CAPÍTULO 16

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Katsuki besaba a Deku con los ojos abiertos para confirmar todas y cada una de sus reacciones, deleitándose con el sonrojo que teñía su cara. Su dulce respiración entrecortada amenazaba con hacerle cometer una locura ahí mismo.

Izuku estaba en un sueño, o al menos eso creía. Sentir el cuerpo de Bakugou pegado al suyo contra la pared era demasiado increíble para que estuviera sucediendo realmente. La cálida lengua invadiendo su boca y esas grandes manos recorriendo su silueta no podían estar nublando su juicio justo como estaba pasando en ese momento… teniendo a Ochaco a solo unos pasos de ellos. Lo arrebatador de esos besos y esa devastadora sensualidad que lo volvían nada le hacía querer llevarse a la cama a Katsuki.

Pero no podía. No debía.

Cuando al fin Bakugou quedó sin aire, pegó la frente perlada en sudor con la de Izuku, acompasando ambos chicos su jadeante pecho con los ojos cerrados.

-Deku…

Sujetando el cuello del rubio con fuerza, Midoriya se aferró a él como si su vida dependiera de eso.

Mirando sus clavículas expuestas, Bakugou bajó su nariz hasta ellas respirando la exquisita esencia de su piel.

-Espera, Kacchan…

-Shhh, Deku. Solo déjame sentirte aunque sea un momento…

El corazón de Izuku no pudo más y le fue imposible no soltar un par de lágrimas  que Katsuki se encargó de desparecer con suaves besos.

-No… por favor no llores, Izuku. Perdóname.

-Kacchan, es que n-no p-puedo…

-Lo sé... sé que no puedes. Ven aquí.

Bakugou protegió entre sus brazos al pecoso de sus propios sentimientos.

Sin saber cuánto tiempo pasaron de esa manera, Izuku fue el primero en romper el contacto. Se alejó algunos pasos de Katsuki hacía atrás mirándolo cómo si éste fuera producto de un sueño y estuviera a punto de desaparecer.

-Vamos, nerd. Hemos pasado por esto antes. Solo dime adiós.

La triste sonrisa de medio lado del fotógrafo fue un golpe directo al pecho del otro.

-No puedo despedirme… no otra vez.

Katsuki se encogió de hombros. El nudo en su garganta estaba haciendo su voz más ronca de lo normal.

-Te casarás mañana, Deku. Tienes una gran vida, un gran trabajo y una gran mujer contigo. Mírate, vives en un exclusivo lugar y eres casi una celebridad… Ahí tienes los sueños cumplidos de tu madre, ¿no es así? Yo tendré la vida aburrida en Osaka que alguna vez planeaste para los dos, y tu seguirás brillando aquí, en Nueva York.

Izuku daba un paso hacia él deteniéndose de pronto al escuchar una puerta a lo lejos, cerró los ojos para suspirar y al abrirlos de nuevo su expresión desolada había cambiado radicalmente a una mecánica y vacía. A lo lejos se oían ya las voces de Todoroki y Uraraka. Entonces susurró:

-Reunámonos antes de la boda. Regresa aquí antes que el sol salga, estaré esperándote.

Bakugou no respondió ante lo inesperado de su petición, solo pudo alzar las cejas sorprendido de como la expresión del pecoso cambió en cuanto Ochaco apareció.

Todoroki miraba a ambos en busca de culpa en las miradas, una mínima muestra de complicidad, algo. Pero no vio nada, no hubo algo que les delatara puesto que ambos sabían que no se pertenecían.

°
°

-¡Maldita sea, Shoto! ¿Otra vez? Ya deja de joder con eso de nuevo.

Aferrado a su brazo, Todoroki interrogaba a su novio sobre lo que había hablado con Izuku.

-Dime, Katsuki ¿que sentiste al verle? Porque estoy seguro de que te gustó lo que veías, puesto que fuiste tan estúpido y descarado que no le quitabas la vista de encima.

-No digas idioteces.

-Oh no, no lo son y lo sabes.

Bakugou se levantó de la cama y comenzó a vestirse de nuevo.

-¿A dónde vas?

-Por un maldito cigarrillo.

-Es más de media noche, Katsuki.

Ignorando la quebrada voz de Shoto, se puso el saco y salió dando un portazo de la habitación.

El llanto de Todoroki se dejó escuchar levemente antes de alejarse de la puerta y un remordimiento le hizo querer regresar y consolarle pero… ¿quién le consolaba a él? Estaba demasiado roto como para fingir en ese momento.

Con las manos en los bolsillos, caminó hasta el ascensor pulsando hacia la planta baja. Cuando las puertas se abrieron se decidió por el bar.

-Whisky.

Después de beberse casi media botella, seguía tan sobrio como había llegado. Eran casi las tres de la mañana y realmente no deseaba volver a la habitación, no podía ni quería mentir a Shoto, y sabía que si es éste seguía insistiendo terminaría por decirle de la forma más hiriente lo que había sucedido.

Tirando unos cuántos cientos de dólares en la barra, se alzó la bufanda y salió sin rumbo fijo. Caminó autómata bajó la nieve hasta que, se dio cuenta que había pasado casi dos horas deambulando por la ciudad.

Estaba perdido.

A nada mejor que hacer hizo la parada a un taxi, realmente estaba exhausto y necesitaba dormir un poco ya que en unas horas tendría mucho trabajo por delante.

Hasta que….

-Regresa aquí... estaré esperándote.

- ¿A dónde lo llevo, señor?

-Calle Broadway, número xx.

El sol saldría en cualquier momento...

El sol saldría en cualquier momento

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