En el amplio comedor del castillo, que tantos banquetes y festejos había presenciado, ahora se respiraba un aire lúgubre. Fuera había empezado a llover, y solo el sonido del agua y el llanto de unos padres resonaba en la sala. Al principio, el resto de invitados respetó el duelo de Eleonor y Roger. Algunos se acercaron a presentar sus condolencias. Pero, cuanto más pasaba el tiempo, más eran los que empezaban a inquietarse por las espeluznantes circunstancias.
Cuando Armin apareció por el umbral, estallaron los reclamos.
—¿Cómo es posible que estemos atrapados aquí? ¡Mis hijos me están esperando en casa!
—¿Qué vamos a hacer para pedir ayuda?
—Ahora... —dijo Armin, pero volvieron a interrumpirlo.
—¡Hay un asesino entre nosotros! ¡Podría ser cualquiera!
—¿Dónde está Erwin? ¡Alguien tiene que responder por esto!
—Señores, os pido que guardéis el orden —dijo Eren con firmeza, interponiéndose entre la gente y el pobre rubio—. El agente Grice no puede responderos a todos a la vez. De momento estamos haciendo todo lo posible por acceder a las lanchas y...
—¿Por qué no mandáis a alguien nadando? Que vaya alguien del personal, debéis de tener gente preparada.
Las cejas de Eren se arquearon de rabia. Ese era el tipo de cosas que menos soportaba.
—Estamos haciendo lo posible —retomó Armin—. Comprendemos vuestra preocupación, pero en un caso así lo mejor que podemos hacer...
—Perdonad, tenéis que escucharme, por favor —interrumpió el hombre moreno de bermudas. Se había abierto paso entre todos para encarar a Armin—. Alguien ha robado mi equipo de trabajo...
—¡También tenemos a un ladrón!
Las voces se avivaron. El pánico empezó a esparcirse y las palabras entremezcladas se deformaron hasta que ya nadie fue capaz de escuchar lo que decía la persona que estuviera a su lado.
De pronto, una voz se alzó sobre todas las demás:
—¡Silencio! —Todos miraron hacia Zeke, quien se acomodó las gafas antes de continuar—: Perdonad, pero así no vamos a llegar a ninguna parte. Por supuesto que esta situación es desesperanzadora, unos padres han perdido a una hija y Erwin ha...
Le temblaron los labios. Armin le puso una mano en el brazo, compungido, y susurró:
—Papá...
—Mi hijo es el único que está haciendo algo por solucionar esto —retomó Zeke—. En lugar de acosarlo de esta forma, deberíamos cooperar para que pueda hacer su trabajo. Tenemos que actuar con orden si queremos volver a nuestros hogares sanos y salvos.
—Mi hermano tiene razón —intervino Diana. Seguía junto a los destrozados padres de Greta—. Estoy devastada por lo que está pasando, pero tenéis mi palabra de que os protegeremos. Haced caso a las indicaciones de mi sobrino hasta que podamos salir de aquí. Mientras tanto, os ruego que mantengáis la calma.
—Eso es lo más importante —convino Armin, con un tono de voz gentil pero firme—. Procurad no deambular solos, manteneos en grupos de tres o cuatro personas, y confiad en la vigilancia que hemos establecido. —Hizo una pausa para mirar a Eren—. Los guardias y trabajadores del castillo nos están ayudando, por favor, agradezcamos su labor.
—Precioso discurso cuando nos están matando —comentó alguien por lo bajo.
Armin buscó el origen de la voz con la mirada y dio con Jean, el compañero de recursos humanos de Greta. No era la primera vez que lo veía: Jean llevaba años en la empresa de su familia, ya trabajaba allí cuando su padre aún era CEO, antes de que Erwin heredara el cargo.

ESTÁS LEYENDO
You can lie, my dear
RomantikLevi ha crecido dando tumbos entre el orfanato y distintas casas de acogida, lo único constante en su vida ha sido la presencia y el apoyo de su mejor amigo Erwin. Sin embargo, cuando Levi descubre que Erwin va a casarse, los sentimientos que ha in...