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Es domingo por la mañana cuando él pelinegro
está frente a la puerta de la bonita rubia, de nombre
Karina. Está sonríe inmediatamente al verlo por la
mirilla de la puerta, cambia su expresión a una seria
antes de abrir pero aún así lo invita a entrar.

— ¿Quieres tomar algo?— pregunta Karina mientras se dirigen a la sala.

— Un té por favor, — dice Hyunjin, la muchacha ordena que preparen té y vuelve junto a él, pasan
alrededor de diez minutos y ninguno ha roto el
silencio.

— Una disculpa por la incomoda cena de anoche, — dice Hyunjin mirándola fijamente.

— Hyunjin, — dice finalmente la rubia, — si estás
saliendo con ese chico ¿porque no me lo dijiste?—
dice algo seria.

Hyunjin y Karina eran novios, su relación duró aproximadamente dos años, hasta que el pelinegro le había dicho que sentía que su noviazgo ya no iba tan bien, que necesitaban terminar. Para la rubia fue una sorpresa total, para ella todo iba bien, ambos eran el uno para el otro, no entendía que es lo que estaba mal. Confiando en que ella era la indicada para pasar el resto de su vida con Hyunjin aceptó la separación, pensando que el pelinegro le pediría volver inmediatamente.

Sin embargo, tres meses habían pasado desde que
terminaron y Hyunjin no la había llamado ni una sola
vez, entonces Karina había puesto en marcha un planpara reconquistarlo, decidió empezar por invitar a Hyunjin a cenar, después de ponerse al día estaba
segura que terminarían regresando, pero el chico
castaño todavía desconocido para ella lo había
arruinado todo.

La rubia ni siquiera sabía que Hyunjin era gay,
cuando ella lo conoció, en la Universidad, los rumores de que el pelinegro era bisexual rodaron por
los pasillos, pero jamás lo vió con un chico por lo
que asumió que todo era falso. Ahora no sabía que
pensar.

— Sabes que desde que terminamos no he salido
con nadie, — dijó Hyunjin, — yo no estoy listo para
una nueva relación.

Karina no pudo evitar sonreír, eso para ella significa
que todavía no la había olvidado.

— ¿Entonces él…—

— Él no es nadie, — dijó Hyunjin, — créeme no te mentiría.

— ¿Entonces porque te hablo de esa forma? —indagó la rubia, todavía quería despejar completamente sus dudas.

— Mira Karina, me he disculpado contigo por el
mal rato, ya te he dicho que él no es nadie, — se
encogió de hombros, — ya no es mi asunto si tú no
me crees, además tú y yo, ya no somos una pareja —
miró su teléfono, — ahora me voy.

— No, Hyunjin! ¡espera! — pidió Karina, alarmada
ante la idea de que Hyunjin se marchara y no volviera a buscarla — te creo, vamos a comer juntos hoy, ¿qué dices?

Luego de otro momento de silencio el pelinegro
hablo.

— De acuerdo, eso estaría bien, — dijo. El mes llegó a su fin, el alquiler del pequeño piso de Jeongin y Minho se venció, por lo que ellos finalmente se estaban mudando a un departamento más grande, y en una buena zona.— Estoy muy contento Min!— exclamó Jeongin cerrando su última maleta, — finalmente nos mudamos.

— Si, — sonrió el rubio, — lo hemos hecho genial, eh?

—Sus muebles ya habían sido transladados al nuevo
departamento, por lo que ya solo tenían que llevar
sus maletas y algunas cajas.

— ¿Entonces él taxi ya nos espera?— preguntó el
castaño.

Minho asintió y caminaron juntos hasta la salida.
Cuando llegaron a su nuevo y elegante edificio el
castaño estaba maravillado, todavía no podía creer lobien que habían salido las cosas. Ambos salieron del taxi y comenzaron a bajar las cosas. El rubio tomó unas cajas,
— Espera aquí Jeongin, — dijó, — llevaré sólo esto
para poder abrir y vuelvo de inmediato por el resto.

— Yo llevaré las cosas e faltan— dijo el castaño.

— Son pensadas Innie, confía en mí, — dijo Minho lo cual fue en vano pues al entrar al edificio, el castaño lo siguió arrastrando las maletas.

— Mierda!— gruñó Minho al notar un cartelito con el mensaje"‘el elevador no funciona’", — deja eso Innie de verdad.

— No puede ser tan malo llevar estás por los escalones, — rió Jeongin arrastrando las maletas.

Minho rodó los ojos y lo dejó tratar de subir los
pesados equipajes, se apresuró a tomar nuevamente
las cajas y siguió al castaño, su departamento estaba en el cuarto piso por lo que no tardarían mucho en llegar.
— Min, creo que si pesa, — dijó el castaño a la
mitad de los escalones del primer piso, —¿Cambiamos?

El rubio rió, pero aceptó dejándole la pila de cajas, aunque eran muchas no eran tan pesadas cómo las maletas. Minho volvió a reír pues apenas y se podía ver el rostro de Jeongin detrás de las cajas.

Estaban llegando a su piso cuando alguien en tono amable se dirigió a ellos.
— Oh, permíteme ayudarte, — dijó quitando algunas cajas de la pila que Jeongin sostenía.

— Oh, muchas gra…— con el rostro descubierto y antes de que terminara su frase, el castaño se encontró cara a cara con el pelinegro.— Oh genial!— dijó Hyunjin rodando los ojos, —¿Te enamoraste tanto de mi que ahora te mudas al lado?

— ¿Vives aquí?!— preguntó el castaño frunciendo el ceño.

Minho miró su intercambio de palabras sin entender mucho. ¿cómo diablos se pudo enterar aquél chico de Jeongin y su ligero enamoramiento?

— Creo que puedes llevar las cajas tu solo, — dijó Hyunjin volviendo a colocar sobre la pila las cajas
que había tomado.

— ¡Oye no le hables así! — dijó Minho, soltando las maletas y mirando al pelinegro amenazante.

El pelinegro notó como lo defendía, entonces creyó que su oportunidad de venganza había llegado.

— ¿Sabes? deberías ponerle más atención a tu novio, la otra noche tu chico saltó sobre mivllamándome amor y todas las cosas cursis del mundo.

Minho lo miró arqueando su ceja, — ¿Mi novio? yo ni siquiera tengo novio, — dijó confundido.

El pelinegro se dió cuenta de su error, pero aún así no retiró lo dicho, — Como sea, espero que no causen muchas molestias, el edificio es un lugar pacífico, no para acosadores como aquél, — dijó mirando a Jeongin.

— Oh, tú no me acabas de llamar acosador!— el castaño soltó las cajas en el suelo, y trato de ir sobre
Hyunjin, pero este después de darle una sonrisa burlona ya estaba bajando los escalones.

— Jeongin, ¿ne puedes explicar que acaba de ocurrir?— preguntó el rubio, todavía confundido.

— Uhm, quizá la otra noche realmente me arrojé a sus brazos, — dijó Jeongin.

— ¡¿Qué tú hiciste qué!?— preguntó el rubio escandalizado, — Date prisa, — dijo abriendo el
departamento, — tendremos una larga conversación.
Jeongin se rió, había hecho mala elección de sus
palabras y ahora Minho estaba a punto de enloquecer.

Hecho un vistazo a las puertas de al lado, ¿cuál sería la de Hyunjin? estaba deseando saberlo, así podría dejar una pequeña sorpresa en su puerta, el chico no podía tratarlo de acosador y salir ileso .

Dulce delicia [hyunin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora