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— ¿Estás listo alumno?— bromeó Jeongin, le iba a
enseñar a Hyunjin a preparar hot-cakes, ambos traían un mandil y tenían todos los ingredientes listos.

— Estoy listo chef Jeongin, — respondió el pelinegro con una sonrisa.

— De acuerdo, entonces vamos a comenzar a tamizar la harina, — indicó el castaño.

— ¿Uhm? ¿qué?— preguntó Hyunjin confundido.

Jeongin le regaló una sonrisa y dijó, — Te mostraré
como, — tomó un poco de harina y le indicó, — tienes que ponerla aquí y entonces golpeas suavemente, — le pasó el recipiente, — vamos continúa tú, — dijó.

— ¿Así?— preguntó Hyunjin.

Él castaño hizo una ligera mueca, — Uhm, no tan
fuerte, — dijo.

Hyunjin disminuyó su fuerza y el castaño se acercó
a mirar si la harina ya estaba de la forma adecuada,
— Añade más, — indicó el castaño, — el pelinegro lo hizo y cuando comenzó a tamizar la harina, fue a
la cara del castaño.

— Hyunjin! — gruñó Jeongin, — ¡te dije que no tan
fuerte.

El pelinegro no pudo evitar reír al ver el rostro de
Jeongin cubierto de harina, el castaño lo miró serio..

— Ven, te lo quitaré, — ofreció el pelinegro tomando una servilleta.

— No, — dijó Jeongin, — ahora vuelvo.

— Vamos, yo te limpió, — repitió Hyunjin acercándose.

— Hyunjin, de verdad, déjame, — pidió el castaño.

— No, — Hyunjin impidió que Jeongin que se marchara abrazándolo por la espalda, — te dije que te limpiaría yo, — lo giró y comenzó a pasar la servilleta por su rostro. — Ya está, no era mucho, — dijó Hyunjin, pero seguía sin separarse del castaño.

Ambos se miraron a los ojos, Jeongin tampoco parecía querer apartarse, la distancia de sus rostros se fue acortando cada vez más hasta que sus labios finalmente se encontraron en un delicado beso, el
castaño entreabrió los labios y Hyunjin aprovechó para intensificar el beso.Hubieran continuado, de no ser porque el rubio  llegó interrumpiendo el momento.

— Dios, que acaban de mirar mis inocentes ojos, —
bromeó Minho.

Jeongin se apartó de Hyunjin inmediatamente, el
pelinegro se aclaró la garganta y dijó, — Jeongin me
está enseñando a preparar hot-cakes.

— Interesante, — dijó Minho — no recuerdo ningún paso que mencionara abrazos y besos, — después de decir eso les guiñó un ojo y salió de la cocina.

La mañana transcurrió tranquila, pronto llegó la hora del almuerzo y el pelinegro se ofreció a traer algo para los tres.

Jeongin estaba terminando de acomodar un pastel
cuando Karina entro en la cafetería.
— Hyunjin, salió a comprar algo, — le informó el
castaño.

— Oh, de todos modos venía a hablar contigo, —
dijó la rubia.

— Claro, ¿De qué?— preguntó el castañ despreocupado.— Solo quiero que me digas si tienes sentimientos por Hyunjin.

— ¿Qué!?— preguntó el castaño un poco nervioso, — ¿tú piensas que a mí me gusta Hyunjin?

— Hyunjin es muy atractivo, — dijó Karina, —cualquiera podría enamorarse de él fácilmente.

— Bueno, no es mi caso, — dijó Jeongin, — es de lejos el hombre del que yo me podría enamorar, es presumido y bueno no me gusta en absoluto.

— Entonces me alegro, — dijó la rubia, — porque yo sé muy bien lo que le gusta a Hyunjin, y se que nunca se enamoraría de ti, él y yo estamos a punto de volver y no me gustaría verte con el corazón roto.

Dulce delicia [hyunin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora