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Han pasado tres días Jeongin — regañó Minho — por favor, anímate, ¿porque no me acompañas está noche al bar?

— Sabes que no me agradan mucho esos lugares Min, — dijó Jeongin — dormiré temprano, mañana es
sábado el día que más clientes hay.

— Ay Jeongin, ¿Que voy a hacer contigo?—preguntó el rubio ,— no me gusta verte así.

— Estoy bien, — dijo Jeongin,— lo prometo. Minho  lo miró enfadado, desde el día que el pelinegro había criticado su pastel, el castaño había estado triste, por más que Jeongin lo negara, el rubio lo conocía perfectamente.

Fue hasta el sábado cuando finalmente una sonrisa se dibujó el el rostro del castaño, Minho estaba agradecido, tener clientes animaba a su amigo, además era la prueba de que sus pasteles no eran para nada malos.

— Ey chicos! — los saludó Charlie entrando en
la cafetería. El muchacho se había convertido en unbuen amigo de ellos, y aunque había tratado de
llevar a Jeongin a una cita, el castaño siempre se las
arreglaba para que se convirtiera en una salida que
involucraba a Minho y Han.

— Charlie, es bueno verte por aquí— dijó Minho estaba pensando que sería bueno para el castaño salir con ese chico.

— ¿Ah si? ¿de que me he perdido?— preguntó Charlie.

— De casi nada, — dijo Jeongin — bueno puede
que haya hecho aquél pastel de manzana que tanto te gusta, — sonrió el castaño.

— Joder!— exclamó el chico, — lamento eso, el trabajo me ha tenido ocupado, pero tú sabés que yo
amo ese pastel.

Jeongin sonrió, — ¿Quieres algo?— dijó señalando
su vitrina.

— Oh, no— dijo Charlie, — hoy vine a invitarlos a cenar, ¿qué dicen?

— Hoy es sábado bro, —le recordó Minho — hoy
también voy al bar, — le recordó.

—Cierto, — asintió — bueno quizá el lunes—— Pero a Jeongin le encantará ir, — lo interrumpió Minho, — ¿verdad Innie?
El castaño trató de encontrar una excusa, pero al
no encontrar ninguna terminó aceptando.

— Si, eso estaría bien, — dijó Jeongin — nos podemos reunir a las ocho, ¿Esta bien?

— Seguro. Pasaré por ti Innie, — sonrió Charlie, —
ahora debo irme, — se despidió.

El castaño no tenía idea de dónde cenaría con
Charlie, aún así decidió arreglarse con un bonito
traje azúl marino. Charlie era muy amable, había
veces que venía con todo tipo de flores para él, pero
a pesar de que a Jeongin le agradaba no se sentía
atraído de la forma que se requería para una relación.

Luego de abordar un taxi, Charlie abrió la puerta
para el castaño, y se dirigieron a la entrada del
restaurante. El teléfono de Charlie sonó, cuando estaban a punto de entrar.

— Disculpa Innie, — dijo el muchacho, el castaño le sonrió comprensivo y espero mientras CharlieJusto entonces un conocido pelinegro paso a su lado, ambos se miraron sorprendidos.

— Oh, tu eres el chico de la cafetería, — señaló el pelinegro, — ¿Así que vas a cenar aquí?

— Me ves aquí, ¿no?— dijo el castaño irónico, le había tomado unos días olvidar el insulto del que creía sería su príncipe.

— Ya veo, — dijó el pelinegro, — te hará bien cenar aquí, y probar el pastel de este lugar, ¿sabes? es de alta repostería, tienen ingredientes de alta calidad, te va a encantar.

— Idiota, — dijó Jeongin mirándolo mal, pero el pelinegro ni siquiera lo estaba escuchando, el ya estaba caminando hacia su mesa.

Charlie tardó un poco con su llamada, para cuándo finalmente entraron al restaurante el castaño ya se moría por cenar.

El camarero los guiaba a su mesa cuando Jeongin
divisó al pelinegro, riendo junto a una bonita rubia.
Una idea de venganza pasó por su mente, quizá solo
fuera y arrojará un poco de champagne sobre él,
pero tampoco quería que le negaran la entrada al
lugar por causar desorden —Charlie?— habló Jeongin.

— Si?— preguntó el chico.

— Vi a alguien y quiero saludar, en un momento
voy a nuestra mesa, ¿de acuerdo?— preguntó el
castaño.

— Sí, está bien, iré a lavarme las manos, — informo el chico.
Jeongin le sonrió, y con la misma expresión de felicidad se dirigió hasta la mesa del pelinegro.

— Bebé! te he extrañado tanto, — dijó dejando
un sonoro beso en su mejilla y abrazándolo efusivo.

— ¿Bebé?— el pelinegro lo miró totalmente confundido.

— Ay, amor veo que te estoy tomando por sorpresa, — dice Jeongin, — oh, ¿quién es ella?— dice mirando a la rubia, — ayer me dijiste que cenarias con tu madre, ¿es ella?

— ¿Qué demonios Hyunjin?— chilla la rubia, — ¿De verdad luzco como su madre!?, — pregunta aterrada.

El castaño muerde sus labios, lamenta haber llevado la broma un poco lejos, bueno ahora al menos tiene el nombre del pelinegro. Empuja la culpa y decide continuar su actuación.

— Jinnie, no te quedes callado, — dice abrazándolo nuevamente, el pelinegro trata de soltarse pero Jeongin se lo permite.

— ¡Ni siquiera sabía que eras gay!— dice la rubia con una mueca.

— Karina, no el no es…— antes de que pueda negarlo, Jeongin apresuró a hablar.

— Basta bebé, yo sé que querías que lo nuestro
siguiera en secreto pero creo que es momento de
dejar de escondernos.

— Hyunjin! — vuelve a protestar la rubia, — ¿sabes
que? ¡me voy! sabes dónde encontrarme si de verdad quieres compensar esto, — se toma el vino
de un trago y azota con fuerza la copa antes de
marcharse.

Cuando finalmente se aleja, el castaño suelta al
pelinegro.

— ¿Estás jodidamente loco?!— dice Hyunjin completamente exaltado mirando al castaño, —
ni siquiera te conozco y ahora haz jodido mi cita.

— Uhm, tú también arruinaste mi cena con tu
comentario allí afuera , — dice Jeongin encogiéndose de hombros, — estamos a mano. Que tengas buena noche Jinnie, — le sonríe antes de llegar a su mesa con Charlie.

El pelinegro lo mira mal, pero decide no hacer nada por ahora. Pide la cuenta y se marcha del lugar.

Dulce delicia [hyunin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora