este momento?

Niclas hundió su rostro entre sus manos una vez más para poder enfocarse en su respiración.

En el pasado, él descubrió que cada vez que pensaba en las infinitas posibilidades, los diferentes caminos que pudo tomar en su vida y las consecuencias de estos, se encontraba con un suspiro que se transformaba en un nudo de garganta.

La vida perdida de lo que no volverá, y de lo que no tuvo oportunidad de existir.

Es lo que era, y lo que no podría cambiar. Aun así, la imposibilidad no le impidió que sintiera una sensación de luto por la versión de sí mismo que pudo ser, y la que murió por avanzar.

Niclas soltó un quejido ronco después de que Ulrik palmeó su espalda para frenar la espiral de sus pensamientos.

—Pensé que ya habías superado ese tema.

Residuos de Amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora