Sinopsis
Alejarme de Aang fue la decisión más difícil que he tomado. Nuestro amor era como una montaña rusa, llena de altibajos que me dejaron heridas profundas. Pero cuando una tragedia nos separó, creí que era lo mejor para ambos. Ahora, años después, regreso a su vida, y las cicatrices de nuestro pasado vuelven a palpitar.
Aang Briand siempre ha sido mi perdición...
Estoy segura que esta vez huir no es una solución.
¿Será que esta vez, enfrentar nuestros demonios y que nos vea arder valga la pena?
Prólogo
La primera vez que mi papá llamó "pequeña" a Pauline, me quedé confundido. No entendía por qué la llamaba así si ella no tenía nada de pequeña. Yo tenía diez años y tampoco supe procesar cuando me explicó que la llamaba así porque era suya para amar y proteger.
Años más tarde lo entendí perfectamente.
Cuando la novia de Elliot murió —Thalia— hubo una niña que me agarró la mano. No creas que no intenté soltarme. Lo hice.
No me gustaba que me tocaran, y mucho menos que me tomaran de la mano. Me parecía algo demasiado íntimo. Crear un lazo así generaba sentimientos. Y yo no quería sentir nada.
Pero ella no me soltó. Al contrario, se aferró más fuerte a mi mano. Tenía los ojos cerrados, y aún así se notaba que era una luchadora nata. Solo sentía curiosidad por la persona que Elliot me había pedido cuidar mientras estaba en el hospital.
Y fue entonces que, sin saberlo, la elegí.
No para amar.
Para proteger.
Ella despertó en mí algo que no comprendí del todo. Pero la quería en mi vida; porque me recordó a mí cuando mamá me abandonó, había estado tan asustado de que papá hiciera lo mismo que me había aferrado a él.
Acepté el trato de Elliot de protegerla a cambio de que fuera mía, quería ser su salvavidas. Y él me propuso otra condición: esperar a que fuera mayor de edad y no tener ni una sola foto o contacto con ella. No me importaba. No era un deseo sexual lo que sentí cuando la vi por primera vez. Estaba bien con que estuviera lejos. Alejada de mi mundo.
Hasta que conocí a una chica en un bar.
No sabía su nombre, pero su presencia me desarmó. Me obsesionó. Lo que provocó en mí iba más allá de lo imaginable. Jamás me había sentido así con nadie.
Despertaba el deseo más crudo y oscuro. Quería poseerla, no solo en la cama. La quería para mí en todos los sentidos.
Me causaba problemas. Me retaba. Me deseaba. Y cada día yo la quería más. Cada mirada suya era una provocación. Cada sonrisa, una rendición que me empujaba al borde.
Y entonces, lo descubrí.
Era ella.
La misma niña que una vez me había tomado la mano sin pedir permiso. La pequeña por la que había hecho una promesa.
Sabía que me encontraría con una mujer adulta al verla de nuevo. Era obvio que no se parecería a la niña inconsciente que vi por última vez. Pero nunca imaginé la belleza en la que se convertiría. Nunca imaginé el deseo. La necesidad. La maldita pulsación que me quemaba la entrepierna cada vez que ella estaba cerca. Todo por su aroma, por su voz, por la forma en que me miraba sin miedo y con deseo.
Le gustaba mi oscuridad tanto como yo adoraba la suya.
¿Era esa la niña que había dejado atrás?
¿O mi instinto de protección se había transformado sin que yo lo notara?
Está claro que, seis años después de su partida, por fin entendí por qué mi yo la había llamado pequeña desde el instante que la conocí:
Era mía.
Era mi bruma, mi miel... y mi lujuria.
Y comprendí que no solo deseaba protegerla.
Quería amarla.
Tal vez no de la forma convencional.
Sino de una forma posesiva, enfermiza y manipuladora.
Pero era la única forma que sabía.
Y estoy dispuesto a hacer lo que sea con tal de tenerla a mi lado.

ESTÁS LEYENDO
Abyss [Libro #3]
RomanceTERCER libro de la saga «Placeres Culposos». Una mirada. Un momento. Una chica. Ella fue todo lo que necesité para perder la concentración. Thais Delgado, mi octavo pecado capital. Fue el placer más culposo que pudo llegar a mi vida. Nos sedujo...