CAPÍTULO 1

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"El célebre médico cirujano japonés Izuku Midoriya, fue captado cenando en un exclusivo restaurante de Manhattan con su novia, la periodista Ochaco Uraraka. Se dice que ha sido su relación más formal hasta el momento, e incluso que ya piensan en matrimonio. Fuentes cercanas a la pareja confirman éste rumor pero ninguno ha querido dar información al respecto.

No cabe duda que el soltero más codiciado del NewYork-Presbyterian ha caído en las redes del amor."

El periódico local Yomiuri Shimbun había incluido la noticia en su sección de sociales de su más importante representante en el extranjero. Izuku se había convertido en el orgullo de su país al haber puesto en alto el talento de su ciudad natal, Osaka.

Katsuki Bakugou sostenía el periódico con una mano mientras con la otra sorbía de su taza de café. Arrugando el entrecejo detrás de los anteojos, chasqueó la lengua al ver la foto en blanco y negro de Deku (como le había apodado desde el primer momento que lo conoció) abrazando de la cintura a una tipa de aspecto redondo. No podía negar con su ojo crítico de fotógrafo profesional que lucían bien juntos. Después de haberse separado abruptamente una década atrás, realmente había perdido cualquier contacto con Izuku, siendo los medios de comunicación lo que le actualizaba de la grandiosa carrera del pecoso en Nueva York, habiendo logrado lo que su madre en vida nunca pudo: triunfar en el extranjero y que reconocieran su talento más allá de un simple consultorio médico local. Debido a ella, Izuku eligió la carrera de medicina logrando un brillo de esperanza en los ojos cansados de Inko Midoriya alentandolo a siempre ir más allá.

Pero ello se había vuelto una carga en su único hijo.

Echando el periódico al piso, Katsuki fue hasta la ducha después de lavar los trastos sucios. Se vistió cuidadosamente con un suéter gris de cuello alto, pantalones negros y un saco largo del mismo color que rozaba sus pantorrillas. Se calzó unas pesadas botas y cogiendo las llaves de su auto salió dando un portazo bufando por el largo trayecto hasta la ciudad de Kioto, dónde tenía su estudio fotográfico.

Por alguna razón, jamás quiso cambiar su lugar de residencia en Osaka.

Después de una hora de camino, se metió directamente a su oficina tratando de ignorar los pendientes que su secretario trató de pasarle.

Necesitaba un cigarrillo, abrió el cajón de su escritorio sacando la cajetilla del fondo, pues sabía que Todoroki le cagaría encima si descubría fumando. Su novio era muy poco tolerante con el olor del tabaco por lo que Katsuki había intentado dejarlo.

Fracasando, obviamente.

Después de haberse fumado el tabaco más rápido de lo debido, echó a su boca un par de mentas; abrió su laptop y se dirigió directamente a su bandeja de correo electrónico, pues era el único medio para contactar sus servicios. Odiaba las llamadas telefónicas.

1 Mensaje Nuevo: zuzu.midori@xxxx

Involuntariamente el corazón de Bakugou dio un vuelco y una molesta sensación en el estómago le hizo sudar frío.

No creía en lo sobrenatural, pero aquello rayaba en la magia negra. Vudú. Brujería.

Imposible.

Bakugou leyó una y otra vez el corto pero desconcertante email que de repente le había echado encima una avalancha de recuerdos perdidos. Todos esos años se había negado a pensar en eso, pero esas estúpidas palabras escritas de su ex novio le habían provocado revivir en un segundo todo aquello que había tratado borrar de su vida.

Unos golpes a la puerta le hicieron despegar la vista del monitor al fin.

-Señor Bakugou, ha llegado el señor Enji Todoroki con el joven Shoto.

Buen día habían elegido su novio y suegro para sacarse las fotos del buffet.

Pasando una mano por su rostro, cerró los ojos y recargando su cabeza en el respaldo de su silla, suspiro hondo.

-Que Mina ultime detalles, voy en un momento.

El secretario inclinó la cabeza y salió cerrando tras de sí en silencio.

Al quedar solo de nuevo, el fotógrafo tecleó una rápida e impersonal respuesta evitando demostrar cualquier tipo de emoción; aunque, muy dentro de él un torrente de sensaciones inundó su pecho. Se dirigió a su pequeña biblioteca personal para sacar de un viejo libro una foto de Izuku que conservó secretamente... ¿La razón? Nostalgia, tal vez. Recorrió con un dedo esas pecas mojadas por los lagrimones que parecían no haberse detenido jamás.

-No necesito ni una jodida cosa de ti, Izuku Midoriya... es más, por mí puedes irte a la mierda para siempre.

Ahora diez años después, hundiendo el rostro entre ambas manos Bakugou aceptaba que era el más grande imbécil que el mundo había tenido algún día.

Guardando de nuevo la vieja fotografía, se obligó un tanto a animarse por ver a Shoto. Sabía que estaba muy enamorado de su lindo novio heterocromático, porque a su lado pudo aprender a vivir sin la presencia de Izuku.

Jamás lo mencionaba pero todo el tiempo agradecía secretamente a Mina, su asistente, el haberle presentado a Shoto Todoroki.

Así que, con toda la seguridad que su arrogante personalidad le permitía, se dijo que Izuku Midoriya era cosa del pasado.

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