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—¿Ya me vas a decir a dónde vamos?-preguntó
Jeongin con curiosidad, mientras el pelinegro conducía sin darle alguna pista.

—Lo siento pastelito pero no te diré, sonrió el
pelinegro.

Jeongin rodó los ojos y tomó su celular para revisar
sus redes sociales, el pelinegro lo había sacado de la cama trás los primeros rayos del sol, apenas y había dejado que se duchara antes de pedirle que salieran, sin darle más detalles.

Al poco rato Jeongin se quedó dormido y Hyunjin
sonrió, había planeado llevar al castaño a una cabaña que tenía a las afueras de la ciudad, toda la semana había tratado de llevarlo a una cita pero había fracasado, primero lo llevó a un popular parque de atracciones, en los primeros juegos lo pasaron bien pero cuando el castaño tiró de él emocionado por ir a la montaña rusa, Hyunjin se lo pensó mejor y se negó a subir.

Cuándo planeó la cita no tomó en cuenta el pánico que aún le causaban las alturas, cuando el castaño se dió cuenta de su incomodidad le dijo que no importaba y que podían volver a casa, Hyunjin lo tomó en un abrazo mientras se disculpaba por arruinar la cita, a pesar de que Jeongin había dicho que no pasaba nada.

La segunda vez planeó llevarlo a una cena romántica, pero de nuevo las cosas salieron mal, tratando de sorprenderlo decidió cocinar el mismo.

El castaño llegó justo cuando Hyunjin estába a punto de sacar el platillo del horno, sólo para descubrir que todo estaba quemado, nuevamente Jeongin había tranquilizado pero el pelinegro se sentía culpable.

Finalmente se detuvo en la bonita cabaña, había
optado por preparar sandwiches y comprar rosquillas y café, esperaba que fuera suficiente para sobrevivir.

Salió del auto y comprobó que él lugar estuviera en
buenas condiciones, a lo lejos se podía observar un
pequeño lago, en lo personal no era tan bueno nadando, pero sólo planeaba que él y  Jeongin
sentarán en la orilla, disfrutando del paisaje y
hablando de todo y nada.

Cuando volvió al auto, el castaño se removió en
el asiento, Hyunjin aprovechó para despertarlo, Jeongin se aferró a su torso y el pelinegro lo llevó cargando al interior de la cabaña.—¿En dónde estamos?-preguntó el castaño cuando Hyunjin lo depósito en un enorme sofá.

— Es una cabaña, explicó el pelinegro, — mis
padres solían traerme algunos fines de semana, tiene un paisaje hermoso, pensé que tal vez nosotros…

— Me encanta, — interrumpió Jeongin, — esté
lugar es muy acogedor y tranquilo, es el lugar
perfecto para que hagamos el amor por primera vez.
Hyunjin abrió mucho los ojos, por supuesto que
deseaba a Jeongin pero esa no era su intención al
llevarlo ahí.

—Bebé, no…— tomó aire, — mi idea es que tengamos una cita y…

—¿No tuvimos citas toda la semana? — preguntó
el castaño.

— Fue un fracaso, -dijó Hyunjin.

—Claro que no, -dijó Jeongin, —yo la pasé muy bien
a tu lado, le tendió la mano al pelinegro para que la
tomara, — entiendo si no quieres que demos ese
paso aún pero en verdad no necesito que te comas la cabeza pensando en la cita ideal, Jinnie, así me
lleves a mi propia cafetería para mí será perfecto.

El corazón de Hyunjin latió con fuerza, por fin
sonrió, se sentó aún lado del castaño para poder
besarlo.

— De todas formas espero que te agrade esté lugar, -dijó separándose del beso, — he traído algunos bocadillos, y…—el castaño se acomodó en su regazo tratando de dar besos en su cuello, Hyunjin  jadeó-¿Estás seguro que quieres hacer esto? — preguntó mientras correspondía besando el cuello del castaño por igual.

Jeongin lo miró a los ojos y asintió, —Si quieres
que esperemos lo entiendo, pero estoy listo.

El pelinegro lo tomó nuevamente en sus brazos y
lo llevó a una pequeña habitación, — Me encantas, -
dijó mientras lo ayudaba a quitar su chaqueta de
mezclilla y su camiseta.

No les llevo mucho tiempo en desnudarse, Hyunjin
trató de ser lo más delicado posible, estaba ansioso
por tomar a aquél dulce castaño pero jamás le haría
daño.

Los dedos de Jeongin cerraron en la cabecera de
la cama, con las rodillas alrededor de las caderas de
Hyunjin, apenas apoyado contra las almohadas mientras Hyunjin empujaba en él, profunda y
lentamente.

—Mírame,— Hyunjin pidió suavemente, -Quiero ver
tus ojos cuando te vengas.

Jeongin abrió los ojos y miró a Hyunjin, el dulce
avellana mostraba lujuria. —Eres tan hermoso, —le dijó  Jeongin, su corazón latiendo en su pecho.

Su aliento atrapado en la garganta nunca se imaginó que su primera vez sería tan maravillosa.

Hyunjin lo movió suavemente y cambió el ángulo de
sus embestidas, su pene rozó el punto más sensible
de Jeongin.

— Hyunjin!— jadeó tratando de recordar cómo
respirar, mientras oleadas de placer pulsaban a
través de él.

—¿Estás bien?- Hyunjin preguntó, inclinándose para
comprobar al castaño.

—¡Sí! Bien ahí. Oh Dios, ahí mismo!- Jeongin balbuceo. -No te detengas.

Su orgasmo comenzó a cosquillear en su estómago, su erección a punto de explotar. -Estoy aquí, bebé,— Hyunjin lo calmó, cerró los dedos alrededor del pene de Jeongin agarrándolo con firmeza.

Jeongin gimió y mordió su labio desesperado por no gritar, nunca había pensado que él sería realmente escandaloso al hacer el amor.

La sincronía de los movimientos de Hyunjin nublaban su mente. Realmente lo amabas. Sus párpados se cerraron con la intensidad de los sentimientos que el acto le reveló.

—Mírame… quiero verte.— Pidió Hyunjin. Jeongin no pudo contenerse por más tiempo -Voy a venirme-, murmuró, aferrándose a los hombros de Hyunjin.

Los golpes de Hyunjin eran más rápidos. — Hazlo.
Estoy aquí, bebé.

Jeongin se aferró aún más al pelinegro mientras su
orgasmo pulsaba a través de él, salpicando chorros
calientes sobre sus torsos.

Un par de embestidas más y el pelinegro cerró los
ojos, siguiéndolo por el borde, perdiendo todo el
control mientras llenaba el interior de Jeongin.

Se miraron con sonrisas perezosas, y miradas de
amor, Hyunjin dejó un beso en la frente de Jeongin antes de salir de su interior. Se levantó de la cama para buscar una toalla y poder limpiarlos. Jeongin trató de sentarse pero sus muslos temblaban demasiado y sintió una punzada en su trasero.

—¿Estás bien?-, Preguntó Hyunjin inmediatamente
preocupado.

—Mmm,— Jeongin murmuró, tratando de moverse
de nuevo. — Bien, pero eres enorme.

Hyunjin rió en voz baja, terminó de limpiarlo y los
cubrió con una manta. — Vamos a dormir un poco,
todavía quiero que vayamos al lago. — Jeongin le sonrió mientras se abrazaba a Hyunjin para tomar la siesta.

Dulce delicia [hyunin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora