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Aang

Al principio solo hay oscuridad y dolor, un dolor que me desgarra. Un dolor que me destroza desde adentro hacia afuera.

La oscuridad es más fácil.

No hay dolor en ella, solo olvido. Sin embargo, odio la nada que me consume cuando estoy en ese vacío oscuro e infinito. Odio el vacío de la inexistencia pero al mismo tiempo me agrada la soledad que ofrece, los secretos que esconde. El alivio que da.

Conforme pasa el tiempo, llego a anhelar el dolor porque es lo opuesto a ese vacío, porque sentir algo es mejor que no sentir nada. Poco a poco, el oscuro vacío retrocede y disminuye su dominio sobre mí. Ahora, junto con el dolor, hay recuerdos. Algunos buenos, otros malos, me vienen sin cesar y me golpean con fuerza. La sonrisa de mi madre, Pauline, mientras me lee un cuento antes de dormir. La voz de mi padre. Mi vida de niño tan feliz y despreocupado como puede ser. Cómo maté a mi primer hombre en aquella misión. Y rio con una niña de doce años de ojos brillantes, pelo rojo como el fuego... con Nova. El cuerpo de Nova destrozado y violado, su luz y vida destruidas para siempre. Sangre en mis manos, la voz de Lou. Más muerte y violencia.

Y luego está ella.

Thais, mi pequeña. La chica que secuestré porque me podía ayudar a vengar la muerte de Nova y además, de mi ex mejor amigo. La chica que ahora es mi razón de ser. La única mujer con quien no temo dormir ni me importa que me vea vulnerable.

La que quiero que sea mi esposa algún día.

Futura madre de mis hijos.

Mantengo su imagen en mi mente, dejando que todos los otros recuerdos se desvanezcan en el fondo. Solo quiero pensar en ella, quiero centrarme en ella. Ella consigue que el dolor se vaya, hace desaparecer la oscuridad. Puede que yo haya traído su sufrimiento, pero ella me ha traído la única felicidad que he conocido desde mis primeros años.

A medida que pasa el tiempo, me doy cuenta de otras cosas. Además del dolor, hay sonidos y sensaciones. Oigo voces y siento una brisa fría en la cara. Me arde el hombro izquierdo, el brazo roto me palpita y me muero de sed. Sin embargo, parece que sigo vivo. Muevo los dedos para verificarlo.

Sí, vivo.

Casi demasiado débil para moverme, pero vivo. Mierda. El resto de los recuerdos me invaden y, antes incluso de abrir los ojos, sé dónde estoy y sé que probablemente no debería haber luchado contra la oscuridad. El olvido habría sido mejor que esto.

Pero tengo que salir de allí.

Estoy a solas en un pequeño almacén. El hormigón está húmedo por una fuga en una de las cañerías. Aquello me dice que estoy dentro de un complejo más antiguo, del tipo que estaría situado por las afueras. Hay algunas cadenas colgando del techo, indicándome que aquel lugar había sido utilizado originalmente para cargamentos pesados. Eso quiere decir que estamos cerca de una carretera por la que camiones de gran tamaño pueden acceder con facilidad a la zona.

Seguramente no tendría oportunidad de hablar con Terrence o Elliot, pero si se me presenta, necesito darle toda la información posible.

Tengo el ojo derecho cerrado por la hinchazón y la parte derecha de la mandíbula rota. El pulso me martillea en la sien. Me han dado una buena paliza, en venganza por todos los hombres que había matado.

Sé lo que se avecina.

Sé cómo enfrentarme a ello.

No le daré la satisfacción de hacerme daño de verdad.

Solo a través de mi pequeña pueden herirme de verdad. Y ella está muy lejos, protegida por mis mejores hombres.

Lars no tiene nada que utilizar en mi contra. Cierro los ojos.

Abyss [Libro #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora