Te BuscaréEl castaño miraba el suelo, miraba el techo, las paredes, el otro lado de la ventana, observando cómo comenzaban a caer pequeñas gotas, iniciando la lluvia pronosticada para esa noche. Veía a todos lados, menos a la persona que tenía enfrente.
- NamJoon...- escuchó la voz del pelinegro, quien comenzaba a impacientarse debido al silencio del menor- Aunque sea mírame- pidió casi en una súplica, llevaban diez minutos ahí, sin hablar, lo último que escuchó decirle fue un simple "Gracias" dirigido a la secretaria Choi, quien había entrado a la oficina a avisarle algo sobre una reunión.
El menor seguía sin mirarlo, sus ojos perdidos al otro lado de la oficina, sin intención alguna de voltear a ver al pelinegro. Sentía como si su corazón fuera a explotar, sus manos temblaban nerviosas, tenía un nudo en el estómago, y mu cabeza simplemente no mandaba señal alguna para atreverse a decir algo. JungKook asintió resignado, sabiendo que sería imposible lograr que al menos le lanzara una mirada de odio.
No quería irse así, sin intentar nada, pero NamJoon parecía reacio a hablar con él- Solo venía para saber...- cortó sus palabras, suspirando pesadamente al ver que era inútil hablar cuando el castaño no parecía siquiera prestarle atención- Entiendo, si te estoy incomodando será mejor que me vaya- se puso de pie, acomodándose el saco- Perdón por haber venido así, quería verte aunque sea una vez- se dio la vuelta, yendo hacia la puerta, convencido de que fue una mala idea el haberse atrevido siquiera a acercarse al castaño.
- No...- se detuvo al escuchar la voz ajena a sus espaldas, se giró y encontró a NamJoon de pie, sostuvo su mirada por escasos segundos antes de que el contrario volviera a desviar su mirada al suelo- No te vayas...- acabó de decir en un pequeño hilo de voz, casi inaudible a los oídos de JungKook.
El pelinegro se quedó paralizado, procesando las palabras de castaño mientras comenzaba a sentir como sus emociones se convertían nuevamente en un torbellino. El castaño estaba visiblemente nervioso, su postura tensada, como si estuviera a un paso de desmoronarse.
- ¿Por qué no me miras?- preguntó JungKook con un tono suave, intentando volver a acercarse.
NamJoon levantó la vista brevemente, sus ojos reflejaban una mezcla de miedo y tristeza, y las ojeras que intentaba ocultar de manera casi inútil resaltaba lo mal que se estaba sintiendo. Las gotas de lluvia comenzaban a golpear la ventana con un ritmo constante, como si el clima también intentara hacerles compañía en ese momento incómodo.
- No sé...- susurró, su voz quebrándose ante la vulnerabilidad que estaba a punto de mostrar- No sé qué decir. He estado pensando en lo que hablamos para darte una respuesta, y siempre que pensaba que la tenía recaía de nuevo sin saber si era o no la decisión correcta, se convirtió en un bucle sin fin. No quiero que esto se convierta en algo que me haga daño, pero tampoco sé si quiero sacarte de mi vida, y no sé qué hacer- confesó, terminando por darse la vuelta, mirando hacia la ventana mientras intentaba apartar las pocas lágrimas que lograron escaparse de sus ojos.
El pelinegro sintió su corazón palpitar dolorosamente al ver el estado de NamJoon. La distancia entre ellos parecía amplificarse con cada palabra que no decía, pero fue la fragilidad del castaño lo que verdaderamente lo afectó esta vez. Caminó hacia él, colocándose a su lado frente a la ventana. El sonido de la lluvia se volvió más intenso, el aire era sofocante y pesado, quería acercarse a él, abrazarlo, pero no el no saber cómo reaccionaría el menor lo detenía.
- NamJoon...- comenzó a hablar, su voz temblando ligeramente mientras trataba de hablarle- No he dejado de pensar en ti desde que salí de tu casa con la promesa de que irías a la mía cuando tomaras una decisión, no he vuelto a trabajar, no he salido de mi casa... He pasado horas sentado en el sofá mirado por la ventana mientras me ahogaba en alcohol, convertido en un ser miserable, patético.
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Lust Flower |KookNam|
FanficSu llegada en aquel local había sido la clave para despertar el deseo y la curiosidad en un hombre serio, despectivo y egocéntrico. La flor de la lujuria era el mayor regalo que hasta ahora aquel hombre podía ofrecerle al mundo, pero la lista de fl...