El camino hasta el departamento del pecoso fue corto. Pagó al taxista y aprovechando que alguien salía del edificio se metió sin siquiera avisar por el intercomunicador.
Subió desesperado de dos en dos los escalones hasta el piso de Deku. Con el corazón latiendo a mil caminó hasta la puerta recuperando el aliento antes de atreverse a tocar.
Pero no contaba con que la puerta se abriría por su cuenta asomando de ella un agotado pero precioso rostro de ojos verdes, remontando el tiempo a cuando tenían quince y se colaba en su habitación a media noche.
Katsuki se quedó mirándolo unos cuantos segundos más, totalmente consciente de lo que estaba a punto de hacer. Ya no habría marcha atrás si daba un maldito paso más.
Esto no está bien.
Izuku lo miraba expectante, igualmente con la duda en sus ojos.
Pero cuando una tímida sonrisa de bienvenida de esa pequeña boca se dibujó ante sus ojos, la catarsis en la sangre de Katsuki se liberó, por lo que no resistiendo más empujó la puerta para tomar a Izuku entre sus brazos y cerrar tras de sí.
Una vez dentro, Bakugou tomó el rostro del chico para contemplarlo como si lo hiciera por primera vez. Le acarició y abofeteo al mismo tiempo con la mirada tan lleno de rabia pero al mismo tiempo inundado de una inmensa tristeza que destrozaba su corazón eternamente lastimado.
-Sigues tan malditamente lindo…
Katsuki se abrumó de tal manera que ya sin disimular su desdicha se de dejó caer en el sofá detrás de él hundiendo el rostro entre sus manos, seguido de Izuku que se arrodillaba frente a él descubriendo su cara con sumo cuidado, encontrando Bakugou en esas pupilas verdes todo lo que necesitaba para recordar porque había ido a su lado en medio de la madrugada.
-Kacchan, quédate.
Katsuki sonrió puesto que esas simples palabras bastaron para rendirse ante él.
-Maldito seas, Izuku.
Cerrando los ojos, abrió su pecho de par en par y dejó que todo el amor que se había negado a sentir por Deku, saliera a juguetear en la oscuridad. Entre la duda y el remordimiento pero sin poder ni querer evitarlo más, se rindió a la necesidad de tenerlo. Se levantó para tomarlo suavemente de la nuca con una mano y con la otra rodear despacio su pequeño cuerpo atrayéndolo al suyo.
Se miraron fijamente viendo el sueño del otro reflejado en sus pupilas.
Con la húmeda y caliente punta de su lengua, Katsuki Bakugou reclamó como suya la pasión de la boca de Izuku, logrando que el ahogado gemido contra sus labios le diera la bienvenida.
La ropa de Deku cayó al piso mezclándose con la de Katsuki quien tomó al otro en brazos como un par de recién casados, para después susurrarle al oído:
-¿Dónde está tu habitación?
El peliverde apuntó con el dedo y se dejó llevar.
Entraron a la elegante recámara iluminada por la tenue luz de la lámpara. Katsuki se sentó al borde de la cama con Izuku a horcadas sobre él, fijando sus ojos rasgados inundados en lágrimas en el triste semblante de Midoriya.
-¿Deku?
-¿Mmh?
-¿Me regalarías una última noche?
Un nostálgico y melódico silencio cayó sobre los dos mientras las expertas manos de cirujano acariciaban ese cabello rebelde. Izuku se montó sobre Katsuki posando un suave y tierno beso en su mejilla, y el fotógrafo no necesitó más respuesta.
Que se jodiera todo el mundo.
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La Piel del Cielo
FanfictionEl fotógrafo profesional Katsuki Bakugou, recibe un inesperado e-mail de su ex novio después de diez años de tener contacto cero... para pedirle un favor. ¿Qué es lo que podría querer después de haberlo abandonado hacía una maldita década atrás para...