HablemosLa luz se colaba por la ventana, brillante y resplandeciente, molesta y cálida a su vez, el castaño se removió entre las sábanas, abrió los ojos con lentitud y bostezó, no había dormido mucho, no sé sentía capaz de levantarse de la cama, pero el solo tener que trabajar ya lo obligaba a hacerlo.
Se estiró como un minino, buscando terminar de despertar a su cuerpo y sentirse mejor, en ese momento los recuerdos comenzaron a invadir su mente, volteó a mirar a su derecha y se encontró con la cama vacía, por un momento creyó que había sido un sueño, pero una nota sobre la mesa de noche alejó aquel pensamiento.
"Lamento haberme ido, desafortunadamente tengo cosas que hacer, pero espero volver a verte esta noche, si tú no vienes a mí, entonces yo te buscaré. No hay escapatoria.
Jeon."
- ¿En qué momento abrí la boca y lo dejé traerme?- se sobó la cien y cerró los ojos con algo de fuerza, se estaba odiando a si mismo, no solo por haber cometido aquello que él llamaba idiotez, sino también porque por alguna razón se había decepcionado al no encontrar al pelinegro al lado derecho de su cama- ¿Y qué esperabas? ¿Que despertara junto a tí?- bufó y se insultó a si mismo, se retiró las sábanas de encima y automáticamente sus mejillas se enrojecieron; estaba desnudo, ni siquiera contaba con ropa interior. Se cubrió el rostro con sus manos y chistó los dientes, se levantó de la cama y fue con prisa hacia el cuarto de baño, no dudando en meterse a la ducha en cuanto puso un pie dentro de la habitación.
Intentó centrar sus pensamientos en el agua, aquella fría y refrescante que recorría su cuerpo, limpiando cada espacio y rincón de su cuerpo, su respiración calmada, su cuerpo relajado y sus ojos cerrados, y entre tanta paz ahí apareció, con aquellas hebras color negro, su rostro de un perfil perfecto y aquellos ojos negros, esas dos galaxias que parecían consumirlo por dentro cada vez que sus miradas se cruzaban, y su olor, aquel que sin estar presente parecía estar por todas partes, abrió los ojos con lentitud y cayó en cuenta de su realidad nuevamente.
- Esto no está funcionando- cerró la ducha y se salió de la regadera a regaña dientes, tomó su toalla y se secó el cuerpo, luego tomó la bata de baño y se la colocó, el mar humor comenzando a colarse entre sus huesos. Salió del cuarto de baño y fue directo a su armario, buscando el traje que se pondría para ir al trabajo.
Un traje color azul marino era el que ahora adornaba su cuerpo, junto a sus zapatos de vestir y el reloj que no podía faltar en su muñeca, su cabello bien peinado, listo para ir al trabajo.
Se acomodó la corbata y salió del armario, y de su habitación, yendo en dirección al comedor, encontrándose con la señora Yang sirviendo el desayuno como cada mañana, NamJoon sonrió con ternura y se acercó a la señora, haciendo notar su presencia- Buenos días, señora Yang- la saludó con aquella calidez que caracterizaba su relación.
La señora Yang sonrió con cariño, sus ojos haciéndose pequeños- Buenos días, joven NamJoon, ¿Cómo amanece?- correspondió el saludo, terminando de colocar el último plato sobre la mesa- ¿Listo para desayunar?- rió levemente en cuanto el castaño asintió repetidas veces y tomó asiento frente aquel banquete, observando los deliciosos platos que pasarían a estar en su estómago dentro de poco.
- Más que listo- sonrió contento y volvió la mirada a la señora Yang- ¿Y usted? ¿Me acompaña?- la invitó a tomar asiento, como regularmente lo hacía cada vez que veía como la mayor se quedaba a su lado a esperar que se dispusiera a comer, no como otras veces en la que parecía estar sobrecargada de tareas y rechazaba la invitación para continuar con sus labores.
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Lust Flower |KookNam|
FanfictionSu llegada en aquel local había sido la clave para despertar el deseo y la curiosidad en un hombre serio, despectivo y egocéntrico. La flor de la lujuria era el mayor regalo que hasta ahora aquel hombre podía ofrecerle al mundo, pero la lista de fl...