CAPÍTULO 3

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Al día siguiente, Katsuki y Shoto disfrutaron de una jornada tranquila en casa, ya que el domingo era el único día que disponían para estar juntos más allá de encuentros casuales en la semana. El trabajo de ambos les mantenía bastante ocupados.

Por la noche justo antes de dormir, Bakugou leía mientras Shoto hablaba con su padre acerca de un caso que, de tomarlo, lo haría viajar al extranjero.

-…cuenta conmigo, éste caso no va a ser la excepción. Sé que ganaremos.

Desplomándose a su lado, Todoroki abrazó por el abdomen al otro que se quitaba los anteojos para mirarle.

-Saldré de viaje, Kats. En un par de días tengo que ir a Nueva York.

Nueva York.

-¿Tan importante es? ¿cuántos días te vas?

-No lo sé, si todo sale bien y no se alarga,
una semana, tal vez.

Shoto alzó la mirada y con una hermosa sonrisa se atrevió a preguntarle si le gustaría acompañarle, puesto que hacía mucho tiempo que no tomaban vacaciones juntos.

Sábado. 5.00 pm. El parque.

Acariciando sus cabellos, Katsuki negó con la cabeza.

-No puedo. Tengo ésta semana llena y… llega  un cliente importante.

A pesar de todo, Katsuki no sabía mentir y de hecho, odiaba hacerlo.

Con la cabeza de su novio sobre su pecho ya completamente dormido y lleno de pensamientos intrusivos, Bakugou apagó la luz de la lámpara de noche a ver si así su mente descansaba un poco también.

Los días pasaron más rápido de lo que Katsuki hubiera querido, el martes por la noche había llevado a Shoto al aeropuerto quedando así a la deriva de su mente traicionera. Se dirigió a un bar de la ciudad para encontrarse con Mina y Eijiro, sus empleados, socios y mejores amigos.

-¡Katsubro, por acá!

La puntiaguda cabeza pelirroja de Eijiro Kirishima se distinguía sin necesidad de alzar una mano.

Bakugou sonrió muy a su pesar. Ese par de tontos eran su único soporte en las buenas y malas. Ellos sostuvieron su hombro cuando Izuku se fue, hacía tanto tiempo atrás, le vieron luchar día a día por ser el mejor fotógrafo del país hasta que un día su nombre se posicionaba entre los mejores.

Mina Ashido soltó la mano de su novio para levantarse y abrazar alegremente a su jefe y amigo.

-Basta, rosita, me asfixias. Abraza al idiota de tu novio antes de que me dé un puñetazo.

-Vamos, Bakugou. Sé muy bien que a ti las chicas te pasan de largo. Aunque mira que con lo guapo que eres serías muy afortunado con ellas.

Y lo era, para desgracia del rubio.

-Creí que Sho vendría contigo. No me digas que le hiciste alguna estupidez y pelearon.

Bakugou rodó los ojos y dando un largo trago a su cerveza miró con cara de pocos amigos a la chica de hermosos cabellos teñidos en rosa.

-No, idiota. Acabo de dejarlo en el aeropuerto, tiene un caso en Nueva York.

-¿No es ahí donde está Izuk…

El codazo de Mina dio de lleno en las costillas de Eijiro, sacándole el aire.

-Serás estúpido, cariño.

Katsuki los miró con fastidio.

-No importa. Y si, ahí está Deku, pelos de mierda.

Ambos chicos frente a él se miraron fugazmente al ver que Bakugou no se había cerrado como siempre a hablar de ese tema.

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