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— Hyunjin, ¿tú tienes sentimientos por ese chico? — preguntó la rubia.

El pelinegro sólo aceptó hablar unos minutos con
Karina, por lo que se encontraban en una banca cerca de la cafetería.

— ¿Porqué crees eso?— preguntó. Karina lo miró fijamente, y habló, — Bueno, esque últimamente pasas mucho tiempo con él, pero sinceramente tu mirada no es la misma que tenías cuando tú y yo salíamos, por eso estoy tranquila.

— ¿De esto querías hablarme?— preguntó Hyunjin  un poco aburrido de la misma situación.

— Bueno solo quería asegurarme, — dijó Karina, — me alegro que no sientas nada por él, porqué ese niño rompería tu corazón, yo misma le pregunté y me confirmó que no siente nada por tí, — tomó su celular para mostrarle la grabación en la qué el castaño negaba sentir algo por Hyunjin.

— ¿Para que me muestras esto?— preguntó Hyunjin
algo alterado. Entonces recordó la conversación de Minho y Jeongin cuando el castaño le contó al rubio
sobre su encuentro con Karina y admitió sus verdaderos sentimientos.

— Bueno yo sólo…

— Karina, estás cruzando la línea, incluso estás violando la privacidad de Jeongin.

— Ese no es el punto, — se defendió la rubia, — sólo quería que supieras que no le gustas.

—¿Y que si no le gustó?— preguntó Hyunjin, —¿ahora vas por la vida averiguando a quién le gusto y a quién no?

Karina se quedó en silencio y el pelinegro se puso de pie para marcharse.

— Hyunjin, espera! — pidió la rubia.

Un par de chicas adolescentes que salían de la cafetería del castaño se detuvieron sonrientes en cuanto lo vieron.

— ¡Oh, tú eres Hyunjin!, — gritó la pelinegra emocionada, — ¿podemos tener una foto contigo?
—Hyunjin sonrió, y asintió.

— ¿Nos tomas la foto?— pidió la otra chica dirigiendose a Karina. La rubia asintió un poco renuente.

Después de la foto, las chicas se dirigieron a él, — Sus pasteles son deliciosos, — le mostraron la cajita que llevaban.

— Qué bueno que les gustan, — sonrió el pelinegro, — Jeongin está enseñando.

— Ow, — exclamó la pelinegra mirando a su amiga con complicidad, — nosotras pensamos que ustedes se ven muy bien juntos, son el uno para el otro.

Karina las miró mal, Hyunjin les sonrió, — Por favor,
vuelvan pronto, estaré encantado de atenderlas yo
mismo, — las chicas soltaron un chillido de emoción y sonrieron.

[.....]

En su departamento el castaño disfrutaba horneando una nueva receta, se trataba de una tartaleta de chocolate, por supuesto con su toque único. Minho había ido al bar donde cantaba, por lo que estaba completamente solo.Después de unos minutos sonrió, su creación estaba lista, solo tenía que esperar a que se enfriara.

Se miró en el espejo y decidió que necesitaba una ducha, cómo acostumbraba, ya que estaba en casa
tan sólo se vistió con unos pantalones cortos y una
amplia sudadera.

Regreso para decorar su tartaleta con unas fresas
picadas y se dirigió al departamento frente al suyo.
Un pelinegro con el torso descubierto atendió casi de inmediato.

— ¿Jeongin?, — preguntó soñoliento.

— Uhm, yo te hice un postre, — dijo el castaño señalando su plato con un poco de timidez.

— Es un poco tarde no?— preguntó el pelinegro, con su típica actitud que sacaba al castaño de sus casillas.

— No es tarde, sólo pruébalo — el castaño entró decidido en el departamento de Hyunjin y encontró el enorme reloj que decoraba la sala.

12:30 A.M.

Diablos . Se le había pasado el tiempo volando Hyunjin sonrió al mirarlo y cerro la puerta. Después de superar su incomodidad, ambos se sentaron en el sofá, el castaño le pasó el tenedor a Hyunjin.

— Come, — insistió sonriente.

— ¿Porqué haces esto Jeongin?— preguntó el pelinegro curioso. — ¿qué te hizo cocinar un postre tan tarde?.

— Bueno, — el castaño se sonrojó, — es mi forma de agradecerte.

— ¿Por?— preguntó el pelinegro, su sonrisa ladeada haciéndose presente.

— Pues por todo, — dijó Jeongin, — anda come. Hyunjin le sonrió, — ¿Estás seguro que no tienes un
crush por mí?— preguntó burlón.

— Qué comas, dije! — exclamó el castaño llevando el tenedor a la boca del pelinegro, este lo acepto y enseguida abrió los ojos sorprendido.

— Joder, esto está delicioso!

— Es mi nueva receta, — le sonrió Jeongin satisfecho.

— ¿De verdad es nueva?— preguntó Hyunjin  mientras tomaba otro bocado.

— Sí, uhm, cuando me siento bien me gusta hacer algo especial, — dijó Jeongin

— ¿Ésto es también para una persona especial?— le preguntó.

— Ya cállate y come!— dijo Jeongin frunciendo el ceño, Hyunjin  no borró la sonrisa de su rostro.

Jeongin lo miró con satisfacción unos segundos
hasta que dijo.
— Creo que debería de volver a mi departamento,
— iba a levantarse pero Hyunjin lo detuvo alcanzando la manga de su amplia sudadera.

— Ey! no  Jeongin, tú te quedas hasta que termine mi postre, — tomó un poco más al tiempo que el castaño volvía a acomodarse.

— Bueno, tal vez puedas dejarlo para mañana, — dijó Jeongin mirando el reloj, — creo que te será imposible dormir por el dulce. Ya sabes el azúcar pone un poco animadas a las personas.

— Es cierto, — reconoció Hyunjin, — entonces prueba un poco, si yo no duermo tampoco lo harás tú, — le tendió el tenedor.

— No, — dijó Jeongin, — es tuyo, — trató de regresarlo a Hyunjin, el pelinegro insistió acercándole el tenedor, — ¡No quiero!— dijó el castaño riendo algo nervioso, en su insistencia el pelinegro se había inclinado sobre Jeongin.

— Vamos, solo un poco, — rió Hyunjin, el castaño
finalmente abrió sus labios y tomó lo que el pelinegro le ofrecía.

— ¿Contento?— preguntó Jeongin, trató de acomodarse notando que debido al movimiento su sudadera se había enroscado dejando sus muslos al descubierto, ese hecho no pasó desapercibido para el pelinegro que lo miró algo atontado.

— Creo que…— hizo el intento de salir del sofá
cuando Hyunjin lo retuvo una vez más y con gesto
decidido tomó al castaño por las mejillas para iniciar
un tierno beso.

Al principio Jeongin trató de apartarlo pero se encontró disfrutando de los labios de Hyunjin contra los suyos, dulce, entreabrió los labios para disfrutar más del contacto y el pelinegro no desaprovechó la oportunidad.

Se separaron unos segundos para tomar aire, el castaño le sonrió nervioso, pero al instante Hyunjin se recargo en el respaldo del sofá atrayendo a Jeongin a su regazo, para continuar besándose.

El pelinegro pasó las manos por el interior de la amplia sudadera sintiendo la suave piel del castaño, esté sintió un ligero escalofrío con el toque de las palmas de Hyunjin. Cuando el pelinegro estuvo a punto de sacar la sudadera por completo Jeongin reaccionó apartándose.

— Hyunjin no… tú.. Karina … nosotros…, — soltó un sin fin de pensamientos inconclusos.

— Calma Jeongin, — dijó Hyunjin tranquilizandolo,
— Discúlpame, por favor, no quiero que esto genere
incomodidad entre nosotros.

El castaño asintió, — Si, discúlpame también, — arregló su ropa, — volveré a mi departamento. Buenas noches Hyunjin.

— Buenas noches Jeongin, — asintió el pelinegro.

Dulce delicia [hyunin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora