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Thais

Al despertar está mañana Aang ya se había ido al trabajo, sin embargo, aún puedo sentirlo, me había follado solo porque quería que cuando fuera a clases aún siguiera dolorida, según él disque si Ambiorix me viera caminando raro se daría cuenta que me había cogido bien.

Psicópata.

Después de lo que parecen horas de búsqueda en el fondo del armario, encuentro unos bonitos pantalones cortos y una camiseta rosa de tirantes en la que se lee 'Special', tomo una chaqueta. Me los pongo y uso una bufanda rosa como cinturón para los pantalones cortos, ya que son un poco más grandes. Me decido por unas zapatillas rosas. Utilizo un pañuelo similar a mi cinturón para recoger mi cabello en una larga cola de caballo. Mirándome en el espejo, sonrío, satisfecha con el resultado.

Cuando me acerco al ascensor veo las luces lo que significa que alguien llega, la puerta se abre y sale Pauline. Ella tiene un pequeño plato en sus manos con una pequeña magdalena en el centro. Con glaseado de chocolate y una sola vela en el centro, parece un pastel de cumpleaños en miniatura. Nos saludamos con besos y abrazos.

—¿Para qué es eso? —digo curiosa.

—Es para Aang.

Porque le traería golosina.

—¿Y eso por qué?

—¿Sabes que día es hoy? —frunce el ceño.

—18 de noviembre —digo con obviedad y ella se ríe.

—Hoy es su cumpleaños. Odia celebrarlo, pero siempre me gusta dejar esto en su mesita de noche... solo para reconocerlo sutilmente. Él nunca lo menciona, pero sí se lo come... así que creo que lo aprecia.

—¿Hoy es su cumpleaños? —pregunto sorprendida. Dijo que pronto cumpliría treinta y dos años, pero no tenía idea de cuán pronto.

El idiota cumple años y no me dijo nada.

Merece la muerte por eso.

—Sí—. Ella sigue caminando y se dirige a mi habitación. —¿Está en casa?

—No. Se fue hace como una hora. Pero igual puedes entrar, estás en tu casa, yo ya tengo que irme porque voy a llegar tarde —le digo. Me encamino para ir al ascensor cuando de pronto me detengo. —Pauline —la llamo.

—Sí, querida.

—¿Por qué odia cerebrarlo?

—Su madre biológica, se fue ese día —dice simplemente.

Muerdo mi labio inferior.

—¿Qué podría hacerle sin que lo tome mal?

―Ya eres de él. ―Pauline cierra los ojos y suspira―. Solíamos perderlo cuando era pequeño, ya sabes. Durante horas, de vez en cuando por un día. Mirábamos hacia otro lado por un segundo, y él desaparecería. Y cada vez que lo encontrábamos, lo recogía y lo abrazaba fuerte, pero yo sabía, desde el fondo de mi alma, que todo lo que quería era perderse de nuevo en su burbuja de escape. —Abre los ojos―. Eso es todo lo que eras para él. ―Desvío los ojos―. Solo otra forma de perderse. Pero ahora todo es diferente porque te ama. Estoy segura que eres una de las personas que más lo conoce en el mundo, sabes exactamente que él querría. Incluso mejor que yo.

—Bueno... ejem... Gracias.

—Cuídate, querida —su voz es cantarina.

Cuando llego a clase descubro que Ambiorix no se sienta cerca de mí. Pero igual le escribo para pedirle disculpa por lo de Aang y decirle que si está abierto a una amistad puede seguir contando con eso, pero si es para algo más que es mejor alejarnos desde ahora ya que estoy en una relación con alguien. En varios momentos de la clase la mirada de él se posa sobre mí. Una pequeña parte de mi subconsciente quiere pensar que me ha aceptado mi propuesta de ser amigos, que sabe perfectamente con quién estoy saliendo.

Abyss [Libro #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora