¿Yo?, ¿la novia de Keigo? ¿Me lo pidió? ¿En serio eso estaba pasando?
Tuve la impresión de que mi corazón había olvidado que debía latir durante nanosegundos.
—Kei, ¿qué has dicho? —le pregunté, temiendo que todo fuese producto de mi imaginación. O, más como un ardid de mis anhelos.
—Dije que quiero que seas mi novia —repitió.
Sus ojos seguían el movimiento de los míos que, incansablemente buscaban en los suyos una razón; el motivo de su proceder.
¿Qué veía en mí? Bueno, no me lo cuestioné por nada relacionado a una baja autoestima sino, que él era todo lo bueno y más. Yo, solo era yo.
Como lo dije antes: ¿qué podría querer en un ocho pudiendo tener un doce de diez?
Nuestra corta historia me parecía como sacada de un cuento de hadas.
Desde que lo conocí, Keigo fue —y seguía siendo hasta ese día—, lo mejor que me pasó en la vida.
Todo lo demás siempre fue complicado.
Como lo he mencionado ya aunque con distintas palabras; Keigo fue como un anhelo nunca confesado, que sin saberlo; se me fue concedido desde el primer momento.
Fue lo único que jamás me faltó hasta que se marchó.
Advertí tantas ganas de llorar debido a su petición...
Mi nariz picaba al igual que mis ojos, que sin remedio alguno, se humedecieron como manifiesto de la alegría invadiendo mi corazón.
En ese entonces no lo pensé de este modo, pero creo que mi sentir se debía a que todo en mi vida —hasta esa fecha— había sido algo forzado.
Me enamoré de Japón una vez que conocí la belleza de su rica cultura y de las (pocas) islas que —conocí— y que conformaban su territorio, pero mi situación era otra antes de que eso ocurriese.
Para comenzar: nunca quise abandonar mi país, mi escuela, mis compañeros, mis profesores y mis amigos; tampoco quería dejar atrás a mis tíos y a mis primos mayores (que tanto me consentían).
Fue horrible intentar adaptarme tan desesperadamente cada día en una tierra extraña donde yo también era una extraña.
Aparte de Keigo, jamás pude hacer amigos durante mis años en Japón (aunque eso no me importó y me enamoré de mi nuevo domicilio de todos modos), y, comencé a sentirme como una extranjera también en casa de mis papás.
Sé que no era su intención, que llegaron a un punto en el que no se soportaban más; pero debieron de mantener su odisea entre ellos.
Un niño no tiene porqué enterarse de las diferencias de sus padres.
Retomando lo anterior: nunca tuve voz ni voto con relación a ningún asunto o empresa personal, y me dediqué a complacer a todos comenzando con mis padres. Regresé a América y nada de eso cambió a medida que fui abandonando la adolescencia hasta convertirme en una joven adulta. Me olvidé de mí misma y me sumí en mi vida estudiantil.
No pude escoger ni siquiera una carrera universitaria; mis padres eligieron por mí.
No pude escoger a mis amigas; mi madre las eligió por mí.
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CONCEDIDO ━━ [FINALIZADA] 《58》
Fanfic[Hawks x Lectora] El primer amor es un hermoso sentimiento que nace en el momento menos esperado, y, que se queda contigo a lo largo de tu vida. Lo pude comprobar cuando lo vi después de tantos años, volando por los cielos con esas rojas y bellas al...