CAPÍTULO 15

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-¿Estás listo, Zuzu?

Ochaco ultimaba detalles en el comedor y de paso checaba su reflejo en el pequeño espejo del baño.

Por su parte Izuku intentaba apaciguar su mata de rizos peinandolos entre sus dedos hacia atrás. Al parecer los invitados de Ochaco eran importantes por el empeño que había puesto en la comida y decoración de la mesa. Así que vistiendo una camisa negra abotonada que descubría una parte de sus clavículas y pecho y unos pantalones igualmente negros un tanto ajustados se debatía entre unas botas tipo militar con correas metálicas o unos simples tenis.

-Si. Las botas me harán ver más alto.

Al sonar el timbre del departamento, Izuku corría a su tocador para aplicarse colonia cuando las palabras en el saludo de Uraraka le atravesaron el cerebro provocándole una pesada y fría sensación de vacío en el estómago.

¿Había escuchado bien?

Aferrado al tocador, inhalaba y exhalaba para evitar un ataque de pánico. Espero unos segundos para lograr contenerse y despacio se dirigió a la puerta de la habitación.

-¡Izuku, cariño! Ven, tengo una sorpresa para ti.

Con el pulso a mil por hora y el corazón en la garganta, el pecoso fue asomándose de a poco al recibidor cómo cuando conoció a Katsuki a sus tiernos cuatro años y sé escondía en las faldas de su madre.

Cuando al fin salió, los tres le dirigieron una mirada atónita.

Ochaco pocas veces había visto a su prometido con ese estilo tan desenfadado y suelto.

Shoto profundizaba su respiración al conocer al fin a su eterno contrincante, la razón por la que había días que necesitaba pastillas para conciliar el sueño.

Y…

Para Bakugou todo a su alrededor dejó de tener importancia. Tan solo quedaban él y ese Izuku tan jodidamente hermoso y sexy.

El cabello peinado hacia atrás, la malditamente caliente vista de su pecho en esa camisa entreabierta… los pantalones ajustados que marcaban sus firmes y torneadas piernas. Esas botas que le hacían lucir más alto y un poco rudo. Pero, más que nada, ese rostro de labios rojos de fresa y ojos tan claros y transparentes como el aire que Bakugou respiraba. El diálogo entre las escarlatas de Katsuki y las esmeraldas de Izuku fue intenso y solamente alguien muy estúpido no notaría la extrema química y atracción que emanaban los dos. El magnetismo que desprendían hacía el otro era… inevitable.

Ochaco parpadeó repetidamente mirando a Shoto que apretaba los puños en sus costados para después pasar la vista entre Katsuki y su prometido.

-Esto… ¿Izuku? ¿Estás bien? Luces algo pálido.

Katsuki pareció reaccionar al fin y tapando su boca ligeramente abierta con el dorso de su mano carraspeo mirando alrededor.

-¿Eh? Sí, es s-solo que… estoy sorprendido.

Tratando de disipar la incómoda atmósfera que de repente se había asentado, la castaña fue hacía Izuku y tomó su mano.

-Pensé que te gustaría ver a tu amigo. Invite también a su novio. El es el abogado que llevó el caso de mi padre.

Midoriya clavó sus enormes ojos en Todoroki llenos de asombro.

-¡Vaya! ¿Fuiste tú el que salvó al señor Uraraka? Eres increíble…

-Si, Zuzu. Y resulta que es el chico de Katsuki, ¿no es una gran casualidad?

Los otros lamentaban o tal vez envidiaban la inocencia de la mujer.

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