Capitulo 34 🥚

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♡ A N T O J O S ♡

9:00AM

Eymie: ¡Steven! – el nombrado corrió ante el llamado.

Steven: ¿Sucede algo? ¿Te duele algo? – trataba de regular su respiración.

Eymie: ¿Ya casi está mi desayuno? – El mayor respiró con más tranquilidad, mientras que su pareja lo miraba con ternura.

Steven: Si, ya casi, tus huevos con Nutella y canela estarán en un momento.

Eymie: Ok, te acompaño entonces – quitó las calles cobijas de su cuerpo pero Steven no se lo permitió – Necesito caminar, estaré bien.

Steven: La doctora dijo que necesitas reposo para que la herida cicatrice bien y el bebé no corra peligro.

Eymie: ¿Olvidas que tengo el suero? – se levantó la playera, la herida ya estaba casi por terminar de cicatrizar – Déjame ayudarte, por favor.

Steven se rindió, no podía lidiar con esa mujer que en su naturaleza corría la terquedad.

Si era complicada antes, entonces con el embarazo sería aún más complicada.

Steven: Yo termino tú desayuno y tú terminas el mío, ¿Ok?

Eymie: Vamos entonces – salieron de la habitación.

Terminando de preparar sus alimentos se sentaron a desayunar.

Eymie con mucho gusto se comía su antojo todo raro, mientras que Steven la veía con gracia.

Eymie: No me mires así, culpa a tú hijo que se le antojó ésto – seguía en lo suyo.

Steven: Para mi sería un placer complacer todos sus antojos, ¿Qué tal tú licuado de mango con galletas? – sé rió por lo último dicho.

Eymie: Crujiente, pero deja de reírte, que estoy segura qué tú también podrás tener antojos raros – señaló amenazante con su tenedor.

Steven: lo dudo bastante.

12:00PM

Eymie estaba en su escritorio que instaló en la sala, trabajando cuando su estómago empezó a gruñir de hambre. Se levantó para ir a la cocina, Steven no estaba, tuvo que ir a trabajar así que tenía que cumplir sus antojos ella sola.

Sola

Al estar frente al refrigerador, lo abrió, después lo escaneó, pero nada, no se le antojaba nada de ahí.

— ¿Qué se te antoja, criatura? — dijo frente al espejo mirando su vientre algo abultado, su estómago hizo un sonido y de inmediato su vista se fijó en una manzana y la alacena — no suena tan mal.

De la alacena sacó la crema de cacahuate, partió la manzana por la mitad y con una cuchara le esparció la crema, al morderla el bebé le agradeció ese exquisito manjar.

— Éste antojo no está mal, Diablillo — siguió con su trabajo, no sin antes preparar más manzanas con la crema de cacahuate.

6:00pm

Steven: ¡Ya llegué amor! – al escuchar unos pasos apresurados , sonrió ampliamente.

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