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La noticia se anunciaba entre flores azules y rosadas, rodeadas por lo que a Levi le pareció vegetación muerta

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La noticia se anunciaba entre flores azules y rosadas, rodeadas por lo que a Levi le pareció vegetación muerta. El fondo de la invitación tenía un diseño de manchas acuosas, como si alguien hubiera usado el papel para limpiarse las manos después de comerse un melocotón. Por no hablar de los nombres de los novios, que difícilmente se reconocían. Si se miraban con rapidez, sin enfocar, ahí podía decir cualquier cosa. Aunque, pensándolo bien, esa caligrafía era la única parte disfrutable. El resto de la tarjeta estaba hecho con muy mal gusto; era tan pastelosa y corriente que le provocaba dolor en las muelas. Cuando fue consciente de la punzada, aflojó la mordida. Relajó los hombros y dejó que la respiración retenida saliera de su cuerpo.

Miró de nuevo las hojas muertas.

Estaba seguro de que, si Erwin hubiera escogido el diseño, habría optado por algo más sobrio y elegante, con un fondo limpio y una fuente legible. No habría permitido que la E de su nombre luciera como un abominable titán persiguiendo a otro aún más atroz con forma de G. Si hubiera sido Erwin quien hubiera metido una carta en un sobre para él, la habría escrito a mano sobre papel prístino, sin la más mínima mancha de pegamento, sin huellas, sin resquicios de nada. Y el contenido habría sido estimulante, algo que le robara a Levi una mueca graciosa, lo más parecido a una sonrisa que podía aparecer en sus labios.

Como aquella vez.

Sería el verano número quince de su vida cuando recibió la carta, en un sobre de cartón tamaño DIN A4 que contenía, a su vez, otra lámina dura de cartón que servía para que no se arrugara el papel. Erwin se la había mandado desde las paradisíacas playas de Balesa, donde había ido a vacacionar con sus padres.

Estimado Levi:

Espero que estas letras te encuentren con buena salud. Te escribo desde la habitación del hotel, con un bolígrafo que he encontrado en el cajón del escritorio, donde también había un sobre (que he desechado porque habría tenido que doblar la carta) y esta misma hoja. Como puedes ver por la dureza del gramaje, es un papel de gran calidad, así que le pedí al recepcionista que me diera algunas más. Las encontrarás en blanco acompañando esta carta. Te las envío por si deseas usarlas para algo o, simplemente, admirarlas.

Por teléfono me pediste que, cuando llegara, te contara cómo es mi habitación. Es la número 801, una suite de 90 m², y se accede a ella con una pulsera que nos facilitaron en recepción. Tiene orientación oeste y una enorme ventana que da al mar y que, por tanto, ofrece unas maravillosas vistas del atardecer. La cama es de 200 x 200 cm y tiene sábanas de algodón blancas. Si esperabas que te diera algún otro detalle distinto a estos, por favor, házmelo saber.

Nuestros planes para estos días son disfrutar de la playa y hacer algún viaje vía marítima por el archipiélago. El hotel cuenta con unas instalaciones deportivas muy completas que aprovecharé al máximo para compensar los posibles excesos en el buffet.

You can lie, my dearDonde viven las historias. Descúbrelo ahora