TrastornadoNamJoon salió despavorido de aquel sitio, sin mediar una sola palabra y sin lanzarle una simple mirada al pelinegro, bajó las escaleras corriendo y fue hasta la salida, yendo con prisa hasta su auto, subió en el y sin ponerse el cinturón arrancó, buscando por todos los medios alejarse del lugar.
Iba al límite de velocidad por las calles, sufriendo cada vez que un semáforo lo hacía detenerse, sus manos temblaban y su corazón latía fuerte y desesperado- ¿Qué rayos fue eso?- seguía haciéndose la misma pregunta una y otra vez por todo el camino, su cabeza atormentándolo con el recuerdo vivo de aquel beso que le fue dado
Al llegar a su edificio, aparcó el auto en el estacionamiento y se aseguró de cerrarlo, a paso rápido fue hasta el ascensor y subió en el en cuanto llegó, pulsó el botón del piso donde se encuentra su departamento y esperó con impaciencia hasta que el elevador se detuvo en el mismo, salió con rapidez y fue hasta la puerta de su casa, puso el código y en cuanto estuvo dentro se dejó caer al suelo, cerró la puerta con un leve movimiento y luego apoyó sus manos en el piso, con su cabeza baja y la mente perdida.
Respiró hondo y despeinó sus cabellos con una mano, no entendía nada de los que había pasado, ni siquiera lograba encontrar la razón por la cual le siguió el juego a aquel extraño y desesperante sujeto, su cuerpo ardía en rabia combinada con algo más que no descifraba, y sus manos picaban por alguna razón.
Se pellizcó el puente de la nariz y luego se pasó una mano por el rostro, después de un rato alzó la vista para mirar a su alrededor, le parecía increíble haber llegado a su departamento más rápido de lo que esperaba, le costaba hacerse a la idea de que se encontraba allí en ese mismo instante, su cerebro no procesaba la información y aún se sentía metido en aquel burdel.
Sintió hambre de repente, distrayendo sus pensamientos con los sonidos de su estómago hambriento, le pareció irónico puesto que hacía muy pocas horas había estado comiendo como un animal junto a Jimin. Rodó los ojos y se puso de pie, yendo con paso pesado hasta su cocina, abriendo el refrigerador y sacando de el algunas cosas para armar un sándwich, el cual no duró mucho tiempo, pasando a estar en su estómago en cuestión de escasos minutos.
Luego de tomar un vaso de agua fría fue en dirección a su habitación, con la intención de tomar un largo baño de agua caliente y burbujas en su bañera, las ganas de dormir eran nulas y de alguna manera tenía que hacer que el sueño viniera a su cuerpo para poder caer rendido sobre su cama y no pensar en lo sucedido en el Lust Flower.
Entró al baño y puso a llenar la bañera, dejó caer jabón en líquido con olor a lavanda en el agua y luego de un rato se crearon las burbujas, cerró la llave cuando la bañera estuvo lo suficientemente llena y luego se apartó, comenzando a despojarse de su ropa con lentitud, dejándola luego en el bote de la ropa sucia.
Caminó con lentitud hasta quedar de nuevo frente a la bañera, alzó un pie y lo metió en el agua, sintiéndose satisfecho con la temperatura que había conseguido, terminó de meterse por completo y se sentó cómodamente, sintiendo su cuerpo relajarse ante el contacto con el agua tibia.
Sus ojos se cerraron por si solos, disfrutando de la divina sensación que aquel baño le proporcionaba, su mente estaba en blanco y su cuerpo completamente entregado al movimiento suave y tranquilo del agua, haciéndolo sentir en las nubes.
De manera inconsciente comenzó a tocar su propio cuerpo, dejándose llevar por las propias caricias que él mismo se daba, perdiéndose en la sensación satisfactoria y exitante que comenzaba a sentir, se pasó las manos por el cuello, los brazos, el abdomen y sus muslos, hasta que una de sus manos llegó a parar en su miembro, comenzó a moverla en un vaivén exquisito, solo pensaba en subir y bajar su mano, queriendo venirse desesperadamente; hasta que unos ojos profundamente negros aparecieron en su mente.
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Lust Flower |KookNam|
FanfictionSu llegada en aquel local había sido la clave para despertar el deseo y la curiosidad en un hombre serio, despectivo y egocéntrico. La flor de la lujuria era el mayor regalo que hasta ahora aquel hombre podía ofrecerle al mundo, pero la lista de fl...