CAPÍTULO 9

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Izuku se quedó inmóvil escuchando el tono desconectado después que Ochaco colgara la llamada.

-¿En serio aceptó? Oh cariño, que gusto. Estoy segura que tu amigo está feliz por ti.

-Si.

-¿Te vienes ya al hotel?

-Claro, O. Te veo en un rato.

-Te amo, Zuzu. Estaré esperándote.

Como un zombie al fin quitó el aparato de su oreja guardándolo en el bolsillo.

Kacchan

Saboreó el nombre infinidad de veces hasta que de nuevo las lágrimas le hicieron trastabillar sus decisiones hasta ese día. Haberlo visto después de tantos años definitivamente había removido partes de él que durante mucho tiempo se encargó de suprimir.

El olor fresco de su piel, el shampoo de jazmín. Los ojos rasgados que eran aún más fríos y penetrantes que cuando tenían dieciocho años. La rasposa e increíblemente sensual voz que le hacía sentir mariposas en el vientre.

Caminó sin rumbo un par de horas más hasta llegar con los pies adoloridos a lado de Ochaco. Sus ojos hinchados y  nariz enrojecida fueron la primera cosa que la chica notó.

-Por Dios, Zuzu ¿estás bien? ¿Qué pasa? Tardaste demasiado y pareciera que has estado llorando.

Midoriya se fijó en su reflejo. Realmente tenía un aspecto horrible.

-N-no pasó nada. Creo que me dará gripe. Nada más.

Ochaco se levantó de la cama tomando de la mano a Izuku.

-Ven, sé perfectamente como hacerte sentir mejor…

La chica comenzó con suaves y pequeños besos por el cuello del peliverde, sabiendo que aquel era su punto débil. Con sus manos deslizó la manta que cubría sus hombros dejando al descubierto el pronunciado escote buscando así provocar en el pecoso alguna reacción que correspondiera sus ganas.

Midoriya más incómodo que estimulado, apartó gentilmente a Ochaco sonriendo con pena.

-Lo siento, O. De verdad me siento mal.

Cubriéndose otra vez, Ochaco notó algo extraño en Izuku. Primeramente porque no era normal un rechazo de su parte, jamás le decía que no. En todos y cada uno de los aspectos, su futuro esposo siempre se esforzaba en complacerla.

-Entiendo, cariño. Supongo que el cambio de horario y todo lo que has venido a recordar de este lugar te tienen exhausto.

Rascando su cabeza forzando una sonrisa incómoda, Izuku halló en esa explicación la salida fácil a la situación.

-Tienes razón. Todo esto me ha hecho sentir…

-¿Nostálgico, tal vez?

El chico asintió.

-Por cierto, ¿Qué tal todo con tu amigo Katsuki? ¿Se alegró de verte después de todo este tiempo?

No, no lo creo.

Más tarde después de cenar, Ochaco dormía profundamente con el libro abierto sobre su regazo. Izuku lo quitó lentamente y la cubrió con las sábanas. Con sigilo para no despertarla se levantó y caminó de puntillas hasta el pequeño sofá de la habitación, abrió su laptop y de nuevo, procesó palabra por palabra al redactar el e-mail con los detalles de la boda.

Kacchan.

La boda se celebrará el día 27 de abril en el hotel Four Seasons de Nueva York. Te agradecería si pudieras llegar un par de días antes para revisar con mi prometida y el coordinador de la boda cada detalle. Envíame tu cuenta de banco y el presupuesto.

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