XXII ☾

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—Las revistas estaban en la habitación de Reiner, todo indica que él fue quien las recortó —explicó Armin mientras comprobaba que las letras pegadas en el papel fueran las mismas que faltaban en los titulares de los artículos.

—Pero no lo hemos encontrado por ninguna parte —apuntó Levi. Se había cruzado de brazos y miraba los ansiosos ojos de Erwin. Se sentía culpable. Las consecuencias de sus actos por fin estaban pasándole factura. Pero no dejó que Erwin viera ese atisbo de inseguridad. Dio dos pasos hacia él y le puso una mano en el hombro. Le habló con intimidad pese a la presencia de Armin y Eren—: No te preocupes, yo puedo encargarme. Pero no pongas esa cara.

Eren giró la cara para no mirar. Sintió que aquello era algo muy privado aunque estuviera ocurriendo cerca de él. Aun así se le escapó un vistazo de reojo, porque una parte de él no terminaba de creerse que esos dos hombres se quisieran. Le parecía inverosímil que un tipo con Erwin, que lo tenía todo en la vida, fuera capaz de arriesgarlo por otro tío. Él nunca había arriesgado tanto lo poco que tenía. Bueno, tampoco era para menospreciarse. En realidad, sí que había arriesgado su trabajo por el otro rubio de la habitación. Miró a Armin con disimulo, pero apartó los ojos enseguida y se aclaró la garganta en un reflejo nervioso.

—Que nos descubran no es lo que me preocupa —respondió Erwin. Había puesto una mano sobre la de Levi para mantenerla confinada contra su hombro—. No lo que más, al menos. Es que... —Bajó la voz—: Es Reiner. He visto el fútbol con él mil veces, hemos envuelto juntos los regalos de Navidad de Christa, cené en su casa la semana pasada... Si él ha sido capaz de... Lev, Reiner ha compartido cama con mi hermana durante años. Con mi hermana.

Levi agachó la mirada. Erwin tenía razón, ¿cómo iban a decírselo a Christa? Reiner siempre le había parecido el típico, tonto pero inofensivo. Después de escuchar el testimonio de Christa había añadido «imbécil infiel» a la lista, pero que Reiner fuera un asesino a sangre fría seguía pareciéndole una exageración.

—No tiene sentido —exteriorizó sus pensamientos—. ¿Qué motivos puede tener? ¿Y por qué ahora? Christa y Greta se veían a menudo, Reiner debió de tener muchas oportunidades mejores que esta. Erwin, ¿cómo era su relación con Greta?

Erwin se encogió de hombros. Quitó la mano que Levi le había puesto ahí, pero no la soltó, sino que se quedó sosteniéndola mientras hablaba mirándolo a los ojos:

—Te diría que no eran muy cercanos, pero ya no lo sé. Es cierto que Christa choca con él a menudo, y creo que a ella le preocupa el futuro de su matrimonio más de lo que dice. Aun así, que Reiner y Greta tuvieran algo me parece tan raro... No tenían nada en común. Y no veo a Reiner capaz de hacer algo así y encima pretender incriminarme. —Erwin suspiró y con la mano libre se masajeó la curva del tabique—. Esto es una locura.

Levi apretó la mano de Erwin cuando le quitó los ojos de encima para mirar a Armin.

—Lo siento, tengo que decírselo —dijo, y volvió a Erwin—. Reiner ha estado presionando a Christa para tener hijos. ¿Greta te mencionó algo al respecto? Quizá, si había de por medio algún embarazo...

—Dios, no quiero pensar que... —Erwin se mordió el interior de una mejilla. Tuvo que pensarse dos veces sus siguientes palabras para no soltar una brutalidad—: Si lo que sospechas es cierto, Reiner no está en sus cabales. Necesita la ayuda de un profesional cuanto antes. ¿Dónde está Christa? —preguntó de pronto. Soltó a Levi y caminó hacia Armin—. ¿Se quedó sola?

—Le dijimos que fuera con Diana, pero...

Erwin dio unas potentes zancadas en dirección a la puerta.

You can lie, my dearDonde viven las historias. Descúbrelo ahora